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—No puedo creerlo, enserio dejaste que lo viera.

Hoseok fulminó con la mirada a Rose.

—Tenía que hacerlo, además si lo hubieras visto hubieras echo lo mismo.

¿Acaso hablaban del mismo chico?, Jimin pensó que no y maulló.

—Si claro, ves hasta el gato me da la razón.

—No te enojes, sabes que no está en nuestras manos. Tarde o temprano tenia que suceder.

Ya no importaba porque al parecer el felino frente a él se iría muy pronto.
Hoseok sorbió por la nariz y sus ojos se aguadaron.

—Hable con Song,— Rose tomó la pequeña cartilla y empezó a escribir en ella.—ha dicho que tenemos la posibilidad de quedarnos con uno.

—¿Que?.

Si, ¿que?.

—Así podemos asegurarnos que al menos uno esté bien.

Jimin miro a la mujer y luego al hombre confundido, el no tenía ninguna intención de quedarse o de dejar a Jin ahí.

Dejando eso de lado lo extrañaba, solo le habían echo saber que estaba con vida pero de ahí a verlo, no.

Y como si hubiera transmitido su tristeza el hombre lo acarició, desde su cabeza hasta su lomo relajándolo.

—Ho gatito bonito ya no deben de tardar.

Jimin se reincorporó y se sentó en sus patas traseras, mirando la puerta por la que entraban y salían, olisqueó y su cola se agitó.

En cuanto vio a la otra mujer, la de pelo corto, se levantó de la mesa donde lo tenían y por fin pudo ver a Jin entre sus brazos.

¡Jin!.

Lo colocaron en el mismo sitio y de inmediato Jimin se acercó, cerro sus ojos mientras refregaba su cabeza. Ambos ronronearon y después de largos segundos donde no quisieron separarse Jin lo hizo alejarse.

Me desperté y no te vi, tenía tanto miedo de que algo te hubiera pasado Jimin.

—Yo... tú, había mucha sangre, no supe que hacer y deje que nos trajeran aquí. Lo siento.

Había sentido tanto miedo que ahora todo se sentía tan irreal.

Hiciste lo correcto, bien?, no fue tu culpa si no mía.

Rose puedes encargarte del resto iré por la transportadora.

Ambos salieron de su burbuja y miraron como la mujer de gran sonrisa los tomaba para meterlos de nuevo a la jaula donde había estado Jimin los últimos días.

Era de mañana, Yoongi tomó la maleta que le habían dejado el día anterior por la tarde y se metió al baño para cambiarse.

Al mirar por la pequeña ventana se percató que aún todo seguía obscuro, sería un día nublado pensó y con un suspiro empezó a desvestirse. Había esperado desde hace días por fin salir de ahí y ya que solo estaba a menos de una hora de su alta lo ponía intranquilo.

Simplemente siguió con lo suyo y cuando estuvo listo se miró al espejo, bueno ya no se veía tan mal como en un inicio, las ojeras habían desaparecido casi por completo y el peso que perdió al menos se disimulaba con la ropa holgada.

Salió y Namjoon lo esperaba sentado sobre su camilla.

—Tu hermana ya hizo su parte así que ya que estás listo empecemos con esta mierda de papeleo.

Yoongi solo asintió.

No mentía Namjoon con eso de que era una mierda, habían pasado al área de psicología y después tuvo que llenar miles de hojas donde se comprometía a asistir mínimo una ves cada quince días a su valoración junto con una larga charla, luego tuvieron que ir a recoger su medicamento y cuando por fin pensaba que era libre Namjoon le extendió un último documento.

—Aquí y aquí, también firma de este lado.

—¿Que es esto?.

—¿Acaso lo olvidaste?.—Dijo Namjoon mientras presionaba el puente de su nariz, estaba muy cerca de su límite debido al estrés.

—Ha. Bueno no he decidido aún.

—Lo veía venir así que tienes dos opciones. Uno, cualquier cosa que decida dirección y créeme cuando te digo que no te gustará o dos, una bola de pelos que dice miau.

Yoongi por primera ves rio ante lo ridículo que había sonado.

—La segunda.

—Bien.

Namjoon asintió y lo encaminó.

Salieron del hospital y después de un rato llegaron a donde recogerían al felino.

Al entrar de nuevo la mujer llamada Unji los recibió.

—Por favor esperen un momento. Todavía no está listo, mientras necesito explicarle los documentos que le entregaré.

Por otro lado el felino blanco no se dejaba agarrar.

No quiero irme.—gruño.

Dios, si tan solo lo entendieran.

—Te prometo que estarás bien, yo misma me encargaré de eso y tu amigo se quedará con nosotros. No le faltará nada.—estiró su mano pero fue evadida rápidamente.

Jin estaba en una esquina lamiendo una de sus patas, la bajo y miró a Jimin que saltaba por todos lados.

Jimin, deberías escuchar. Yo se que he dicho muchas tonterías pero si lo que dicen es verd-

—¿Que, nos quieren separar y tú estás de acuerdo?.

—No es así pero tú estarás mejor, mucho mejor que conmigo en las calles.

Jimin se quedó quieto y por fin lograron tomarlo.

Jin, no dejes que me lleven.—sus ojos emanaban tristeza.

No pudo.

Ignoro las intensas ganas de ir tras el y se volteo quedando de espaldas.

Era lo correcto, después de casi morir entendió que no podía protegerlo, odiaba ser débil pero así era, y si le habían regalado otra oportunidad de vivir él se encargaría de al menos tratar de que Jimin tuviera una vida decente así no fuera posible vivirla juntos.

Solo esperaba no arrepentirse y que después de pasar por tanto dolor esto los recompensara de alguna manera.

El gato blanco (Yoonmin).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora