𝄞 5. El chico misterioso

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AVYANNA

Lo único bueno de mi semana era este momento donde voy a una librería a conseguir el cuarto libro de una saga que estoy leyendo. Tomé una chaqueta de cuero y me puse unos botines calentitos para abrigar mis pies.

Ya iba a llegar octubre en una semana y el frío de New York no perdona a nadie. El paso de las estaciones me parecía tan rápido, y solo quería que el tiempo se detenga en invierno, en una noche oscura, con copos de nieve cayendo. Y estar tumbada en mi cama con una taza de chocolate caliente, leyendo un libro hasta muy tarde.

Metí las llaves en mi bolso y salí de mi departamento.

Al bajar me encontré a tres chicos armando un rompecabezas en la entrada del edificio. Era una imagen de cinco gatos.

—Buenas tardes —saludé.

Asiel, Bastian y Kenzo, alzaron sus miradas y me sonrieron.

—¿A dónde tan guapa? —preguntó Bastian.

— A buscar a mi marido.

—¡¿QUÉÉÉÉEÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉ?!

Los esquivé riéndome.

—¿Estás casada? —preguntó Asiel.

Continué riéndome hasta llegar a la puerta.

—Ya quisiera. Voy a la librería, chicos.

—Ah —contestaron a la vez.

Me detuve un momento antes de empujar la puerta y salir, para decirles:

—Si estuviera casada ni siquiera estudiaría porque me pasaría los días escribiendo libros desde mi cómoda mansión, con un dragón de mascota y esperando a que mi marido me alimente. —Solté un suspiro—. En fin, soñar, no cuesta, me voy.

Empujé la puerta y salí, recibiendo el impacto de la fría tarde de otoño Neoyorquino. Una mano me detuvo sujetándome de la muñeca, no pude dar un paso más. Voltee y tenía a mi vecino sujetándome delicadamente.

—¿Qué pasa?

—Te acompaño a la librería, debo buscar un libro... de cocina...

—Okey —susurré.

—Dame un segundo, iré por algo.

Regresé dentro del edificio para resguardarme del frío y pude escuchar las risitas de Kenzo y Bastian que decían algo, pero no lograba escuchar nada coherente.

—¿El edificio no tiene calefacción?

Bastian giró la cabeza en mi dirección.

—No, pero siempre puedes correr a los brazos del hombre más cercano para que te quite el frío.

El flashback del cuerpo sin camiseta de Asiel apareció en mi cabeza como un rayo en una tormenta sin avisar.

Me recorrió una corriente eléctrica que puso mi cuerpo a temblar.

—Lamentablemente, los libros no me abrazarán a causa del frío.

—Alguien de carne y hueso, Avyanna —contestó Kenzo.

—¿Un perro?

Sonreí cuando ambos se llevaron sus manos a sus frentes y se dieron un golpe.

—No se permiten perros.

Bastian señaló el letrero de la pared.

—¿Y qué hay de Mochi?

—Mochi es un felino —respondió Kenzo.

Operación Cupido (Pausada hasta Diciembre)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora