El gato blanco (Yoonmin).

2

—Valla, hoy termino todo, felicidades.

No la miro, solo mantuvo su vista en algo que no fuera el rostro de esa enfermera y no era personal solo que ya estaba harto.

—Hoy también será un día ajetreado, pero cuando menos lo esperes acabará rápido.

La mujer parecía leer sus pensamientos así que no esperaba nunca una respuesta de su parte, así que solo recogió cada traste vacío colocándolo en su bandeja.

De nuevo se encontró solo y la ansiedad comenzó a aparecer, si tan solo haber ya cumplido cinco días ahí lo estaban volviendo loco no se imaginaba estar por meses enteros encerrado en un lugar igual o incluso peor.

No, así solamente le darían ganas de acabar con su vida más rápido y fue ese pensamiento el que le hizo sentir un escalofrío.

No se inmutó en cuanto sintió la presencia de uno de los médicos que solían hacerle guardia, regularmente intentaban charlar con él fracasando en cuanto no veían indicio alguno de su parte por hablar, así que al menos ese día no haría la diferencia o eso pensaba.

—He platicado con tu hermana.

Se tensó.

—No creo que seas alguien incapaz de entender la situación, pero si no muestras avances ella misma ha dado la autorización para internarte, y si, una ves dentro más allá de ayudarte decaerás o bueno... depende de cómo lo veas.—Asintió, sosteniendo su tablero donde lo veía escribir algo.—Si ayudar en ti significa seguir vivo lo mejor es que sigas así.

Yoongi lo tenía claro así que lo miró directamente percatándose de la sorpresa en su rostro al verlo hacerlo por primera ves desde que llegó al hospital.

Pero no fue la sutil amenaza de sus palabras lo que hizo que reaccionara, si no la mención misma de su hermana a la cual no había visto desde que la escuchó en cuanto despertó, así que carraspeó su garganta y sin pensar más en ello habló.

—¿Donde está?.

El doctor le mantuvo la mirada y sonrió  satisfecho.

—Vino esta mañana.

Trago saliva al sentir un nudo formarse en la boca del estómago y la culpa volver a instalarse en su cuerpo.

Todos aya afuera tienen una vida y haber arrastrado a lo único que le quedaba lo odiaba.

—¿Namjoon?.

—Así es, eso dice mi gafete.

—Quiero irme de aquí.

Hubo un breve silencio donde Yoongi no supo cómo interpretarlo, hasta que escuchó una risa que juraba era más de burla que de otra cosa.

—Perdón, pero... eso no será posible.

—¿Como?.

—Bueno, suena algo aterrador diciéndolo así. No me malinterpretes, pero tu boleto de salida está en tomar tu medicamento y empezar a considerar aceptar la decisión del psicólogo. Aunque en esto último la verdad no hay opción.

Hizo una mueca ante la sinceridad mencionada y fue difícil no poder sentirse abrumado. Claro que podía empezar con lo primero, aunque realmente no odiaba la idea tenía sus razones al negarse en un principio pero de eso a adoptar una mascota...

¡Simplemente no!.

Como alguien tan inestable estaría a cargo de la vida de un animal, sonaba
tan gracioso y estúpido, incluso pensó en que no era más que una broma en cuanto lo mencionaron.

—¿Es un chiste no?.

Y fue la repentina seriedad que vio en su rostro que lo asustó.

¿Como mierda lo haría?.

Usualmente no era una persona que temiera por cosas tan absurdas pero, en este caso ya se hablaba de él con un animal indefenso a su cuidado, ¿y si le pasaba algo?. No podía, tan solo el tratar de pensar en eso lo hizo sentir unas intensas ganas de vomitar.

—Basta. Se que no es fácil pero esta es tu última oportunidad o simplemente resígnate y accede por tu cuenta a internarte.

¿Algo realmente cambiaría?.

Al menos él tenía una respuesta a eso, y es que el desconocido tenía razón. Si él no pusiera aunque sea un poco de su parte por intentarlo nada haría la diferencia.

Y llegar a esa conclusión podía ser que lo hizo ayudarse inconscientemente. Asintió ya cansado de decir algo más y se recostó completamente en la camilla cerrando sus ojos por un momento antes de volver a ver al hombre que parecía no querer irse.

—Créeme que el paso más difícil ya lo diste, lo demás será pan comido.

A lo mejor fue la seguridad en que lo dijo que pudo callar por un momento la parte negativa en su cabeza y poder relajarse aunque fuera por lo menos un momento.

Esperaba, al menos esperaba que tuviera razón.

A la mañana siguiente no esperaron más y en seguida la mujer a cargo del área de psicología fue a verlo.

Song así se decía llamar, una mujer de tez morena y ojos azules claro, fue quien le dio una larga charla haciendo énfasis en los puntos importantes ante la decisión que tomaron en su intento de tratamiento o eso fue lo que deducía ya que en su corta vida jamás había oído hablar de ello y en cuanto mejor se lo intentarán ver no dejaba de ser una mala idea para el.

—Nosotros solo le daremos opciones, usted es quien debe de darse el tiempo de elegir.

—Entonces sólo llegó y puedo llevarme lo que sea a casa.

—No, aunque se escuche fácil no lo es.—Soltó de manera dulce sin cambiar su tono de voz en ningún momento.—Pero si quiere verlo de esa forma está bien.

No quiso llevarle la contraria aunque el deseo de hacerlo era grande.

—En un rato le traerán los folletos y algunos álbumes con fotografías de las mascotas disponibles, no es necesario que escoja de inmediato, tómese su tiempo, bien?.

Así fue, por el resto del día las cosas transcurrieron como las anteriores, incluso aunque ya él había decidido poder poner de su parte las cosas no cambiaron mucho, aún se mantenía callado a no ser que fuera necesario hablar y eso fue un punto para agregar obligatoriamente un pequeño paseo en el jardín trasero después de su comida, ¿lo odiaba?, la verdad es que no del todo, algo de aire fresco no le caería nada mal.

El hospital era enorme y el mejor capacitado de un pueblo a las afueras de Seúl por no decir el único, tenias que recorrer un camino por carretera, montañas y algo de bosque, nada que las comunidades de los alrededores no estuviesen acostumbradas.

Si bien a nadie le apetecía visitar un hospital en para Yoongi aunque fuese su mismo pensar inevitablemente ocurría.