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El enfermero paró justo enfrente de la puerta de cristal y ayudó a Yoongi a subir los pequeños escalones para poder ingresar. El área aún no contaba con rampas así que se disculpo.

Se adentraron con pasos lentos y logró volverlo a sentar en la silla de ruedas. El lugar de nuevo era todo en blanco y no había nada más que un mueble largo donde una mujer sentada estaba atrás de él.

—Hola Unji.

De inmediato se levanto de su lugar y reverenció.

—Que te trae por aquí, Jackson.

La mujer de mirar al enfermero paró en Yoongi, sus ojos color café no se despegaron de él y eso lo hizo sentirse incómodo.

—Namjoon nos manda, quería ver si es posible pasar a ver.

—Ho si, déjame preguntar.

Esperaron un par de minutos y de inmediato una mujer de cabello largo y rubio apareció, les sonrió y se acercó donde se encontraban, justo parándose enfrente de ellos.

—Yo seré quien los guíe el día de hoy ya que por el momento mi compañero no se encuentra. Mi nombre es Rose así que siéntense libres de preguntar cualquier cosa, ¿bien?.

Yoongi solo asintió y la mujer no los hizo esperar, se hizo a un lado y estiró su brazo, indicando el camino que debían seguir.

Pasaron por varios cuartos donde se detuvieron e ingresaron por lo menos un buen rato.

—Y dime, ¿cual es tu nombre?.

—Es Min Yoongi, solo que es difícil hacerlo hablar.—respondió ante la pregunta el enfermero.

—Ho entiendo, pero necesito saber que es lo que más te ha llamado la atención Yoongi y así poder hacer esto rápido.

Así que se dio cuenta, no era que lo demostrara fácilmente pero tampoco se esforzó por esconder su molestia.

—Nada, no hay nada que me llame la atención.

Rose y Jackson se miraron cansados sin saber exactamente qué hacer hasta que recordó y miro al fondo del pasillo.

—Bueno, aún no se ha actualizado el álbum y hay una opción más. Si aún así no te puedes decidir hay tiempo para seguir con el recorrido.

Se dio vuelta y de inmediato la siguieron, hasta que llegaron a otro cuarto uno más sencillo y reducido, muy diferente a los que había visto antes. Entraron y de inmediato se dio cuenta que era muy silencioso incluso, dudando que realmente había algo ahí.
Más fue su sorpresa cuando escuchó lo que parecía ser un chillido agudo, algo así como un maullido.

¿Un gato?

Ho si lo era, lo acercaron al fondo y pudo notar a un pequeño felino tras una reja de metal. Estaba sentado sobre sus patas traseras y en cuanto este se percató de su presencia lo observó.

Azules, sus ojos eran de un hermoso color azul brillante y no pudo pensar en nada más que en una piedra preciosa, así como un diamante.

Su pelaje blanco, claro como la nieve y ligeramente esponjado le hicieron querer tocarlo y...

—Quiero irme.

Su voz salió tan insípida y ansiosa que en cuanto se dio cuenta ya se encontraban saliendo.

De repente se sintió agotado y solo espero estar en su habitación para poder acostarse, dormir por un rato pero antes de poder hacerlo se vio interrumpido por el toque y abrir de la puerta.

—Yoongi.

Era su hermana.

Abrió sus ojos y se sentó recargándose en el respaldo de esta y la mujer se acercó hasta que estuvo cerca.

Ahí con un nudo en su garganta la vio, ella también lo hizo y una leve sonrisa apareció en su rostro.

—Lamentó no haber podido verte antes.

—Está bien, la idea era no hacerlo de todos modos.

Y su rostro se colocó serio. Ahí iba de nuevo.

—Deja de decir estupideces, yo y mamá ya estamos cansadas de esto.

Yoongi frunció el ceño y de pronto sintió la bilis subir por su garganta.

—No menciones a esa mujer.

—Es nuestra madre así no te guste. Ella está preocupada por ti, si solo le dieras la oport-

—¡No puedo!.—grito.

Su cabeza dolió y llevo sus manos a esta, presionándola.

Sok lo miro y frunció la boca, odiaba verlo así y joder, empuñó sus manos y desvió la mirada hacia un lado mirando cualquier cosa de la habitación.

—Olvida lo que dije.

Yoongi cerró por un momento sus ojos, respirando lento hasta calmarse y quitó las manos de su cabeza, dejándolas sobre su regazo donde tomó con fuerza las sábanas que lo tapaban de la cintura hacia abajo.

—Me dijeron que fuiste a ver algunos animales y que solo mostraste interés en el último. No les creí ya que tu odias los gatos, bueno, cualquier cosa.

—Al menos conoces algo de mi.—río a medias de forma sarcástica.

Ninguno volvió a verse.

—No tienes opción, así no te guste tienes que hacerlo.—obligo a su cuerpo a relajarse y suspiro.—No me obligues a ser la mala Yoongi, por favor.

Dicho esto último salió y la habitación se sintió fría, tan fría que su cuerpo tembló.

Volvió a recostarse envolviéndose como un capullo y obligó a su mente a callarse, odiaba esas voces, siempre tan insistentes y pesimistas, trayendo consigo recuerdos que lo orillaban a revivir momentos que no quería, que detestaba.

Porque no podía simplemente desaparecerlos.

O desaparecer el con ellos.

Joder.

Se hizo bolita, lo más que pudo, siendo el único ruido en la habitación su respiración agitada y cerró sus ojos con fuerza. Se repitió de nuevo que ella no tenia la culpa y lo lamentaba, porque por más que la quisiera simplemente no podía ceder.

Jamás los perdonaría, jamás se perdonaría.

Así Sok si lo hubiera echo y claro que la admiraba por ello, pero el no.

Porque él cargaba con parte de la culpa y su cabeza no paraba de repetirle lo egoísta que fue.

No supo en que momento pero todo a su alrededor paró y se vio sumergido en completa obscuridad, perdiéndose en un profundo sueño, deseando desde el fondo de su corazón que nunca terminara.

El gato blanco (Yoonmin).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora