The Last She || Una historia de Las Crónicas de Narnia.
જ⁀➴ 𝐀𝐥𝐝𝐚𝐫𝐚 𝐋𝐞𝐧𝐧𝐨𝐱 𝐬𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞 𝐡𝐚 𝐯𝐢𝐯𝐢𝐝𝐨 bajo la sombra de un destino que su padre nunca reveló, y un misterio de una madre cuya identidad permanece oculta. ¿Podría esa m...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
❝𝐋𝐚 𝐜𝐚𝐜𝐞𝐫𝐢𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐂𝐢𝐞𝐫𝐯𝐨 𝐁𝐥𝐚𝐧𝐜𝐨❞ ꨄ︎
'Un año después de la disputa con Calormen; sur de Cair Paravel, cerca del Bosque Occidental, entrada del Gran Valle, Narnia.
¡Aslan! Vaya que sentía que había dormido por años. En ese día tan tranquilo, Aldara se había quedado dormida en la mecedora del porche de su cabaña; había tenido una de esas siestas de las que prefieres no despertar, y cuando lo haces, no sabes ni qué hora es, o cuánto tiempo es que dormiste. Y es que esa mecedora, tan suave bajo su anatomía, se tambaleaba hacia delante y atrás lentamente, acobijándola, mientras ella estaba en los brazos de Morfeo.
Era increíble lo rápido pasaba el tiempo, ya había pasado un año desde los sucesos con enanos, gigantes, Rabadash y las sombras que amenazaron con desgarrar la paz de Narnia. Pero increíblemente, en todo ese año, las cosas no podían haber sido más perfectas. Aquellos dos reyes, tres reinas, bueno, formalmente dos reinas y general, gobernaron Narnia como debían; y largo y feliz fue su reinado. Parte de su esfuerzo lo dedicaron a exterminar cualquier resto del ejército de la Bruja Blanca más allá del sur y a destruirlos, y lo cierto fue que durante mucho tiempo llegaron noticias de criaturas malvadas que acechaban en las partes más recónditas del bosque; una aparición aquí y una muerte allí, un hombre lobo que había sido vislumbrado un día y demás rumores que eran solo contados por chismosas. No obstante, al final se consiguió acabar con toda aquella horrible chusma. Dictaron leyes justas, mantuvieron la paz, evitaron que árboles buenos fueran cortados sin necesidad, y por iniciativa de Aldara, mandaron a jóvenes enanos y sátiros, fieles a su madre, a ser enviados a la escuela, darles una segunda oportunidad.
Por lo general impidieron la actuación de entrometidos y curiosos, y animaron a la gente corriente a vivir y dejar vivir.
Asimismo trabaron amistad y alianzas con países situados al otro lado del mar, mantuvieron contacto con Isabella y su padre Tisroc, que muy apenado, se disculpaba cada vez que podía por el accionar tonto de su hijo; les hicieron visitas oficiales, y también recibieron visitas oficiales de sus gobernantes, ya que Isabella, al ser tan enamoradiza, ahora estaba deslumbrada por el más joven de los reyes. ¡Y como no! Pero a Edmund, nada de eso le importaba.