Capítulo 4

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No la dejo procesar mis palabras cuando presiono mis labios contra los suyos, en beso dominante y completamente hambriento por ella, por tomarlo todo y mucho más

Logra zafarse de mi agarre y corre hacia la puerta, no tiene a donde huir, si pone un paso fuera de esta habitación mis hombres la detendrían y la regresarían dentro, donde un lobo hambriento espera por devorar a su presa. La atrapo antes de llegar a la puerta, estampo su cuerpo contra la pared evitando que mueva su cuerpo.

—Animal

Vocifera pataleteando y moviendo sus brazos intentando alejarme, intencifico más el agarre acercándola más a mí.

—Me han llamado cosas peores, quítate la ropa—ordeno

—No, no lo haré

—Si no lo haces tú, lo haré yo y debo advertirte que entre mis cualidades ser delicado no es una de ellas

—No—mueve los brazos arañando mis hombros tratando de hacerme daño

Lejos de eso lo único que causa es aumentar mi deseo por sentir sus uñas enterrarse en mi espalda mientras embisto su coño con fuerza.

La tomo del cuello y vuelvo a besarla deseoso, apretaba su cuello impidiendo que se alejara y profundizando el beso, mordía sus labios a mi gusto pasando mi lengua sobre estos para aliviar el ardor provocado cada que mis dientes mordisquean estos.

Arranqué el sujetador de un solo tirón callendo este en dos trozos por alguna parte, juraría que estaba mojada, a pesar de sus intentos por rehuir lo inevitable, no lograría escapar de mí, no saldría de aquí hasta que mi semen saliera por su coño, no falta mucho para que caigas.

Separé sus piernas con mis rodillas y hundí una de mis manos dentro de estas, para comprobar la humedad que escurría por ellas, mientras la otra aún se encontraba en su nuca impidiendo que se apartara, moví mis dedos sobre su clítoris, curvó la espaldas guiada por el éxtasis de mis manos sobre su punto sensible, haciéndome tener una vista de sus pechos, sus pezones ya erectos aclamaban en busca de atención.

Joder, esta mujer era todo un pecado andante.

—Estas mojada y deseosa por más—cerró los ojos con fuerza, intencifiqué la velocidad de mis dedos dentro de ella, lo que la hizo liberar un suspiro—¿Te gusta?

—Detente, no sigas—sus labios se entreabrieron soltando un jadeo

—Respóndeme—falta poco muñequita, un poco más y te rendirás

—Si—las palabras brotaron en un susurro que apenas logré escuchar

Has caído hechicera. Sonrió con burla en su dirección.

Me moví con ella en brazos hasta dejar su espalda sobre el cristal que da vistas a la habitación donde hace unas noches estuvo ella moviéndose solo y exclusivamente para mí, después de eso tuve que terminar masturbándome con solo la imagen de su cuerpo.

Me situé entre sus piernas y no dudó en rodear mi cintura con ambas piernas, Erin no paraba de moverse, buscando su placer al chocar nuestros cuerpos, el mío aún cubierto por la tela de mis pantalones, sus senos acapararon toda mi atención, sus pezones ya erguidos reclamaban toda mi atención y no dudé en dárselos.

Llevé mi boca hasta ellos y no dude en rodearlos con mis labios, tiré de ellos con brusquedad, mi boca se encontraba ansiosa por probarlos, disfrutaba de ese manjar sin querer desprenderme de ellos, Erin soltaba gemidos con cada lametón, no dudé en repetir la acción, saqué mi lengua, lamía, chupaba y tiraba de ellos, eran una delicia, joder, toda ella lo era.

Llevé mis manos hasta la correa de mi cinturón deshaciéndome de esta, tomé sus brazos dejándolos por encima de su cabeza, entre tanto, desabotoné mi pantalón y retiré el bóxer junto con estos.

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