Isabel:
Han pasado varias semanas desde ese momento tan inesperado que compartí con Gustavo, desde entonces, no han sucedido más acercamientos así entre nosotros, bueno, eso sin contar sus típicos y constantes coqueteos, pero eso ya es normal y muy propio de él, pero obviamente después de ese momento y ese beso, todo se siente algo tenso, pero no incómodo, para mí ese momento marcó un antes y un después en nuestra forma de relacionarnos, incentivo mis sentimientos a él, me parece.
Todavía me siento algo culpable por esos sentimientos tan confusos y complejos que tengo, pero disfruto tanto cuando estoy junto a él, simplemente no se cómo ponerle un alto a todo eso.
Nos hemos estado acercando y conociendo aún más, hemos conectado muy bien, aunque bueno, desde el principio tuvimos una buena conexión, pero ahora que tenemos más tiempo de conocernos, nuestra relación se ha profundizado aún más y descubrimos nuevas capas de compatibilidad y entendimiento mutuo.
Tenemos gustos musicales muy similares, y si yo no conozco a un artista que a él le gusta, me lo muestra y lo escuchamos juntos, yo creo que coincidimos en ese sentido porque yo tengo gustos musicales bastante diversos, es decir, soy más versátil en ese sentido, porque claramente hay cosas que a mí me gustan mucho y a él no le llaman la atención.
También compartimos la pasión por las cosas artísticas, sobre todo lo que es el ámbito musical.
Yo nunca había tenido una conexión así con una persona, una conexión tan instantánea e inmediata, es como si lo conociera desde siempre, de otra vida, por decirlo metafóricamente, y mis sentimientos hacía él aumentan cada vez que mira, me toma de la mano y la acaricia o cuando simplemente me sonríe, son sensaciones muy intensas las que él provoca en mí.
Cuando estoy con él a veces ni siquiera es necesario hablar, solo con roces, y risitas nerviosas, provenientes de mí, bastan para hacerme sentir segura, cómoda y en casa, todo lo demás parece ser irrelevante, por el hecho de estar a su lado.
Como siempre, me encontraba en mi pieza, mientras miraba el techo, mientras pensaba muchas cosas, o más bien, sobre pensaba, cosa que siempre hago y gracias a ello se siembran las dudas en mi mente.
Sacudí mi cabeza, para intentar evitar malos pensamientos, y me paré de la cama, para empezar con la rutina.
Me dirigí al baño, me duche y cuando termine, empezé a vestirme sin más, luego me cepille los dientes, me peine y me hice un maquillaje ligero.
Baje a desayunar, está vez, él que estaba en la cocina preparando de comer era Martín, la Pascal salió más temprano porque tenía turno mañana en el trabajo, ella me explico que cambiaba de turno cada dos semanas.
Me acerqué silenciosamente detrás de Martín, para asustarlo, y le pellizque los costados del torso, dónde se encuentran las costillas, él se sobresaltó y yo quite mis manos rápidamente.
─ Ay, conchetumadre, Isabel, me asustaste. ─ Dijo con una mano en el pecho, a lo que me reí, y él respiraba agitado, exagerando, obviamente.
Creo que jamás voy a conocer a una persona tan dramática como él.
─ Esa era la idea, po. ─ Me burle.
Martín levanto una cuchara de madera y me pegó con ella, yo solté un quejido leve ante el golpe, no me pego tan fuerte, pero igual dolió un poquito.
─ Pa' la próxima ya sabei ya, te doy un combo bien dado en el hocico con esto, estai avisada. ─ Dijo juguetón y con el ceño fruncido, mientras señalaba "amenazante" la cuchara, estaba a punto de contestarle cuando el teléfono empezó a sonar.