𝄞 3. Chico coqueto

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AVYANNA

Debí sospechar que algo pasaba cuando noté que los chicos de recepción murmuraban algo de manera feliz. No esperaba encontrar el ramo de flores más lindo que me habían dado. Leí la nota y tampoco esperaba que el chico tenga buenos gustos en flores.

Las llevé adentro y no supe de mi vecino hasta tres días después que su guitarra hizo que casi me caiga del banco de la isla de la cocina donde adelantaba mis tareas.

—Ya empezó otra vez. Creo que Hades no soportó el ruido en el inframundo y lo regresó a la vida —protesté.

Traté de volver mi concentración a mis apuntes, pero simplemente el sonido me molestaba, no lo soportaba. Le escribí a mi hermano pidiendo un consejo.

Yo: ¿Cómo hacías para concentrarte en las tareas de la universidad?

A los segundos veo que está escribiendo.

Lennox: No le digas a nuestros padres, pero tomar un vino o algo de alcohol es bastante efectivo.

Yo: Gracias, ahora iré a emborracharme a la azotea :)

Había comprado una botella de vino hoy por la mañana, y no pensé abrirla tan rápido.

Agarré mi bolsa de compras y metí el vino, mi cuaderno y el libro que estaba leyendo para hacer la tarea. También tiré la llave de mi nueva casa, no quería despertar a todos si es que me quedaba afuera y tampoco molestar a Bastian y Kenzo.

Tomé el teléfono y marqué a recepción. Kenzo atendió con la voz somnolienta.

—Hola, perdón que moleste, la azotea está abierta hasta tarde.

—¿Avyanna? —Su voz sonaba cansada—. Si piensas suicidarte en tu primera semana de clases no te lo recomiendo. Enséñale a la carrera quién es la perra de quién.

—No, no pienso retroceder, solo que escuchas la guitarra de fondo. Mi vecino no me deja concentrarme y debo terminar un ensayo para dentro de tres semanas.

—Pues haz otro día tu ensayo.

—No, quiero tener tiempo libre... ¿Entonces la azotea está abierta?

—Hasta las doce.

—Genial, trataré de avanzar con mi tarea. Ah, y antes de ir a cerrar la puerta, por favor ve si no sigo ahí, a veces se me pasa la hora y no quiero terminar como un iceberg para mañana.

—Está bien, buenas noches.

Colgó y salí al pasillo. Desde fuera podía escuchar más fuerte la guitarra. Me planté delante de la puerta, lo único que hice fue dejarle una nota y lanzarla por debajo de la puerta. Luego seguí mi camino y subí al décimo piso.

El frío nocturno de Nueva York me hizo rodearme el cuerpo y caminar hasta el mueble más grande. Aquí solo se oía el tráfico, pero muy alejado, era mejor que no poder oír por una semana a causa de una guitarra.

Me acomodé y bebí directamente de la botella, podía sentir como mi garganta ardía. Nunca me había acostumbrado a beber. De hecho, creo que solo bebo en Navidad y año nuevo.

Me concentré en mi ensayo hasta que sentí pasos subiendo las escaleras.

Alcé la cabeza de mi libro y solo vi una silueta masculina. Creyendo que era un vecino cualquiera seguí en lo mío.

—Oye, ¿has sentido el temblor?

—AAA —grité —. ¿Qué temblor?

—Es que estoy moviendo cielo, mar y tierra para que me hagas caso. — Antes de que responda, sigue hablando—. Me alegra que te hayan gustado las rosas.

Operación Cupido (Pausada hasta Diciembre)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora