Capítulo II: Let's play.

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8 de noviembre, 8:00 am.
Casa Watson, Brooklyn.

Las hermanas Theresa y Jessica Watson vivían hace más de cinco años en Brooklyn. Oriundas de Denver ambas fueron aceptadas para trabajar como agentes en una de las bases del FBI ubicada en Manhattan, algo que por supuesto sus padres no sabían.
Jessica o Jess como prefería ser llamada por sus cercanos, en su vida cotidiana era una de las mejores forenses del lugar, no obstante, todos en casa creían que trabajaba como enfermera en el Lutheran Medical Center, lugar ubicado a unas calles de su residencia. Por otra parte, Terry Watson, era una de las agentes que trabajaba directamente con las víctimas ya fuera de una forma secreta o no. Al ojo de sus padres, Theresa trabajaba medio tiempo en Sunset Park Library y estudiaba medicina siguiendo los pasos de su hermana... aunque los únicos pasos que siguió fue ingresar al FBI.
Jessica estaba iniciando su primer día libre después de una semana de arduo trabajo, por lo que apagó su teléfono celular para disfrutar de su encuentro con Morfeo. El único medio de contacto con el mundo realera a través de su hermana.
El celular de Terry sonó tres veces, llamada tras llamada mientras peleaba consigo misma para despertar. Hurgó sus ojos, tomó el teléfono y vio la pantalla.

- Ay no, ¡Jess!

Se sentó en la cama mientras buscaba las pantuflas con sus pies, alcanzó su bata y camino a la habitación continua.

- ¡Jess! -Moviéndola-. ¡Jess, despierta!
- Mamá no quiero ir a clases de danza -alegó dormida-. Cinco minutos más, por favor -dejando la almohada sobre su cara.
-¡Jessica! -Le quitó la almohada.
- ¿Terry? -Confundida-. ¿Qué pasa? -Sentándose sobre la cama.
- Schmidt llamó, no alcancé a contestar. Dejó un mensaje de voz.
- Reprodúcelo -bostezando.

La voz de Kendall Schmidt, quien también era un agente del FBI y experto en armas, se hacía presente para entregarles un mensaje importante. Un cuerpo fue encontrado cerca del río Hudson en el Puente de Brooklyn. Lo identificaron como Michael Thompson hijo de un capitán muy amigo de su jefe, el Mayor Timothy Wesley.
Kendall, además de pedirles una disculpa a las chicas por despertarlas, les exigía que se presentaran en la base de inmediato.

- ¡Estupendo! -Se quejó-. Era mi día libre.

En menos de 20 minutos estaban saliendo de su departamento ubicado en 4th Ave con 51 St. Jess compró un café, no había tiempo de preparar uno en casa. Debía manejar 21 kilómetros a la velocidad de la luz, por lo general su recorrido duraba 40 minutos aproximados, esta vez tendría que llegar si o si en 15. Algo que le parecía casi imposible por el tráfico horrible de la ciudad y el puente.
Ya podía sentir el nerviosismo, sus largos y delgados dedos comenzaban a sudar al mismo tiempo que sus ojos marrones se cerraban. Había dormido muy poco la noche anterior, pasó gran parte de ésta leyendo una crónica del siglo XVIII.

- Dejarás la lectura de trasnoche.

- Se supone que hoy tendría libre -viendo sus pronunciadas ojeras en el espejo.

Jessica aparcó su volvo negro en el estacionamiento subterráneo. Bajaron de este y fueron directo hacia el elevador marcando el piso 15. Salieron de él y caminaron por un pasillo mientras saludaban a algunas personas, así hasta entrar a una sala en donde las esperaba Kendall Schmidt con su rubia cabellera bien peinada y esos ojos verdes inyectados en energía.

- ¡Buenos días! -Animado.
- ¿Cómo es que siempre estás animado y bien peinado? -Bufó-. Buenos días, espero que sea algo serio o volveré a mi cama -advirtió Jessica.
- Tenemos un caso.
- Hola a todos -entró un agente con rasgos latinos y una laptop entre los brazos.
- ¿Carlos? -Sonrió una amable Terry-. ¿ Es una reunión?
- Estaba a punto de ir al gimnasio cuando el rubio llamó -todos lo miraron.
- ¡Sigo órdenes! -Defendiéndose.
- Ya habla -le dio otro trago a su café.
- Vean la pantalla -obedecieron- este es Michael Thompson, anoche se fue de parranda con sus amigos y novia. Y, lo único que ganó fue la muerte.
- ¿Qué le pasó exactamente? -Pregunto Jessica.
- Supuestamente sufrió una sobredosis de heroína.
- Supuestamente -repitió Carlos.
- Eso es lo que Jess nos confirmará. Hasta el momento sabemos que lo encontraron cerca del Puente de Brooklyn.
- Continua, necesito los detalles y el cuerpo para confirmar algo.
- El 6 de noviembre pasado a la salida de Port Richmond billiards and bar intentaron secuestrar a Logan Henderson -su foto apreció en la pantalla- y James Maslow.
- Son lindos -bromeo Terry.
- E importantes -interrumpió el hacker de ascendencia latina-. Sus padres son dueños de una de las empresas constructoras más importante de la ciudad. Mike Maslow es popular en el mundo de la economía, incluso en la política.
- No entiendo cual es la relación entre estos chicos y la víctima-
- Eso lo responderé con gusto, Jessica.

El chacal de Nueva YorkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora