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Sus orejas se levantaron por lo menos ya tres veces esa misma mañana, por un momento cesó pero al cabo de varios minutos volvió a escucharse el mismo y ya detestable y repetitivo sonido.

Dios que molesto.

Justo cuando se levantó del cómodo sofá donde había decidido descansar esa noche escuchó unos pasos veloces pasar de el hasta el otro extremo donde estaba.

—Mierda apágate.

Jimin dio unos cuantos pasos cauteloso acercándose, ladeó su cabeza hacia un lado mientras veía curioso como el hombre frente a él golpeaba una cosa pequeña sobre sus manos.

De ahí alzó su mirada y su nariz olfateó el aire hasta que de nuevo un olor a lavanda se apoderó de esta. Estaba seguro que no era lo que quería pero se conformó con ello.

Se alejó de nuevo cuando el humano se dejó caer en el sofá.

Yoongi cerró sus ojos, bufo molesto y cuando los abrió escuchó a su lado unas pequeñas pisadas ir y venir.

Era esa bola de pelos.

Lo miro y el felino hizo lo mismo deteniendo sus pasos. Ninguno se movió, solo se quedaron quietos en su sitio hasta que el gato empezó a acicalar su pequeño cuerpo.

Yoongi comenzó a sentir que su pecho pesaba haciendo que por un momento su respiración se volviera lenta y en su cabeza de nuevo comenzó a cubrirse con una pequeña niebla, era molesta pero ya estaba acostumbrado.

Así eran todos sus días y por un momento sintió miedo al sentir aquello despertar tan pronto, se levantó con una mirada siguiéndolo, se dirigió de nuevo al cuarto y después a la cocina donde llenó un vaso de agua y tomo varias pastillas de los frascos que había colocado ya cerrados sobre la barra.

Lo había olvidado, desde ya unos días había llegado a casa y no pudo siquiera tomar su medicina. Respiro hondo intentando ya no recriminarse sabiendo que sería en vano.

Su barriga rugió ante la falta de alimento y con flojera se adentró a la cocina a prepararse aunque sea algo, una sopa instantánea fue lo único que encontró, asintió satisfecho y eso fue lo único que comió.

Bostezo y sentado sobre la única silla de su comedor se recargó sobre la mesa recostando la parte superior de su cuerpo, su cabeza quedó de lado sobre sus manos.

Tenía sueño, mucho sueño. A pesar de haber dormido todo lo que pudo en cuanto toco el colchón de su cama su cuerpo aún no se sentía satisfecho. No quiso volver ahí, si ponía un pie de nuevo adentro, sabía no volvería a salir en quien sabe cuántos días mas.

De nuevo al alcance de su vista vio como a una velocidad sorprendente el felino atravesó parte de la sala perdiéndose entre los sillones, luego brincó subiendo a ellos para después saltar de uno a otro sin siquiera parar un poco. En un torpe movimiento el gato calló y lo único que se oyó fue un golpe seco sobre el silencio que los rondaba.

Sonrió de lado reincorporadose sobre su asiento, se levantó e inconsciente se acercó donde había desaparecido el gato. Sintió su cuerpo dar un brinco en cuanto este salió de ahí disparado, debido al susto cayó hacia atrás quedando sentado sobre el suelo.

—Ha, eso dolió.

Busco a su alrededor y no lo vio pero en cuanto quiso levantarse el felino blanco apareció. Lo vio acercarse lentamente, dudando, hasta que su nariz olfateó cerca de su pie.

—No muerdo.

Fue gracioso para Yoongi pero no para Jimin. No quiso arriesgarse, así que siguió acercándose lento hasta que su rostro estuvo lo suficiente cerca como para rozar con la prenda obscura sobre el muslo que veía su pequeña nariz. En el fondo agradeció que el humano no se moviera y en cuanto estuvo satisfecho lamió sobre sus bigotes.

Yoongi aún se mantuvo quieto, esperando que el animal por fin se alejara por su cuenta y no espantarlo, el lo entendía, sabía que era complicado que se le acercara así nada más pues en cuanto llego no había echo el esfuerzo de tener contacto, solo lo veía las veces que salía de la habitación y eso eran apenas tres.

Pero Ho sorpresa.

Mientras vagaba en sus recuerdos sintió algo en su brazo, era ese felino que con sus ojos cerrados frotaba su cabeza ahí.

No le gustaba, nunca le gustaron los animales pero ahí donde se sentía como el carajo aquel pequeño ser por un momento le hizo olvidar un momento su miserable vida.

Y Jimin no supo que pero un horrible sentimiento aprisionó su corazón, nunca había percibido tanta tristeza y eso lo impulsó a dejarle un poco de su aroma. Ese era su instinto así que en lo único que pensó fue en ello.

No era que no lo haya sentido desde un inicio porque si lo hizo pero en cuanto lo tuvo tan cerca fue como una bomba estallar ahí mismo y no.

Yoongi se dejó hacer, relajando por un momento su cuerpo, tratando de disfrutar un poco de la compañía que no sabía necesitaba. Se dio el atrevimiento de tocarlo un poco y el felino no se alejó si no que dio un pequeño saltito ahí para sentir más el toque, no se mintió a sí mismo en cuanto supo que le gustó, el pelaje bajo sus dedos en cuanto se deslizó a lo largo de su cuerpo se sentía tan suave.

—No eres tan molesto como creía.

Jimin sé sintió un poco ofendido pero prefirió ignorarlo.

Yoongi dedujo que la medicación empezó a hacer efecto pues ya no se sentía tan mal, solo era la reacción secundaria en su cuerpo haciendo reacción así que se levantó apartando al felino que parecía querer seguir con las caricias.

Yoongi pensó por un momento y hablo llamando la atención de Jimin el cual solo lo seguía atento.

—Un nombre ¿no?, ya que vivimos juntos sería ideal no tener que llamarte gato todo el tiempo.

El gato blanco (Yoonmin).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora