Daniel Ricciardo

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Daniel acababa de bajar de su monoplaza, el choque con Stroll había causado DNF para ambos y el australiano no podía contener su enfado. El paddock se sumió en un profundo silencio el cual yo, como su novia, decidí respetar y no empeorar la situación. Levanté la mirada analizando a todos y cada uno de los presentes y una mirada hizo click. Daniel pasó muy cabreado por delante de mí y dejó que su mirada atravesara mis ojos. Sentí un poco de miedo a decir verdad, nunca le había visto así de enfadado con nada y a decir verdad esa cara daría miedo a cualquiera.
Pasaron las horas y pude ver cómo Daniel se dirigía a la zona de entrevistas, así que con distancia le seguí para poder escuchar lo que le preguntaban.

—¿Él os ha dicho que es todo culpa mía? Se me estaba pasando el enfado pero me da a mí que no —intentó respirar para no ser borde con la prensa—. Ha sido él quien no ha visto que yo estaba detrás y seguramente me lleve yo la penalización, durante el Security Car de Bottas estaba en mi posición y a la hora de arrancar, él hizo algo extraño y se colisionó conmigo. Pero bueno, hay que aceptarlo y seguir, ¿no? —se le notaba muy molesto y aunque no quisiera admitirlo en su mirada se veía más tristeza que cualquier cosa.

Siguió hablando con la prensa y su cara cada vez era más una mezcla de enfado y tristeza, desde esa oscura etapa, Daniel no había sido el mismo. Su cuerpo aceptaba la tristeza con más facilidad y luego sacarla era mucho más difícil. Por muy gracioso que fuera de normal, unos cuantos chistes no le harían nada de efecto.
La entrevista acabó y el volvió a su motor home para descansar o tratar de tranquilizarse pero a cambio se topó conmigo en el camino. Fui yo quien por no mirar se chocó con él a la hora de girar para tomar la salida a su paddock.

—Lo siento Daniel —él se había enfadado más por el choque pero al oír mi voz se relajó.
—No es nada cariño, yo tampoco te había visto.
—No sé si esto es invadirte mucho pero... ¿Puedo abrazarte? —pregunté tímida por miedo a su respuesta.
—Por favor, te necesito —agarró mis brazos y con ellos rodeó mi cuerpo. Puede notar que tenía una gran tensión encima. Apoyó si cabeza en la mía y suspiró—. Gracias por preguntar preciosa. Te amo, ¿lo sabes verdad? —asentí en su pecho y aspiré su aroma.
—Es sudor real, de un deportista profesional —hice referencia a una de sus frases célebres y sentí como se reía un poco.
—Así es Amelia, así es.
—Te has reído, eso es bueno...
—Es verdad, gracias amor mío.

Fuimos abrazados hasta su motor home por fin y nos sentamos en el sofá, Daniel no paraba de agarrar mis manos y temblaba, supuse que sería de toda la ansiedad que sentía ahora mismo. Sus brazos pasaron a rodearme y apretar su agarre. Su respiración se entrecortaba y juraría que estaba empezando a llorar.

—Daniel mi amor, ¿quieres hablar? —me giré a verle y empecé a limpiar sus lágrimas.
—Me van a penalizar Amelia —dijo entre llantos— todos los esfuerzos que hice para volver a la Fórmula 1 no valen nada. Nada lo vale, cada vez que hago algo la cago —su voz era ronca y se entrecortaba, le abracé y puse su cara contra mi pecho—. Primero la muñeca, luego todos los DNF y ahora me penalizan sin revisar si ha sido culpa de ambos. No puedo más Amelia, no sé si valgo para algo.
—No no no, Daniel, no digas eso —agarré su cara y le obligué a mirarme—. Vales mucho, ¿vale? No digas eso nunca por favor me mata que seas así contigo mismo. Eres muy importante en mi vida y eres más válido que cualquiera. Tus esfuerzos son muy importantes y han sido muy grandes. Eres un gran piloto y esto es otra racha más que vas a superar. Que vamos a superar —acaricié su mejilla y besé su frente, dejando mis labios posados en ella un buen rato.
—Te amo Amelia, muchísimo. Gracias por estar aquí desde hace años y no irte de mi lado —lagrimeaba pero su voz ya se había recompuesto—. Llegaste en una muy mala época de mi vida y me sacaste de ese pozo oscuro en el que me había encerrado. Te debo mucho, por estar conmigo —se abrazó a mi pecho y suspiró.
—No me debes nada amor, nada de nada. Soy tu novia y no voy a alejarme de ti para nada. Te amo muchísimo enserio te lo digo.

Estuvimos mucho tiempo abrazados y pasada una hora salimos para las últimas entrevistas. Daniel tenía que hablar con Yuki para ir a la zona de prensa.

—¿Todo mejor Daniel? —su compañero le puso una mano en el hombro y apretó.
—Si, gracias Yuki. Amelia ha estado conmigo.
—Me alegro. Bueno Amelia —Yuki me abrazó—, te devuelvo a tu novio en un rato.
—Adiós cielo —besé a Daniel y les vi marcharse.

Me quedé esperando en donde me dejaron los chicos y empecé a indagar en las redes sociales. Hay gente que apoyaba a Daniel, otros que decían que la penalización se la merecían ambos y los últimos que toda la culpa era suya. Había de todo y no iba a opinar sobre quien tiene la culpa o no, yo solo quiero que mi novio deje de sobrepensar y que se mejore todo lo posible.
Les vi llegar de vuelta y me enganché al brazo de mi novio para irnos. En el camino se acercaba a dejar pequeños besos en mi frente y cuando notaba el efecto que causaba en mí, sonreía. Poco a poco se estaba calmando y eso era importante. Cuidar de él es lo que considero más importante y no quiero que le pase nada grave siempre que lo pueda evitar, con lo buena persona que es no se merece todo esto.

Un capítulo de Daniel sobre lo que pasó en Suzuka para actualizar esta novela y no olvidarla. Espero que os guste y cualquier sugerencia es más que bienvenida. 
Os quieroooooo


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⏰ Última actualización: Jun 11 ⏰

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