El chacal de Nueva York

Capítulo IX: Ángel de la guarda.

Miércoles 12 de noviembre.
Manhattan

James Maslow estaba en el ojo del huracán gracias a las amenazas recibidas. Los periódicos tenían su fotografía en las portadas, los noticieros hablaban de él. Muchos decían que eran ajustes de cuentas, incluso algunos médiums aseguraban que estaba maldito. Una de ellas se atrevió a hablar frente a las cámaras dando un mensaje a todos los habitantes de la ciudad, Michelle Parks, conocida por acertar en cada una de predicciones sin equivocación alguna. Según ella, Nueva York sería escenario de un gran baño de sangre. Muchas vidas se perderían, personas inocentes caerían en las manos del Chacal.
Por su parte, Jessica Watson y Adam Johnson trabajaban hasta en los más mínimos detalles que tenían de las víctimas. Lo claro era que Rebecca Coleman conocía al asesino, incluso pudo saber del intento de secuestro a James. La mujer fue mutilada y torturada viva y muerta. La hipótesis principal era simple pero fundamental. Becky sirvió para demostrar que con el Chacal no se jugaba, hasta le dieron veneno para ratas y cubrieron su boca.
Por el lado de Thompson, el Chacal quería demostrar que no le gustaban los "héroes sin capas", ni siquiera le intereso lo importante que Michael fuese en el mundo de los uniformados.

- ¿Alguna pista? -Acariciando sus hombros de su novio.

- Nada que nos lleve a un sospechoso.
- Supo hacer el trabajo sucio -beso su mejilla.
- Es un experto -aseguró Jessica-. Sabe cómo asesinar sin dejar huellas.
- Y si las deja es muy astuto en ocultarlas a simple vista.
- Carlos dice que las marcas en los cuerpos podría ayudar, quizá pertenece a algún grupo.
- En Nueva York hay pocos grupos que sean admiradores o sigan la cultura celta -acarició las manos de Terry.
- Entonces es un forastero -viendo a la pareja-. Está de paso dejando el caos.
- De dónde vengo hay culturas así. En Nuevo México creen en tantas cosas, falta espacio para realizar los diferentes cultos -rio.
- Lo interesante de esto, es que cada marca está en una zona operada.
- ¿Operada?
- Olvidé decirte ese detalle, mi amor. Michael Thompson fue marcado en su pierna, hace un par de años se accidentó y casi la pierde.
- Y Becky tuvo apendicitis el año pasado.
- ¿Por qué los marca en esas zonas?
- Es lo que Jess y yo estamos tratando de descifrar.
- Los veo tensos -abrazando a Adam-. Y tú ya vienes con una carga de estrés -besó su cabeza.
- ¿Has visto a Maslow? -Buscando su rostro.
- No, por el momento seguimos sus pasos sin que se dé cuenta. ¿Por?
- Si fuera por mí, te tendría a MIL kilómetros de ese sujeto -la soltó.
- ¿Son celos los que escucho? -Con una sonrisa pícara.
- ¡No te alegres! -Se puso de pie-. Estoy preocupado.
- Y celoso -golpeando su tonificado pectoral.

- Realmente ustedes son demasiado cursis -alegó Jessica entre risas.

- Está celoso -se unió a la risa de su hermana.
- Ok, un poco.
- ¡Amo cuando te pones así! -Le robó un beso.
- Agente T, Johnson -interrumpió-. ¿Qué les he dicho?
- El personal no debe relacionarse -soltó a Terry.
- No en horas de trabajo -ruborizada.
- Exacto -alzando sus cejas.

- ¿Quién es ella? – Consultó el navy.
- Soy Samantha Lorens -le dio la mano-. Trabajo para The New York Times, no nos habíamos presentado antes.
- Adam Johnson.
- ¡Lo sé! -Emocionada- eres un navy -Terry le lanzo una mirada seria-. Un ángel de la guarda para la nación.
- ¿Cómo sabe que es navy? -Un poco molesta.
- Soy periodista -rio- mi deber es investigar.
- Claro, yo soy...
- Theresa Watson -interrumpió- lo sé.
- Samantha escribirá sobre el Chacal. Si me necesitan estaré en mi oficina. Señorita Lorens acompáñeme, por favor.
- Fue un gusto conocerlos -viendo a Adam.
Adam: igualmente.

Wesley y Lorens se perdieron en el pasillo, mientras la periodista caminaba hacia la oficina del Mayor, Terry la observaba con cierta desconfianza.

- Si las miradas asesinaran -dijo en el oído de su novia.
- Eres un navy -la imitó.
- ¿Son celos los que escucho?
- No seas payaso -le dio un golpe.
- También la odio -ambos la miraron-. No confió en ella, sabe demasiado para ser una simple periodista.
- Eso estaba pensando -cruzándose de brazos.
Adam: desconfían de la periodista, pero no de Corey.
- Corey tiene clase y años de experiencia. Esa no -el teléfono de Terry sonó.
- Es James -viendo la pantalla.
- ¡Estupendo! -Molesto-. Contesta, por favor.
- Hola -viendo a su novio- si, por supuesto. Ok, en 30 minutos estaré ahí. Nos vemos -corto.
- ¿Tienes una cita? -Entre dientes.
- Algo así.
- ¡Joder! -Gruño.
- ¿Celos? -Adam puso los ojos en blanco-. Estoy haciendo mi trabajo, no te alteres... Navy -imitando nuevamente a Samantha.

- Que chistosa -la acercó a su cuerpo.

- No en horario de trabajo, dijo Wesley.

- Me importa un carajo -la besó.

La relación de Terry y A.J era pasional, por supuesto tenían sus momentos de ternura y demasiado apoyo mutuo, pero la atracción sexual y la química entre ellos, no se podía negar.

La joven dejó la base del FBI, camino hacia la estación del metro cercana para llegar hasta el centro de Nueva York, ahí se encontraría con James Maslow a la salida del mismo gimnasio en donde cayó de los patines la vez anterior.
Al fin estaría con James de cerca, ya no tendrían que esconderse en el auto y vigilarlo desde lejos. Lo divisó entre la multitud, se veía tenso, demasiado nervioso para ser real. La agente respiro profundo y se acercó.

- ¡Hey!
- Creí que no vendrías.
- Creí que no llamarías -rio.
- Pues -metiendo sus manos en los bolsillos del pantalón- te debía un café, ¿no?
- Sí -sonrió- un café y un beso.
- ¿Un beso? -Sonrojado.
- ¿Prefieres saludarme con un apretón de mano?
- Ohh, claro -riendo- un beso. Siendo así, ¿qué tal? -besó su mejilla.
- Muy bien.
- ¿Nos vamos? -Ofreciéndole su brazo.
- Vamos.

En medio del gentío existente en la Gran Manzana, James y Terry caminaron en dirección al café cercano, ahí James miro hacia todos lados antes de entrar. La joven agente notó su nerviosismo, era obvio que estaba asustado. No le extrañaría ver un par de guardaespaldas cerca del lugar.

- Te noto nervioso -sentándose.
- Un poco.
- ¿Es por el Chacal?
- Tal vez no fue buena idea vernos hoy.
- Lo siento, que poco tacto. He visto las noticias y leído algunos periódicos. Imagino cómo has de sentirte -trato de sonar empática-. Si un loco estuviese persiguiéndome, estaría igual.
- Las amenazas no cesan.
- ¿Por qué te busca? ¿Qué hiciste?
- No tengo ni puta idea de por qué demonios está pasando esto.
- Quizá, es alguien de tu pasado o tuviste algún problema...
- Trato de hacer memoria, no encuentro nada. Y ahora amenazan a alguien cercano. ¡Ni siquiera sé a quién! -Reclamó.
- Que mal, lamento mucho por lo que estas pasando.
- Por eso digo que tal vez no fue buena idea esto. Supongo que necesitaba hablar con alguien externo.
- Entiendo, a veces hace bien hablar con personas que no nos conocen.
- Iré a encargar nuestros cafés. ¿Algo en especial?
- Ordena por mí.
- Seguro -le cerró un ojo.

Terry y Adam en multimedia. Cuídense y muchas gracias por leer!