seis.

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juan.

"¿qué querés que te haga esta noche?"

lee mentalmente el mensaje enviado por el pelinegro hace tan solo unos minutos. siente su cara y orejas calientes por la pregunta hecha.

sus ojos se apartan de la pantalla de su celular y buscan al más alto por la habitación. suspira pesadamente cuando lo ve hablar con esteban y francisco, pareciendo muy concentrado en su conversación amena.

sus dedos son rápidos para escribir una respuesta igual de interesante.

"¿qué querés hacerme?"

guarda su celular con cuidado en uno de los bolsillos de su abrigo de invierno.

a lo lejos, ve a blas ya con su propio celular en una de sus grandes manos. los otros no parecen molestarse cuando se aleja un poco de ellos para leer el mensaje.

antes de que el pelinegro pueda verlo ya viéndolo, se gira torpemente. camina hacia felipe, que se encuentra sentado en uno de los grandes sillones mientras se masajea el brazo derecho.

—¿qué te pasa, felipe?—pregunta con genuina preocupación. por la mueca que el otro hace ante sus propios movimientos, puede saber que duele.

—dormí toda la noche sobre mi brazo derecho.—responde el de cabellos castaños lisos.—ahora me duele.

se sienta junto a su amigo, ofreciéndose a ayudarlo con su problema muscular. mientras sus manos se mueven sobre el brazo ajeno, siente que su celular vibra con dos nuevos mensajes dentro de su abrigo.

—gracias por la ayuda.

le sonríe a felipe amistosamente antes de darle un golpe sin mucha fuerza sobre el brazo adolorido. el otro suelta un grito y en venganza inmediata le devuelve el golpe en una de sus piernas.

cuando el castaño de cabellos lisos es llamado por una de las maquilladoras, vuelve a quedarse nuevamente solo. aprovecha la clara oportunidad para sacar su celular del bolsillo de su abrigo y leer los nuevos mensajes del pelinegro.

"muchas cosas."

"pero me gustaría empezar con tu boquita."

sonríe de manera automática al leer el segundo mensaje recibido. trata de disimular su sonrisa tonta con una de sus manos.

"¿qué querés hacer con mi boca?"

guarda nuevamente su celular cuando el mensaje es enviado. observa al pelinegro charlar un poco más con esteban y francisco antes de otra vez alejarse de ellos para leer su último mensaje.

con sus ojos puestos sobre sus propias manos entrelazadas en su regazo, piensa en lo divertido que es ver a blas siendo un mal disimulado frente a los demás. ciertamente está sorprendido de que ninguno de sus amigos sospeche algo aún.

y aunque es divertido, debe admitir que también lo asusta un poco. el pelinegro es malo para disimular frente a los demás, y tiene suerte de que sus amigos sean lentos para unir los cabos sueltos o ciegos para ver lo que tienen prácticamente enfrente.

todavía no están preparados para contarles sobre su relación de meses. tanto él como el más alto acordaron no ser demostrativos en exceso frente a sus amigos para evitar levantar sospechas.

pero blas ciertamente no está cumpliendo con su acuerdo.

su celular vibra nuevamente en su bolsillo.

"vos sabes que quiero hacer con tu boca."

"te vas a tener que arrodillar."

muerde su labio inferior con fuerza, sintiendo aquel reconocido cosquilleo en su estomago bajo.

"me gusta arrodillarme."

su celular vuelve al bolsillo de su abrigo luego de enviar su respuesta.

humedece sus labios antes de levantar su vista para posarla sobre el pelinegro. puede ver como nuevamente se aleja de los otros dos, pero esta vez parece que tienen algo para decir.

—¿con quién hablas tanto, blas?—pregunta esteban mientras se ríe.—decile que estás hablando con nosotros ahora, que espere.

—¿no puede estar cinco minutos sin que le contestes?—la sonrisa de francisco es absolutamente burlona.—te vas a gastar los dedos así.

con una sonrisa grande, aparte sus ojos de los otros tres.

disimular ; juan x blas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora