Ryoko Shizuku
"De origen japonés, la joven buena"
──── Ella debe adaptarse a una nueva vida en consecuencia de su familia rota, tiene un sueño y gran ambición que desea alcanzar.
Ella quiere ser una estrella, una estrella para ser admirada.
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Miyuki Miratai es una hija nacida de una familia reconocida en el mundo social, esto porque su padre es el comisario a cargo del distrito además de ser un benefactor de fundaciones y pensiones a la iglesia de su ciudad mientras que su madre es una bella mujer que cumple el rol de una perfecta ama de casa, además de llevarse bien con todas las esposas de las demás familias que van a la iglesia. El hecho de ser querida y aceptada en su escuela es por ser hija de su padre y madre, algo tan simple que por momentos le hace querer desaparecer o cambiarse su identidad para ya no estar atada a los designios de su padre.
Vivía por años sobre esa nube oscura y gris que era su vida planeada desde el momento en que nació, incluso su padre ya tenía un trato matrimonial con otra familia importante para asegurar su futuro. Si continuaba así, debía seguir reprimiendose hasta llegar a la tumba sin haber disfrutado nada de su vida.
Todo era blanco y negro, rezaba todas las noches para que Dios le enviará una señal.
Hasta que se cumplió, Dios había escuchado sus plegarias y ella apareció.
Conocer a Ryoko Shizuku le abrió una nueva puerta de posibilades, un mundo de colores junto la inocencia que creyó perdida, además de sentir un gran amor más allá de la amistad pero sabía que Ryoko no sentía lo mismo y jamás sería así, por eso se prometió a sí misma proteger a su querida amiga de todo mal, si era posible, mantenerla en una jaula de oro con todas las comunidades.
Por eso sospechó enormemente cuando esa 'chica' alta con el uniforme de Bofurin había llegado a recoger a Ryoko como si se trataran de familia cuando no lo eran, además de que no habló por su aparente enfermedad bucal. Comenzó a investigar entrando en la noche con sigilo a la oficina de su padre, debía haber expedientes de los chicos de Bofurin, porque eran unos vándalos y vagos que siempre ocasionaban problemas.
Se aterró cuando llegó a encontrar las fichas que buscaba, descubriendo que la 'chica' de Bofurin en realidad era un chico, a sus ojos era algo simplemente asqueroso, un ser despreciable que no debía estar cerca de alguien tan pura como su amiga.
«Debo reunir las pruebas suficientes para lograr que los arresten si quiero que jamás se acerquen a Ryoko.»
Tenía tiempo para planear todo, todo sería fríamente calculado y así evitar problemas con la ley.
──Padre, ¿Puede Ryoko venir a dormir?.
Su padre que porta orgullosamente su traje de policía detiene su acción de comer para pensar la propuesta de su hija.
──¿Es aquella muchacha de la que te despediste esa vez?.
──Si padre.
──Es una chica encantadora. ──Apoya la señora de la casa──. La conocí brevemente y es más que apta para ser amiga de nuestra pequeña.
