❞ 𝐌𝐀𝐑𝐈𝐋𝐘𝐍 💌'❞╰─── • ⁽ ᵂⁱⁿᵈ ᴮʳᵉᵃᵏᵉʳ ⁾

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"¿No le ha gustado la película? A mi sí. Pero es una pena que acabe así el monstruo."

"¿Lo siente? ¿Qué quería, que desposara a la chica?."

"Da la impresión de ser malo, pero no lo es. Le faltaba un poco de afecto. Es decir, sentirse amado, deseado, necesitado."

"Que interesante punto de vista."

──¡Ryo! ¡Ya es hora de salir!.

La jovencita de vestido tipo princesa con estampados de fresa procede a levantarse, limpia cualquier tela desigual y dejarla prodija, apaga la televisión que pasaba la película.

──¡Voy mamá!.

Es una infante, apenas llegando a los diez años de edad, tierna con sus zapatos escolares negros y sus medias blancas de encaje.

Sin embargo, lo que más destaca no es su ropa, tono de piel o sus ojos, es su distintivo cabello rizado de tono castaño que brilla con los rayos solares.

Llega a la entrada de su casa grande, ahí la esperan su padre y madre.

──Perdón, me quede viendo la película.

──Tranquila hija. ──Dice el hombre, tomándola en sus brazos.── Es fin de semana, puedes ver las películas que quieras.

──Cariño. ──Llama la mujer, algo preocupada.── Ryo es aún muy joven para ver ese tipo de películas, ¿No crees que le afecte?.

──Muchas veces no podemos tapar el sol con un dedo, querida.

──Algún día seré una actriz, ¡Voy a ser una estrella!. ──Exclama feliz la única hija de la familia.

Aquello hace reír a sus progenitores que solo le acarician cada mejilla, olvidando el tema anterior.

──De seguro que sí, sólo mi hija podría hacerlo.

Con esa última frase del padre es que la familia sube al auto estacionado en el garaje, después de haber tenido un despertar y desayuno maravilloso, el hombre de familia es quien maneja mientras que la mujer se mira constantemente al espejo de su lugar como copiloto, quitando cualquier desperfecto en su maquillaje. De mientras, la infante mece sus piernas cortas mientras mira a todos lados con entusiasmo, al ser joven tiene tanta energía que necesita expulsarla y eso lo nota su padre a pesar de estar conduciendo.

──Te veo entusiasmada, mi estrella.

──¡Me gusta mucho ir a la iglesia! Por eso el domingo es mi día favorito de la semana.

La pareja se miran amorosamente, adoraban tanto a su hija, siendo tan educada y amable con todos a su alrededor era para ambos, su mayor orgullo.

Nada podría cambiar eso.

El viaje dura unos pocos minutos, el auto familiar estaciona, el hombre baja primero acomodando su traje formal, apresura el paso y abre la puerta de copiloto donde ayuda a su esposa en bajar, todo un caballero, luego se dirige a la puerta de atrás.

──Ven, mi estrella.

La hija única extiende sus brazos para ser atrapada por su padre sin mucho esfuerzo, ella se siente bien cuando está en brazos de su padre, siente que no existe hombre más fuerte en el mundo que no sea él.

Aquella familia armoniosa camina a paso tranquilo para entrar a un edifico, cuando algunos los reconocen, siendo otras familias, son guiados a un salón de conferencias donde escucharían el sermón.

La infante escucha cada palabra.

"Dios siempre va a estar contigo, cuando sientas desesperación, incluso cuando estés en el pozo más profundo y no puedas salir. Aferrate al amor de Dios."

Cuando termina aquel pequeño evento semanal, todos se preparan para retirarse a sus hogares no sin antes despedirse del resto, la infante se distrae un poco mientras su madre habla de un tema de moda con otra señora, dirige su mirada a donde estaba su padre, hablando con otro hombre de bata blanca, a pesar de haber sido bautizada, no reconocía bien a la jerarquía que estaba al alrededor de sus creencias, pero por las caras de ambos parecía ser algo serio.

──¿Qué sucede cariño?.

──Si, has estado muy callada.

Ahora que estaba en medio de sus padres después de las despedidas y conversaciones aburridas desde su punto de vista, deja su mirada neutra a un lado para sonreír, mientras da una patada suave a una piedra que encontró en el pavimento.

──No me pasa nada, estaba pensando en Dios.

──¿De verdad? ¿Podríamos saber?. ──Insiste la mujer que toma en brazos a la pequeña, en lo que el hombre va a abrir el auto.

──Más bien sobre lo que dijo ese señor, sobre tener 'una conversación con Dios'.

──Eso es...

Pronto la mujer se calla, no responde a la pregunta de su pequeña.

Se escucha un ruido estruendoso y fuerte, es tanto que hasta la infante voltea para ver que sucedió.

La mujer grita el nombre de su marido con desesperación mientras se aferra a su hija y ésta no dice nada, tal vez por el shock del momento pero sus ojos le muestran con claridad la situación.

Un auto se estrelló contra su padre y lo arrolló de tal forma que chocaron contra un auto cercano, aquel impacto fue tan fuerte que el hombre agoniza en silencio. Líquido escarlata y el humo del vehículo se mezclan causando un olor a podredumbre que llama a la gente asomarse, viendo la situación, algunos reaccionan a la impresión y proceden a llamar a los servicios de emergencia.

La mujer llora desconsolada con su hija en brazos que solo puede mantener sus ojos sobre los muy abiertos de su padre, sin parpadeos de por medio.

La sonrisa de su padre se había desvanecido para siempre.

Luego pasan las horas, la infante se encuentra en la camilla de un hospital, le habían dicho de quedarse ahí para su revisión de que estuviera bien en lo que su madre está con su padre, dizque cuidándolo. ¿Por qué razón los adultos le mienten? Ella vio claramente el estado de su padre, era una imagen que difícilmente podría borrar de su memoria.

Escucha unos gritos, con cuidado baja y se asoma curiosa.

──¡Maldito! ¡Maldito seas! ¡Te irás al infierno por lo que has hecho!.

──L-Lo siento.

──¡¿Acaso importa tus lamentos?! ¡Acabas de dejar a una niña sin un padre! ¡Arruinaste una familia!.

──Señora, por favor, debe calmarse.

Era su madre, gritaba toda clase de insultos a un joven que no reconocía bien por la distancia, pero también estaba con vendas por su cuerpo, sin embargo, no era tan grave como lo que su padre sufrió.

Pasan las horas con más rapidez pero son tan pesadas que la infante ya no quiere seguir, ahora ve a personas como una sombra misma, sombras que tocan o dan palmadas suaves en su espalda.

"Que Dios lo tenga en su gloria."

Que ironía de la vida.

De manera tan despreocupada.

Por una pequeña tontería, un buen día puede arruinarse.

Y lastimosamente no existe una máquina del tiempo que pueda reparar lo que ya está roto por tus propias manos.

• Fin del capítulo •

Esta historia será actualizada el 1, 11 y 21 de cada mes.