Capítulo XIII: El asesino perfecto.

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- No quiero beber café, Samantha. Quiero saber que está pasando.

- Bien –camino hacia la puerta- de todas formas toma asiento –cerró la puerta.

- ¿Por qué enviaste ese mensaje?

- Soy buena averiguando de personas.

- Sé clara.

- Cuando Wesley me designó al grupo, los investigué a todos.

- ¿Por qué hiciste eso? Es enfermo –confundida.

- No, quería saber con quienes trabajaría.

- No te bastaba con saber que somos agentes encubiertos del FBI.

- Wesley y tu noviecito trabajan para la CIA.

- Dime de una vez, ¿qué sabes de Adam?

- Sé que es un navy seal, ha estado en diferentes misiones que ponen en peligro su vida y su abuelo perteneció a los marines. De hecho, fue uno de los más jóvenes que sobrevivió al atentado en Pearl Harbor, Cameron Johnson –enseñándole una foto- 17 años. De ahí su pasión por cuidar el mundo, supongo –en tono sarcástico.

- Eso ya lo sabía -se mofó.

- ¿También sabías que su padre fue compañero de universidad de Mike Maslow?

- El padre de Adam es médico.

- Esa fue su segunda opción –sacó un informe de su cajón- Daniel Johnson fue a la universidad de Nueva York, ahí estudió arquitectura por un año. Fue compañero de clase de Mike Maslow y Jeff Henderson –le entregé el informe- y compañero de baloncesto de Antonio Ortiz –sonrió.

- Es imposible, la familia de Adam siempre ha vivido en Nuevo México.

- Su padre estuvo afuera sólo un año. Según su expediente, Daniel tuvo muchos problemas con el trío dinámico. Trío del que uno sigue vivo.

- Estás insinuando que Adam mató a Antonio Ortiz y Jeff Henderson por vengar a su padre de una tonta pelea universitaria –reclamó-. Tú si estás bien loca, además, Henderson murió hace unos años.

- Piensa lo que quieras, pero recuerda, Adam es un navy seal y trabaja para el gobierno. Es un asesino a paga, un sicario honorable.

- No debería seguir escuchando estas tonterías –se levantó.

- Tal vez sean tonterías –imitándola- no obstante, recuerda lo que Wesley dice –arqueo sus cejas- no confíes en nadie.

- ¿Por eso enviaste el mensaje?

- Si.

- Y lo enviaste justo cuando los Ortiz murieron. Que oportuna, como si estuvieras ahí.

- Fue coincidencia –nerviosa.

- Coincidencia o tratas de culpar a mi novio para proteger la identidad de alguien.

- ¿Crees que se quien es el chacal de Nueva York? -Molesta.

-Mucho cuidado, culpar a un navy te puede salir caro.

- ¿Me estás amenazando?

- Mira, lo único que sé, es que trabajas para el periódico más famoso del estado. No todas las noticias son reales y eres una civil que sabe muy bien cómo espiar a la CIA y el FBI.

- Al menos no soy una asesina como tu novio.

La agente no lo soporto más, no podía tolerar lo que esa mujer decía. Sin pensarlo le dio una bofetada. Una bofetada tan fuerte que dejó su mano marcada en la blanca piel de la periodista.

El chacal de Nueva YorkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora