Capítulo 6

405 37 6
                                    

Erin:

Me había atrevido a desobedecer su clara advertencia de lo que podría pasar si volvía aquí, lo había estado pasando por alto los últimos días y esperaba contar con la suerte de que no se encontrara aquí esta noche.

Y así parecía.

Mientras bailaba me fijé en la cara de todos los presentes ahí fuera, y si bien algunos portaban máscaras, no ví la suya, no lo encontré en su puesto desde el que siempre me mira, las sombras, a veces parecía ser uno con ellas, como si cada una estuviera enterrada en lo más profundo de su ser, parecía haber salido de ellas.

Me hacía respirar con tranquilidad, sintiéndome aliviada de no contar con su presencia y teniendo la certeza de que hoy no cumpliría con su advertencia, no tenía nada que temer, ahora me iría y esto jamás habría pasado.

Me alejo de la puerta en la que me encontraba apoyada hasta hace unos minutos, no logro dar dos pasos cuando esta es abierta de golpe, su perfume me golpea con intensidad.

Está aquí.

—Erin—mi nombre en sus labios suena como un deliciosos pecado—Estás aquí, muñequita

—Por favor—sus ojos me miran a través de la máscara que cubre su rostro—Esto no tiene por qué ser así

Mis ojos comienzan a arder y hago mi mayor esfuerzo por no derramar ni una sola lágrima, comienza a caminar en mi dirección, pero no retrocedería, no le dejaría hacer de mí lo que le apeteciera, yo no le pertenezco, ni a él ni a nadie, y no voy a dejar que me manipule a su antojo.

Ved'ma—susurra cerca de mis labios, podía sentir su aliento amentolado y fresco—Has estado estupenda esta noche—sus ojos bajan al conjunto que llevaba esta noche deteniéndose por más tiempo en el escote que deja gran parte de la piel de mis pechos a la vista, me estremezco bajo su intensa mirada—Cada vez me cuesta más controlarme cuando se trata de ti

Permanezco callada, trato de mantenerme lo más firme y centrada posible, no le dejaría fácil el derrumbar mi autocontrol.

—Mis deseos por arrancarte la ropa y follarte cada vez van en aumento, y eso definitivamente tiene que remediarse—las palabras causan un cosquilleo entre mis piernas que decido ignorar

—Pues deberás saciar tus deseos con otra, porque yo no pienso permitir que lo ocurrido hace unos días se repita

Sus manos vagan desde mi cintura hasta mi espalda baja acercándome a él de un empujón que me hace poner las manos sobre su pecho firme y bien trabajado, mis nervios se encuentran a flor de piel, mi mirada chica con la suya, y no hay más que hambre, está hambriento y en estos momentos yo soy su presa.

—¿Por qué aún no lo entiendes?—lleva su mano izquierda hasta mis mejillas las cuales aprieta con fuerza—Cariño, no hay nada que tú puedas hacer para evitar que yo satisfaga mis deseos contigo, y tú—se lame el labio inferior y no pierdo detalles del acto—Me pedirás a gritos que te haga mía, cada jadeo, cada gemido, cada puto orgasmo que tengas querrás que sea yo quien lo provoque, porque créeme cuando te digo que no hay quien pueda salvarte de mí

Sus labios conectan con los míos en un beso deseoso y agresivo, nuestros labios se mueven en conjunto, suelto un pequeño jadeo cuando aprieta una de mis nalgas y aprovecha para meter su lengua dentro de mi boca, nuestras lenguas danzan una nota que solo ellas conocen, la lujuria se ve impregnada en cada uno de sus movimientos bruscos.

Camino de espaldas hasta sentir el sofá aterciopelado contra la cara interna de mis muslos, me empuja hacia él, mis tetas rebotan saliéndose un poco del sostén, me mira desde arriba tensando la mandíbula, se arrodilla frente a mí y separa mis piernas.

PERVERSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora