Capítulo 13

147 13 3
                                    

A Megan no le gustaba para nada lo que sus ojos divisaban. Preferiría mil veces retirarse de aquel sitio e irse a su hotel y hacer como si nunca hubiese ido allí, a punto de hacerlo, se gira poniendo en marcha sus pies. Pero antes, TaeHyung la detuvo tomándola con firmeza  de la muñeca, deteniéndola. 

En un intento de forcejeo, se voltea queriendo reclamarle por lo que estaba haciendo, pero su mirada se detuvo al cuadrilátero cuando algo llamó su atención.

Entonces, los altavoces parecían hacerle alabanzas a quien se encontraba en el escenario, las personas a mi alrededor clamaban su nombre a coro, al levantar sus brazos el público gritó hasta que sus gargantas doliesen.

Sencillamente era...

 —¡El tigre!—Gritó el orador por el micrófono desde una torre que recién estaba notando. 

El nivel de euforia aumentó aún más cuando simuló golpear a su contrincante.

Era... él.

Un escalofrío recorrió todo el cuerpo de Megan desde los pies hasta la cabeza. Sin duda alguna, era el chico que la pelinegra había mirado a escondidas en la escuela vieja y algo deteriorada en aquel pueblo pequeño. Algo que jamás podría Megan olvidar, es su fría mirada, tan oscura que no se podía comprender lo que pasaba por su cabeza, o quizás las meras emociones que tenía.

Su respiración se cortó en el momento en el que su mirada se enfocó en el público, luego en ella. No podía creerlo, ¿acaso la había reconocido? inmediatamente volteó su mirada a otro lado, respirando profundamente. 

TaeHyung le miró extraño y como no hacerlo, si hace un momento si quiera estaba actuando así, estaba lista para marcharse del lugar. Su mano fue alejada del antebrazo de la chica y se concentraron en la ruda pelea que inicia.

Megan no sabía que el pelinegro a unos metros suyos dentro del cuadrilátero, era el boxeador más esperado y que lo demás solo fue un ensayo para calentar. No sabía que la verdadera pelea de todos los tiempos comenzaba ahora mismo con aquel campeón, pero tampoco sabía que lo que ella creía ser tan terrible no era ni una pizca, ni una mitad de lo que en realidad era.

Ni aquel lugar.

Ni el pelinegro con guantes rojos como la sangre de boxeo.

Ni las personas a su alrededor cuya personalidad le resultaba maniaca.

Ni el chico a su lado quien anteriormente le sujetaba del brazo.

Nada era lo que parecía.





...

No confíes en nadie.

Se repetía así misma luego que salió horrorizada del lugar, inhalando y exhalando. Desde pequeña había detestado ver como lastimaban a los demás, se llenaba de pánico y terror, todo se ponía peor cuando no podía hacer nada para ayudarles. Y ahora menos, ahora menos que significaba para ellos un hobbie, un deporte lleno de adrenalina y en el que se permitían así mismos alucinar bajo drogas y alcohol mientras se burlaban del otro ser golpeados.

Que ironía. Pensó.

El frío en la zona desertada aumentaba con el pasar de los segundos, recorría toda su espina dorsal apreciando como una ligera caricia se paseaba por todas sus fibras en las puntas de sus pies. Levantó su mirada al cielo por unos segundos, aquel que inalcanzablemente llenaba todos sus vacíos por las noches, ahora era él quien necesitaba de su atención, de una pequeña o la más mínima atención de su parte, como si eso le permitiera brillar con hermosas estrellas.

Suspiró nuevamente. En el mismo recinto, había una fiesta para festejar el ganador del campeonato, festejaban al llamado...tigre. Es un nombre un poco ostentoso para este tipo de cosas, se dijo así misma. Pero no se atrevería a criticar puesto que no era de ese mundo.

Mucho menos pensaba serlo. 

Se abrazó así misma, rascando el suelo lleno de tierra y piedras, mirándolo de vez en cuando y luego al cielo nublado. Una sombra detrás de ella le hizo voltear para descubrir de quien se trataba. Sus labios, en cambio, formaron una "o" porque no se esperaba tener dicha presencia en frente suyo.

Pero él ignoró su reacción y miró al cielo junto a ella, a unos cortos metros.

Iba vestido completamente de negro, no parecía tener sangre escurrida por ninguna parte, mucho menos sudor. Lo que pensó es que quizás haya tomado una ducha.

Asintió levemente, creyendo que eso había pasado. Él, por otro lado, le miró de reojo, sin decir una palabra.

 —Así que eres real. —Dijo con voz ronca. —

¿A qué se refería con ser real o no? 

Solo encogí mis hombros sin saber darle una respuesta. A lo que quizás él lo tomó como si la más baja no quisiese continuar la conversación con él y comenzó a alejarse. Megan, lo tomó del brazo y él se zafó, mirándole con un atisbo de frialdad, lo que hizo que Megan le soltara rápidamente.

  —Yo... —Titubeó.

 —No vuelvas a tocarme. —Dijo entre dientes, sonando amenazante. —

Pero Megan hizo caso omiso cuando él pretendía retirarse, ¿acaso él tenía problemas mentales? pensó, frunciendo el ceño. Igualmente, su mirada tenía algo indescriptible  que no podía lograr definir con tanta simpleza. A lo que se acercó rápidamente a él y se puso delante interponiéndose en su camino.

Pero él, él no parecía tener alguna reacción por su atrevimiento, no se conocían y apenas si se habían visto, siendo la tercera vez, ocasionalmente. Él siendo mucho más alto que ella, dio algunos pasos pareciendo que le estuviese acorralando, resultando así.

Quedando totalmente a centímetros del otro, escuchando sus ligeras respiraciones. Y Megan hecha unos nervios a flor de piel.

 —Escucha. —Dijo él. —No te conozco y no sé quien putas seas. —Hizo una corta pausa para luego continuar. — Pero ya esto no me parece un encuentro casual, así que te quiero lejos de mí y de aquí. ¿entendiste?  — Sus orbes tan frígidos y sombríos hicieron sentir a Megan totalmente pequeña a su lado, su voz... aquella voz tan gruesa y varonil, que podría hacerle tener a sus pies. —

En el momento en el que quizás, la pelinegra pudo haberle dicho algo, él se alejó tomando distancia, yéndose y dejándola sol. Respiró hondo y se llevó la mano al pecho, sosteniéndose de la pared metálica que acompañaba la estructura del edificio. Tantas emociones juntas, cargaban un peso sobre sus hombros tensos, su diminuto corazón y el oxígeno que con su cercanía él mismo cortó.

Acaso, ¿Así se sentía tener a un hombre tan cerca? 

Era tan extraño, no podía describir con totalidad acerca de como se sentía. 

Pero... se sintió placentero.




¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


AYAYAYAYYY, que encuentrito con estos dos eh.

Son una verdadera bomba explosiva.

Recuerden dejar su amor o algún comentario para así saber cuánto les gusta la historia.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 29 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

illegal | JJK.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora