Capítulo 7

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Erin:

—No tienes permitido abrir los ojos—su voz me hace cosquillas al sentir su aliento chocar contra mi nuca

—¿Falta mucho? ¿A dónde vamos?

Sus manos cubren mis ojos impidiéndome la vista. Habían pasado unos días después de la cena y que nuestra relación estuviera nuevamente intacta, como en un principio, pero..., había algo raro en mí, algo que no me permitía dormir con tranquilidad ni sentirme a gusto cada que estaba con Dmitry a solas.

También había pasado un tiempo desde la última vez que estuve en el club, desde la última vez que lo ví, no he vuelto a tomarle con el misterioso hombre de la máscara, no conocía su rostro, no sabía quién era, no sabía absolutamente nada de él, intenté sacarle algún tipo de información a Lewis pero fue en vano, no conseguí más nada que lo que ya sabía y una advertencia, Si te quiere te tendrá, y tú decides si es por las buenas o...

—No, no seas desesperada

La brisa salina golpea mi rostro, siento el aroma salado y a las pequeñas olas chocar contra la orilla.

La playa.

Uno de los lugares que más me gusta en el mundo, lo hallo relajante, tranquilo y reconfortante, es un misterio digno de cualquier curioso, es sus profundidades aguardan muchos misterios, muchos secretos; zacaos, imposible de domar, su calma es motivo de belleza y preocupación y sus tormentas despiadadas. Algo cautivante para quien sabe mirar a profundidad.

Su belleza no tiene comparación, pero sus aguas pueden ser tu perdición.

—Espero que haya un buen motivo para estar despiertos a las seis de la mañana

Refunfuño un poco molesta, después de nuestra cena, intenté contarle lo ocurrido y como las otras veces que había intentado decirle de lo sucedido, de aquello que se había convertido en un tormento y una carga pesada sobre mis hombros, alimentada con mentiras y falsas sonrisas, mis intentos habían fracasado esa no fue la excepción, no podía romper su corazón, la culpa no me dejaría dormir. Nos tomamos unas pequeñas vacaciones en una de las mejores playas del estado.

—Lista, ya puedes mirar

Sus manos abandonan mi rostro, quedo impresionada, la salida del sol reflejando cada rayo en las aguas azules y cristalinas del mar, siempre me habían gustado los amaneceres, lo veía como un símbolo de una nueva oportunidad, un nuevo comienzo.

—Es precioso

—Así como tú

Sus ojos no pierden oportunidad de demostrarme cuanto amor sienten, sus manos caen en mis mejillas antes de besarme con pasión, sus labios se mueven y los míos junto con ellos, y ahí está nuevamente, ese sentimiento, no me permite tocarlo, sentirlo como quisiera, no sin que el peso de lo que he hecho me aplaste con la culpa.

—¿Está todo bien?—separa sus labios manteniendo su agarre firme—En estos últimos días te he notado un poco rara, ¿Pasa algo?

—No, todo está bien—pongo una sonrisa sobre mis labios tratando de suavizar el ambiente—No me encuentro muy bien. Al regresar me encontraré con Annie, la hecho de menos

—O tu amiga—su expresión cambia por completo, a él no le agrada ella y el sentimiento entre ambos es recíproco—Recuerda tener cuidado, no me gustaría que más incidentes como el de la oficina sucedieran

—Se cuidarme yo solita, gracias—respondo molesta

No sé cómo había logrado enterarse de la discusión que tuve con la rubia ofrecida y ahora creía necesario poner a dos personas a cuidar de mí, eso era algo que no iba a permitir, no quiero tener a alguien invadiendo mi espacio.

PERVERSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora