Habían pasado más o menos cinco días desde que tuve esa "reunión" con Valentín, hoy era jueves y estaba en mi trabajo, como todos los jueves, aún no le había dicho a mi jefe sobre el permiso, porque durante estos días se puso más pesado y me espanté un poco ya que el normalmente no es así.
Ya le había comentado a Nicole de todo este tema, y ella me presionaba para que le dijera a mi jefe, Mauricio, de este permiso, pero aún no veía la oportunidad, para hacerlo.
Estaba conversando con Nicole y ella me seguía presionando.
─ Oye, Isabel esto es cosa seria, tienes que decirle, te vas más o menos en 2 días, ya hasta tienes las maletas listas yo creo. ─
─ Si, yo sé Nico, pero es que últimamente lo veo muy estresado, y creo que si le digo me va a terminar echando. ─
De repente siento unos pasos, y una presencia detrás mío, estoy segurísima de que era mi jefe y no me equivoqué.
─ ¿De que hablan, chiquillas? ─ Preguntó.
─ Estábamos hablando de que... ─ Nicole se tomó unos segundos para hablar. ─ Isabel tiene que consultarle algo. ─ Finalizó con una sonrisa maliciosa.
La mire mal, me tiró el muerto, lo dijo sin ningún tipo de tacto, volví a mirar a mi jefe cuando este habló
─ ¿Dime qué necesitas Isabel? ─ Me preguntó, mi jefe, Mauricio, con curiosidad.
─ Bueno con su permiso, voy a trabajar. ─ Dijo Nicole y nos dejó solos.
─ Este, es que...─ me tomé una pausa. ─ Me salió una oportunidad para cumplir con mi sueño del que tanto le he hablado, y tengo que viajar a Santiago y quedarme allá durante varias semanas, entonces no se si podré seguir trabajando acá. ─
—Oh, ¿entiendo estás renunciando o estás pidiendo un tipo de licencia?
—Estoy pidiendo una licencia, aún no se si me irá bien y no es como que inmediatamente vaya a sacar un álbum, se necesita tiempo, espero que este tiempo sin trabajar aquí no me haga quedar mal con usted, yo lo aprecio mucho, usted me acogió aquí y me enseñó básicamente todo lo que sé. ─
Mauricio me sonrió con ternura y me dijo. ─ Tranquila Isabel, lo entiendo, es más, estoy feliz de que una chica como tu esté cumpliendo poco a poco su sueño, yo tambien te tengo aprecio, y siempre tendrás las puertas abiertas para cuando quieras volver. ─ Me dió un apretón de hombro con una mano y me sonrió.
─ ¿Cuando te vas? ─ Pregunto con curiosidad.
─ En dos días. ─ Respondí, y el hizo una expresión de sorpresa.
─ Casi te vas sin decirme. ─ Dijo riéndose.
─ Si, perdón. ─ Dije avergonzada.
─ No te preocupes Isa, espero que te vaya bien en Santiago, si quieres puedes trabajar hasta hoy nada más, para que descanses a la hora del viaje. ─ Ofreció.
─ No, no me gustaría aprovecharme de su amabilidad así. ─ Dije.
─ Isabel, no es que te aproveches, si te lo estoy ofreciendo es por algo, es un poco agotador viajar por dos horas, además es para que pases tiempo con tu familia antes de viajar. ─ Dijo seriamente.
─ Bueno tiene razón, muchas gracias. ─ Le sonreí.
Después me acordé de algo. ─ ¿Pero no me va a descontar ese día de trabajo cierto? ─ Pregunté con preocupación.
El nego con la cabeza divertido, ante mi pánico por eso. ─ Solo por esta vez no, no lo haré. ─
─ Ayyy, muchas gracias jefe Mauricio. ─ Sonreí mucho hasta que me dolieron un poco las mejillas