𝕟𝕦𝕖𝕧𝕖

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Isabel:

El día de ayer quedará grabado en mi memoria durante mucho tiempo. Fue un día en el que experimenté un remolino de sensaciones, emociones que creí conocer pero que nunca antes había sentido de una manera tan potente, sentí una especie de plenitud que solo Gustavo podía provocar en mí.

Aquel día, después de estar un rato en la plaza, fuimos a otro parque, pero este tenía atracciones, subimos a varias, compramos helado, algodón. Pasamos horas juntos, compartiendo risas y anécdotas, cada momento a su lado fue como una montaña rusa, como cuando me hacía reír y de un momento a otro me hacía enrojecer y avergonzarme un poco.

Gustavo no solo está despertando emociones nuevas en mí, sino que está  intensificando las que ya conocía.

Quizás Pascal tenía razón al fastidiarme con que había algo más entre Gustavo y yo, algo que yo misma no quería aceptar al principio. Ahora veo que negar mis sentimientos reales solo prolongó la inevitable verdad.

Esas negaciones no eran del todo ciertas. Sí, al principio me sentía atraída por Gustavo físicamente; sus ojos, su sonrisa, su acento o bien su manera de expresarse, todo en él me atraía de una forma casi magnética, como un campo magnético.

Sin embargo su capacidad para escuchar, su sentido del humor que siempre lograba sacarme una carcajada, y la forma en que se preocupaba por mí hicieron que mis sentimientos evolucionarán.

Aún así, me siento algo culpable de estos sentimientos, pues él es 12 años mayor que yo, él es Gustavo Cerati, una estrella de rock, tiene miles de opciones, todas mejores que yo, él ya es un hombre de 29 años, con experiencia, que ha vivido muchas cosas ya, no veo como algo entre nosotros podría funcionar.

¿Qué tendría yo, una cabra chica de 18 años, para ofrecerle?

Gustavo a veces se porta de una manera muy coqueta conmigo, pero creo que debe ser así con la mayoría de mujeres que se le cruzan, osea es obvio, es famoso, talentoso y además es guapo, cualquier mujer le corresponde esos coqueteos o piropos. Entonces si tiene intenciones más allá del ámbito amistoso conmigo, no sé que haré, porque yo no quiero terminar con un corazón roto, pero tampoco quiero que la amistad se quiebre gracias a eso.

Además que con suerte tenemos una semana de conocernos, el debe estar piola, sin quemarse las neuronas por una cabra que conoció hace poco, y yo acá derritiendo mi cerebro por él.

Hoy día tenía que ir al estudio a avanzar con la producción del LP, y probablemente ahora si estarían todos los soda, con más personas, me intimida un poco esa idea, el estar con tanta gente a mi alrededor, pero si voy a cumplir mi sueño y estar en este medio, entonces tengo que tener arta personalidad y no voy a dejar que mi timidez influya de mala manera en todo esto.

Después de todas estos pensamientos, me levanté de mi cama, para empezar a alistarme.

Finalmente, cuando estuve lista, bajé para desayunar, y como siempre Pascal estaba haciendo el desayuno, me doy cuenta últimamente, que mi hermano es muy afortunado de tener a alguien como Pascal, ella es amable, linda, graciosa, leal y servicial, literalmente no hay día en que no esté haciendo el desayuno para el Martín y eso es muy tierno.

─ Buenos días, Pascal. ─ Saludé.

Ella se dió la vuelta y me sonrió amablemente. ─ Buenos días igualmente, Isa. ─ Dijo, devolviendo el saludo.

─ ¿Como dormiste? ─ Le pregunté.

─ Bien, bien, ¿y tú? ─ Me preguntó con amabilidad.

─ Todo bien, normal. ─ Dije suavemente.

 𝐚 𝐦𝐞𝐫𝐜𝐞𝐝 ; gustavo ceratiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora