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Jeongguk soñó con tomar las manos de Taehyung.

No de la forma en la que lo hizo ayer, en el trabajo, y como una necesidad médica entre medio del pánico más que otra cosa, sino... románticamente.

Soñó con ellos juntos en un barco, inclinados sobre la barandilla para sentir el rocío de la brisa en sus rostros mientras la infinitud del océano se perdía en la línea del horizonte. Soñó que Taehyung tropezaba, sacudido por el vaivén de las olas. Soñó que él estaba ahí para sostenerle, sin dejar que nada malo le ocurriera.

¿Estás bien? —le preguntó, tomando sus manos con delicadeza.

Taehyung sonrió tan grande y bonito y precioso que Jeongguk podría llorar.

Estoy bien si tú estás tú a mi lado.

Jeongguk estuvo a punto de inclinarse para besarle cuando el sonido de la bocina del barco tiró el romanticismo por la borda. Era su alarma, en realidad, recordándole que tenía quince minutos para llegar al trabajo si no quería que eso de llegar tarde se le hiciera costumbre.

Rodó sobre el colchón como un tronco y, sin molestarse en abrir los ojos, lanzó una telaraña para abrir uno de los casilleros del otro lado del habitáculo, allí donde había dejado sus cosas la noche anterior antes de quedarse dormido como un bebé. Una nueva telaraña alcanzó el ruidoso teléfono y lo atrajo hasta la palma de su mano con la elegancia de una araña, presionando por fin el botón de 'posponer' en la ahora pegajosa pantalla.

No podía llegar tarde si ya estaba dentro del edificio incluso antes que cualquier recepcionista, lo que significaba que todavía le quedaban diez minutos más de sueño reparador para disfrutar a sólo unos cuantos pisos de distancia de su despacho.

Jeongguk había tenido la intención de regresar a casa anoche, pero su última patrulla nocturna le había dejado varado a sólo unas pocas calles de las oficinas, y no resultaba demasiado tentador tener que balancearse hasta el otro lado de la ciudad cuando tenía que estar de vuelta en menos de dos horas con camisa y corbata bien puestas.

Había sido Taehyung quien le mencionó las ventajas adicionales de trabajar en Ditko cuando Jeongguk lo confrontó por pasar noches enteras trabajando en proyectos, y el científico tenía razón: había vestuarios enormes, duchas bien equipadas y varias filas de literas que ocupaban el laboratorio vacío del segundo piso para que los empleados pudieran refrescarse en caso de ser necesario. Sabía que más que un favor era una manera disimulada de mantener a los empleados al 110% todo el tiempo, pero había que admitir que no estaba nada mal como plan B.

Sobre todo porque en el Daily Bugle, su sala de descanso solía ser la acera manchada con sustancias raras justo afuera del edificio.

Jeongguk se estiró como un gato en el pequeño espacio de su litera y con una telaraña robó la almohada de la cama contigua, acomodando la nueva adición debajo de su cabeza. Había escondido el traje en un lugar seguro, ya se había puesto su ropa normal como pijama, y si pasaba de arreglarse el cabello entonces podría alargar la siesta incluso unos minutos más.

Estar siempre preparado para situaciones así era una de las mejores ideas que se le había ocurrido desde que ser Spider-Man se hizo parte de su día a día. Desde aquella vez que había tenido que acabar en calzones en medio del Grand Central Terminal en plena hora pico, Jeongguk se había asegurado de guardar mudas de ropa completas en la mayoría de lugares que frecuentaba por si alguna vez aparecía con el traje puesto y tenía que quitárselo.

Dormir con pantalones de vestir y camisa no era del todo recomendable, pero ser un superhéroe con impuestos que pagar y un trabajo al que atender tampoco lo era, así que tendría que conformarse.

DNA ✧ KOOKVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora