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—¡Corre!.

Aunque sus pulmones ardían al inhalar rápidamente el aire y sus patas ya no le permitían seguir lo hizo.

Corrió lo más que pudo y aunque algo en su pecho le pedía regresar la voz a lo lejos le repetía que no se detuviera, entre jadeos logró esquivar enormes árboles mientras brincaba ramas y rocas que se interponían en su camino.

En un ágil movimiento se abalanzó sobre un enorme tronco que yacía sobre el húmedo pasto, no contaba que la bestia que también lo seguía aceleró, rodeando a su costado para poder ganarle, logrando quedar enfrente de el haciendo que se detuviera.

Fue su instinto lo que le impidió no caer ante el terror que se apoderó por segundos bloqueando su mente. Rápido como llego logro esfumarse, erizó su pelaje arqueando hacia arriba lo más que pudo su lomo y agitó la cola, pelo por pelo se levantó haciéndolo ver más grande de lo que era y desde lo más profundo de su pecho logró liberar un fuerte gruñido.

Sus ojos color zafiro, dilatados no perdieron de vista al enorme animal frente a él, siguiendo cada movimiento, viéndolo moverse de un lado a otro de manera amenazante, abriendo su hocico para mostrar sus enormes colmillos. Sacó sus garras y se afirmó bajo la madera de sus patas preparándose para defenderse en cualquier momento y copió la misma acción mostrándole también sus colmillos, bufando de manera brusca mientras sus orejas se hacían hacia atrás.

No importaba, jamás demostraría debilidad así el animal frente a él fuera tres veces más grande que el.

—¡No!.

Fue en cuestión de segundos que un felino de pelaje gris se abalanzó sobre la bestia dando inicio a una intensa pelea.

Ni siquiera lo pensó y también se unió. Flexionándose desde sus patas traseras dio un largo salto hacia adelante logrando caer muy cerca, su compañero se ancló mordiendo y enterrando sus garras sobre el lomo del animal que desesperado intentaba quitarlo de ahí.

Gruño y dio el primer zarpazo con su pata derecha e inmediatamente otra con la izquierda, sus garras lograron enterrarse entre el pelaje abriendo parte de la dura piel del hocico.

Un gutural aullido se escuchó y estaba seguro que solo era cuestión de tiempo para que llegaran más de su manada.

—¡Jin, tenemos que salir de aquí!.

Justo con un ágil brinco el felino gris  se colocó a su lado tomando como ventaja su distracción, ambos comenzando a escapar. El animal al darse cuenta, exasperado comenzó a perseguirlos, en cuestión de minutos logró alcanzarlos y de un largo salto se abalanzo por encima de ellos haciendo que rodaran entre mordidas y gruñidos.

Cayeron por una pequeña zanja golpeando y rasguñando sus cuerpos y entre respiraciones agitadas lograron poner distancia en cuanto pudieron colocarse de pie.

Jin miro a la bestia y de soslayo al felino blanco que se mantenía con la guardia alta a su lado, sabía que tenia que tomar una decisión así que tomó aire y miró con rudeza hacia enfrente, donde su oponente de nuevo se preparaba para atacar.

¡Vete Jimin!.

Sabia que era terco así que se adelantó logrando llamar la atención del animal, sin embargo en ningún momento se vio solo.

—¡No pienso hacerlo de nuevo!, ¿¡está claro!?.

Pronto el cansancio se hizo evidente, a pesar de sentir la adrenalina correr con furia por sus venas, era demasiado para soportar.

Si tan solo no se hubieran adentrado al bosque, ingenuamente pensando que ahí encontrarían algo de comida...

Era su culpa, Jin lo sabía y Jimin siendo muy apegado a él lo siguió con seguridad ante lo grandioso que sonaba.

Maldita sea, si tan solo le ocurría algo.

No, jamás lo permitiría.

Sus movimientos se volvieron lentos y en un descuido le dieron la oportunidad de contraatacar.

La bestia con su enorme pata rápidamente la metió entre ellos logrando lanzar con fuerza al felino blanco, el cual se estampó con lo duro de un árbol.

Se quedó ahí sin aliento tirado en el suelo respirando entrecortado, abrió lentamente sus ojos que se mantuvieron cerrados por el dolor logrando enfocarse y entre temblores y tambaleos intentó enderezarse pero en ese instante su cuerpo sintió un manto helado cubrirlo al escuchar un maullido de dolor.

¡Jin!.

Lo busco con la mirada y se paralizó al ver al enorme animal encima de él.

Un fuerte ruido captó su atención y fue en cuestión de segundos que el animal salió corriendo, huyendo de lo que sea se estuviera aproximando.

Sea lo que fuese Jimin ni siquiera le dio importancia, simplemente lo ignoro y se vio envuelto a la enorme necesidad de llegar a su compañero, con la poca fuerza que le quedaba logró ponerse de pie, cojeando se acercó e inmediatamente se quedó sin aliento al ver al felino gris inconsciente sobre el suelo.

No pudo moverse hasta que escucho unas ramas romperse, ese algo estaba muy cerca, demasiado de ellos.

No dudo y rápidamente giro a donde provenía el ruido, cubriendo lo más que pudo el cuerpo de Jin con el suyo. Sus orejas se hicieron hacia atrás y su pelaje se erizo volviéndose amenazante.

—¿Seguro que era por aq-

Silencio, mantuvo la mirada al humano que también lo veía al darse cuenta de su presencia. Su vista fue a un lado donde rápidamente apareció otro.

Mantuvo su postura hasta que los vio acercarse lentamente hacia ellos con las manos en alto.

—Hey—habló el más alto.—no te haremos daño.

—Hoseok, hay uno detrás creo que está muy herido.

La mujer paró y solo pudo ver con pesar al par de felinos.

—No te quedes ahí Rose, no sabemos cuanto tarden en regresar esos lobos y te aseguro que no será solamente ese gato herido aquí.

Rodó los ojos y de nuevo camino lentamente hacia ellos.

Jimin los analizó y automáticamente se relajó, Jin siempre lo regañaba ya que constantemente le decía que nunca debía confiar en ellos, que no debía ser muy ingenuo pero ahora que este estaba herido necesitaban ayuda.

Lo tomaron con sumo cuidado y se aseguró que a Jin también, y se dijo que después de que estuvieran bien podría soportar otro regaño.

El gato blanco (Yoonmin).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora