siete.

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juan.

durante el fin de semana, él y los demás salen a recorrer la ciudad con entusiasmo. están muy emocionados por conocer más lugares del hermoso país donde se encuentran actualmente.

aunque el frío viento golpea sus rostros y mueve un poco sus cabellos, están disfrutando de su aventura grupal. el frío los obliga a aferrarse a sus abrigos de invierno y a comprar café para llevar en una linda cafetería hogareña.

el último lugar que deciden visitar luego de un largo día es un gran zoológico. santiago y francisco son los más entusiasmados por la experiencia, deseando poder ver a los animales y tal vez hasta acariciarlos.

compran sus pases en la entrada y luego de una revisión rápida por parte de la seguridad del lugar, finalmente entran al gran parque.

—¡miren que lindas!—grita francisco con clara emoción en su voz mientras apunta a las cebras.

y durante la siguiente larga hora, ríen y hablan animadamente mientras recorren el lugar. hay muchos animales y muchos de ellos pueden ser alimentados o acariciados por los visitantes.

ve con una sonrisa en su rostro como blas alimenta a los peces de un pequeño estanque. los animales acuáticos rápidamente se acercan a él para ser alimentados.

—¿me sacas una foto?—pregunta el pelinegro mientras sonríe tiernamente.

cuando todos salen del acuario, son recibidos por una zona improvisada de campo. pueden ver a unos cuantos caballos siendo acariciados por un grupo de personas y otros comiendo tranquilamente.

—¡se puede montar!

todos juntos se acercan a los tres caballos que son cuidados por un empleado del zoológico. tienen la montura colocada correctamente sobre sus dorsos y están de pie esperando pacientemente a ser montados.

por un pago extra, pueden montar a los caballos y dar una vuelta por el campo improvisado. el lugar no es muy grande y el empleado del zoológico estará en todo momento junto a ellos, por lo que es seguro.

el primero en montar uno de los caballos es esteban. tiene problemas para sentarse correctamente sobre la silla de montar y está asustado, soltando un grito y una risa nerviosa cuando el caballo se mueve un poco.

con el empleado del zoológico sosteniendo firmemente las correas del caballo, el mayor es llevado a dar un pequeño paseo sobre el animal.

los demás ríen burlonamente mientras toman fotos y vídeos del momento.

y él es el segundo en montar. es felicitado por el empleado del zoológico cuando se sube con facilidad sobre el caballo, sentándose correctamente sobre la montura.

toma las riendas del caballo con firmeza y con un movimiento aprendido, hace que el animal de unos cortos pasos.

los demás no pueden ocultar su sorpresa al verlo montar el caballo sin problema alguno.

—¿por qué no nos dijiste que sabes montar?—pregunta francisco con cierto reproche en su voz.

—¿desde cuándo sabes montar?—interroga felipe. su boca aún abierta comicamente con asombro.

—es bueno montando.—blas dice mientras lo observa del otro lado de la valla de madera. su voz sonando divertida.

el paseo en caballo es tranquilo para él. disfruta enormemente el momento, acariciando al animal con delicadeza.

sus caderas se mueven con el lento andar.

cuando vuelve con sus amigos, estos sonríen y aplauden mientras lo felicitan.

baja del caballo con la misma facilidad con la subió, acariciando al animal una última vez. se despiden del amable chico que trabaja en el zoológico y caminan de regreso a la entrada y salida del lugar.

—¿dónde aprendiste a montar un caballo así?—pregunta santiago con curiosidad.

—mi papá me enseño cuando tenía quince.—confesó. sonríe con nostalgia al recordar a su padre enseñándole a montar con un caballo negro llamado coco.—mis abuelos tienen un campo lleno de animales, solíamos ir a visitarlos en vacaciones cuando yo era más chico.

cuando entran a una cafetería cercana para merendar juntos, él y blas se ofrecen a quedarse en la fila para encargar sus pedidos.

—¿cómo la estás pasando?—pregunta al pelinegro. se acerca a él, apoyando su cabeza en uno de los hombros ajenos.

—muy bien.—responde rápidamente blas con una sonrisa.—me gustó verte montar el caballo.

—¿por qué?—pregunta con una risa.

—te veías... no sé.—blas suelta un suspiro, rodeando sus hombros con su brazo derecho.—te veías lindo.

sonríe tímidamente, sintiendo como su rostro y orejas se calientan ante el cumplido.

—y tus caderas-

—buenas tardes.—saluda educadamente la empleada de la cafetería.—¿qué van a pedir?

y luego de hacer el pedido, los dos comienzan a caminar juntos hacia la mesa donde sus amigos se encuentran charlando.

—esta noche me gustaría verte montar de nuevo...

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holaaa :D no soy muy amante de los zoológicos pero quería escribir algo así y bueno.... les va gustando la historia ?

por las dudas, aclaro que obviamente no todo el cast salió a recorrer la ciudad. solamente son los que se mencionan.

disimular ; juan x blas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora