Narra Gustavo:
Colgué la llamada con Isabel y rápidamente busqué las cosas para ir a ducharme.
Mientras me duchaba reflexione un poco sobre todo este tema con Isabel, desde que la vi ese día, entrando por esa puerta con Valentín, me llamó la atención y no solo por su atractivo físico, hay algo en ella que me atrae demasiado, como si fuera un imán y yo el metal, todavía tengo que descubrir que es lo que tanto me atrae, pero ahora que de alguna manera he convivido más con ella, me doy cuenta que tiene una personalidad increíble, es muy talentosa, creativa y se que tiene mucho potencial como artista.
Es posible que esté siendo un poco precipitado al sacar conclusiones tan rápidamente y al invitarla a salir, pero siento que con ella el tiempo parece fluir de manera natural, sin la necesidad de apresurarse, con ella siento una conexión tan genuina y especial que me hace sentir cómodo y seguro al expresarme, por eso, aunque pueda parecer apresurado, siento que con ella todo fluirá de forma auténtica y sincera.
También he notado, que cuando estamos solos en el estudio, ella se pone nerviosa, cuando le coqueteo de forma "sutil", según yo, ella reacciona nerviosa o se pone roja, se ve tan linda cuando se sonroja. Por estás reacciones pienso que ella también debe sentir algún tipo de atracción hacía mi, y no es por sonar engreído, si no que Isabel es muy expresiva, en varios sentidos, pero facialmente lo es aún más.
Entre tantos pensamientos y reflexiones, se me pasó el tiempo en la ducha, y finalmente salí, me empeze a vestir, peinar, y me eche un litro de perfume más o menos.
Cuando estuve listo, salí de mi habitación de hotel, (pues nos estábamos hospedando en un hotel con los chicos), salí y cerre la puerta.
Y en eso justo sale Zeta, que se quedaba en la habitación de al frente, y me mira con intriga, mirándome de arriba hacia abajo, con una ceja arqueada.
─ ¿Y vos, a dónde vas tan arreglado? ─ Pregunta curioso.
─ ¿Me estás celando, Zetita? ─ Digo con burla.
El volteó los ojos con diversión, antes de contestarme. ─ Para nada, pero contesta mi pregunta. ─ Dice.
─ Voy a salir a almorzar, con una amiga. ─ Dije yo, respondiendo a su pregunta.
El me miró aún más divertido. ─ ¿Qué amiga? ¿La conozco? ─ Dijo arqueando una ceja.
─ Pero que chusma que sos. ─ Le digo con una leve molestia en mi tono de voz, que metiche es este pibe.
─ Es Isabel, la mina que Valentín nos presento, a la que estamos ayudando a producir el álbum. ─ Dije finalmente.
El abrió exageradamente los ojos. ─ Pero Gustavo, a vos no se te escapa una, tiene como 16 años ella, vos siempre con las menores. ─ Dice con gracia y fingiendo sorpresa, tratando de molestarme.
─ Eh, no tiene 16, ya es mayor de edad ella, y vos sos el menos indicado para hablar de las menores. ─ Digo con leve molestia, estaba empezando a irritarme un poco.
Zeta alza sus manos en señal de rendición, algo juguetón, ante lo último que dije y luego hablo. ─ A bueno, por lo menos, ya es mayor de edad. ─ Responde Zeta con una sonrisa traviesa, a lo que yo ruedo los ojos.
─ ¿Cuáles son exactamente tus intenciones con ella? ─ Pregunta Zeta, algo serio.
─ No sé, pero no son malas, eso te lo aseguro....es que esa niñita me puede. ─ Finalizo yo, sin saber explicar verbalmente mis sentimientos por ella.
Zeta levanto las cejas curioso por mi repentina manera de expresarme, pero también al darse cuenta de que no supe cómo explicarme, supongo que se dió cuenta que Isabel tiene mucho efecto en mi, y que ha logrado eso en poco tiempo