Capítulo 10

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Erin:

Su beso era demandante, feroz, hambriento por llevarse todo lo que tuviera para ofrecerle y más, mucho más, sus manos vagando por mi cuerpo hacen flaquear mi cordura y nublar mis pensamientos.

Tengo el impulso de apartarme de su cuerpo pero mantiene un agarre firme contra mí, restregando su dura erección contra mi ombligo, suelto un jadeo al sentir como una de sus manos llega hasta mi coño y la presiona fuertemente contra este.

Separa sus labios de los míos y une nuestras frentes, nuestras respiraciones son erráticas, los mechones rebeldes de su oscuro cabello caen por su frente pegándose a esta debido a la pequeña capa de sudor que cubre su rostro, una de sus manos va hasta mi mentón haciéndome levantar la barbilla, nuestros ojos se encuentran.

—Esto—hace énfasis en sus palabras al presionar su mano entre la zona de mis piernas—Me pertenece a mí—demanda, lamo mis labios humedeciéndolos—Única y exclusivamente a mí, si permites que otro hombre te toque como yo lo hago, me aseguraré de que no viva para contarlo; y a tí, te follaré tan fuerte que no podrás olvidar a quien le perteneces

Joder.

Tengo una lucha interna con mis pensamientos, esto está mal, no debería pasar, la razón y el placer pelean en distintos bandos para ganar. La duda empaña mis facciones por un breve período de tiempo, el tiempo que me toma en hacer mi elección.

Rodeo con mis brazos su cuello, me tiro en un acto desesperado por volver a estar sobre sus labios, ansiosa de sentir su lengua juguetear con la mía a un ritmo desenfrenado. Sus manos viajan hasta mi culo apretándolo, me suelta una nalgada poniendo la zona enrojecida debido al impacto de su palma en mi carne, suelto un gemido que ahoga con su boca, tira de mí hacia arriba y enredo mis piernas en su cintura, me restriego contra su polla ya dura, suelta un gruñido que me hace perder la cordura, camina conmigo de vuelta a la cama, chocamos con el sofá, sin embargo, no pierde el equilibrio, continúa caminando hasta la cama, donde me deja sin el menor cuidado.

Llevo mis manos hasta los bordes de su camisa, tiro de ella hacia arriba para sacarla, recorro con mis manos cada porción descubierta de su piel, recorro con la yema de mis dedos sus hombros anchos y fuertes, mueve su pelvis de arriba a abajo simulando unas penetraciones por encima de la ropa, mis gemidos suenan por toda la habitación, así como los gruñidos que salen desde su garganta, miro la tinta que cubre grandes porciones de su cuerpo, sus tatuajes me llaman la atención, uno de sus brazos está completamente tatuado, en su espalda hay más y algunos están en zonas más alejadas de estos.

Lo tomo fuertemente de sus hombros y damos la vuelta sobre la cama quedando yo encima de él, reparto besos por su abdomen hasta llegar a la hebilla de su cinturón, estoy muy ansiosa por volver a sentirlo, nunca había sentido esta necesidad, el deseo abrasador que quema mi cuerpo esperando por ser avivado con el suyo. Desabotono su pantalón, lo bajo incluyendo el bóxer hasta sacarlo por completo de su cuerpo.

—¿Ansiosa por tenerme dentro?—siento mi boca seca, su mirada se intensifica dejándola por más tiempo en mis labios resecos

Me gustaría poder rebatir sus palabras, pero mentiría si negara y él lo sabría.

Sus ojos devoran cada centímetro de mí como un animal feroz que acecha a su presa, este lobo está hambriento.

Mira mis labios y luego la camisa que traigo puesta, mis pezones se marcan a través de la tela llamando su atención, aclamando por su boca caliente rodeándolos y dándoles del placer que tanto necesitan, y que él y solo él le sabe dar.

—Quítala—ordena sin apartar la mirada de ahí

Obedezco su orden, la dejo tirada en el suelo, el gris tormentoso se oscurece, se inclina hasta volver a devorar mis labios con su boca, mueve mi cuerpo como si de una muñeca se tratase, dejándome sentada a horcajadas sobre él, muevo mis caderas en círculos lentos sobre toda su longitud, deseosa por volver a sentir cada centímetro de él llenarme.

PERVERSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora