The Last She || Una historia de Las Crónicas de Narnia.
જ⁀➴ 𝐀𝐥𝐝𝐚𝐫𝐚 𝐋𝐞𝐧𝐧𝐨𝐱 𝐬𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞 𝐡𝐚 𝐯𝐢𝐯𝐢𝐝𝐨 bajo la sombra de un destino que su padre nunca reveló, y un misterio de una madre cuya identidad permanece oculta. ¿Podría esa m...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
❝𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐞𝐥 𝐟𝐮𝐞𝐠𝐨, 𝐲 𝐥𝐚 𝐥𝐥𝐮𝐯𝐢𝐚❞ ꨄ︎
Aquella mañana, Peter se levantó antes de que el sol lograra deshacerse por completo de las brumas que besaban la playa... aunque, en realidad, sería más justo decir que no había pegado un ojo en toda la noche. Las horas se habían deslizado de forma tan lenta, que podía asegurar que el tiempo estaba decidido jugar con su paciencia.
La primera luz del amanecer atravesó los vitrales altos de su aposento, y cuando aquellos rayos tocaron sus ojos —tan azules y agotados como el océano tras la tormenta—, Peter parpadeó de forma cansada.
Lo lamento...
Aun así, el Gran Rey se obligó a pensar que ese día no debía diferir de ninguno otro. Se vistió con tal calma, que contrastaba totalmente con el remolino que se encontraba en su cabeza y pensamientos.
Porque en lo más profundo de sí, o tal vez en lo más superficial pero bien oculto, lo sabía: aquel día no sería ordinario. Ellos volverían. Ella vendría.
Lo lamento...
Consciente de ello, Peter decidió —o intentó— que ese día sería uno más. Tenía que mantenerse ocupado, y así, mantener su mente ocupada.
Bajó a las cocinas antes de que el bullicio de los sirvientes llenara los pasillos, intercambiando un saludo cordial con Dolores Umbrige, quien insistía en el Rey desayunará junto a sus majestades, las Reinas.
—Mi Señor, no ha probado bocado desde ayer en el almuerzo —le recordó con tono insistente. Peter sonrió apenas.
—Hoy tengo demasiadas cosas que atender, Dolores; con lo del baile de hoy, tendré la agenda llena. No se preocupe, tomaré algo más tarde.
Pero comer le parecía un lujo innecesario cuando cada latido de su corazón se empeñaba en recordarle que en pocas horas, tendría nuevamente el placer de verla.
Decidió distraerse, o bueno, tomarle real importancia a los preparativos del baile que se celebraría más tarde.
