ocho.

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advertencia: contenido sexual explícito.
sexo anal. beso negro. montando cara. tirones de pelo.

juan.

sus labios se despegaron lentamente de la erección ajena, siendo conectados a ella por una fina línea de saliva.

—¿estás listo?—preguntó el pelinegro con voz baja. sus codos apoyados firmemente sobre el suave colchón debajo de ellos para poder usarlos de soporte y mirarlo fijamente.

él bajó la mirada hacia el abdomen levemente marcado del otro, sintiéndose repentinamente nervioso.

—sí...—respondió lentamente, aún sin atreverse a mirar a blas.

—¿entonces qué estás esperando?

ignorando la sonrisa en el rostro ajeno, gateó torpemente sobre la cama con sus manos y rodillas. empujó al pelinegro por el pecho con su mano derecha para que quedara completamente acostado sobre la cama, luego pasó una de sus piernas por encima del cuerpo caliente del otro y se sentó a horcajadas sobre su pecho.

—no me hagas esperar más.—se quejó blas con clara impaciencia.

se movió otro poco, hasta que su culo quedó sobre la cara del pelinegro. sintiendo su cuerpo caliente en una clara mezcla de excitación y vergüenza, comenzó a bajar lentamente.

cuando estuvo completamente sentado, su culo cubría la boca y nariz del otro.

las manos ajenas se aferraron a sus caderas, acariciando su piel de arriba hacia abajo con cariño. el toque lo relajó enormemente, aunque todavía podía sentir el temblor en sus muslos.

un gemido bajo se le escapó cuando sintió la lengua ajena lamiendo los bordes de su agujero. las manos en sus caderas se detuvieron abruptamente en un agarre doloroso mientras el pelinegro movía su lengua experimentalmente, finalmente metiéndola dentro luego de unos largos segundos.

un escalofrío recorrió su cuerpo, obligándolo a apretar las sábanas blancas entre sus manos cerradas en puños.

el otro empujó su lengua aún más adentro, arrancando otro gemido de lo más profundo de su garganta. tiró su cabeza hacia atrás mientras se enderezaba nuevamente y abrió la boca, respirando con dificultad.

cuando el agarre en sus caderas se aflojó, comenzó a moverse sobre el rostro ajeno. sus caderas girando limpiamente. podía sentir la lengua de blas muy dentro de él, de alguna forma.

cerró los ojos con fuerza, ignorando el movimiento de manos del pelinegro. no se sorprendió cuando sintió un dedo largo dentro, moviéndose en él al mismo ritmo que la lengua contraria.

—s-si...

arqueó su espalda, sus ojos girando hacia la parte posterior de su cabeza. el placer llenando su cuerpo por completo.

el pelinegro aceleró su ritmo, golpeando su próstata con cada movimiento.

—b-blas espera.

cuando aquellas palabras salieron con dificultad de su boca, el otro finalmente se alejó. usó sus manos para agarrar sus muslos temblorosos y alejarlo.

—¿te gustó?—preguntó el más alto. su boca y mandíbula brillaban con saliva.

—mucho.—respondió rápidamente.

el pelinegro llevó una de sus manos grandes hacia su erección prominente, acariciándose con fuerza bajo su atenta mirada oscura.

[...]

por segunda vez en la noche, bajó sobre el otro para sentarse sobre su pija dura. gimió alto y fuerte cuando sintió los centímetros de blas enterrándose dentro de él.

cuando estuvo completamente sentado, las manos del otro acariciaron su espalda con suavidad. los labios ajenos besando perezosamente su cuello y hombros.

estuvo listo poco después, por lo que comenzó a saltar levemente arriba y abajo. el sonido de piel contra piel llenando la silenciosa habitación compartida.

cuando caía sobre la longitud del pelinegro, podía sentir la punta golpeando su próstata sin piedad.

—mirame.—ordenó blas.

una mano se aferró a sus cabellos, tirando de estos con fuerza. el otro usó el agarre para acercar sus rostros, siendo separados por apenas unos centímetros de distancia. podía sentir la respiración del pelinegro contra sus labios temblorosos.

—te amo.

giró sus caderas con experiencia, arrancando un gemido gutural del otro.

—y-yo también te amo.

las manos del más alto se aferraron a sus caderas para levantarlo hasta que solo la punta quedó dentro, para luego dejarlo caer con fuerza. se aferró a los hombros ajenos como si su vida dependiera de ello y escondió su rostro en el cuello del pelinegro.

el otro continuó con aquel movimiento y él siguió gimiendo muy fuerte.

y no pasó mucho para que se viniera, manchando su abdomen y el de blas con su semen caliente y espeso.

—no me aprietes tanto.—pidió el contrario con cierto tono adolorido en su voz.

el pelinegro movió sus caderas con fuerza y rapidez, cogiéndolo a través de su orgasmo. su cuerpo temblando y sufriendo escalofríos por la estimulación excesiva.

después de unos cuantos potentes empujones más, blas finalmente se vino en su interior. se sintió lleno.

ambos jadeaban con fuerza, aferrándose el uno al otro. sus respiraciones agitadas siendo lo único que se escuchaba en la habitación.

—¿tenemos que bañarnos si o si?—preguntó con un puchero tierno en sus labios.

—sí.

blas lo tumbó sobre el colchón suave y lo abrazó fuertemente por la cintura mientras besaba sus labios lentamente y con amor.

disimular ; juan x blas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora