Capítulo 4
Las clases en Hogwarts.
Acto VIII
Snape.
-Ahi mira-, -¿Dónde?-, -Al lado de la chica con el pelo desordenado-, -¿El rubio?-, -¿Haz visto su cara?, ¿haz visto su ojo?-, los murmullos siguieron a Naruto desde el momento en el que al día siguiente salió del dormitorio, los alumnos que esperaban se ponían de puntillas para mirarlo, o se daban la vuelta en los pasillos observando con atención.
Naruto deseaba que no lo hicieran, porque intentaba concentrarse para encontrar el camino de su clase con Hermione, en Hogwarts habían 142 escaleras, algunas amplias y despejadas, otras estrechas y destartaladas, algunas llevaban a un lugar diferente los viernes, otras tenían un escalón que desaparece en mitad del camino y había que recordarlo para saltar, después había puertas que no se habrían, a menos que uno lo pidiera con amabilidad o le hiciera cosquillas en el lugar exacto, y puertas que no eran sino en realidad sólidas paredes que fingían ser puertas, también era muy difícil recordar dónde estaba todo, ya que parecía que las cosas cambiaban de lugar continuamente, las personas de los retratos seguían visitando unos a otros, y Naruto estaba seguro que las armaduras podían andar.
Los fantasmas tampoco ayudaban, siempre era una desagradable sorpresa que alguno se desliza por la puerta que se intentaba abrir, Nick casi decapitado siempre se sentía contento de indicar el camino a los nuevo Gryffindors, pero Peeves el duende siempre se aseguraba de poner puertas cerradas y escaleras con trampas en el camino de los que llegaban tarde a clase, también le tiraba papel de gas en la cabeza, corría las alfombras debajo de los pies del que pasaba, les tiraba tizas o invisible se deslizaba por detrás, tomaba la nariz de alguno y gritaba, "Tengo tu nariz".
Pero aún peor que Peeves, si eso era posible, era el celador, Argus Filch, Naruto y Hermione se las arreglaron para chocar con él en la primera mañana, Filch los encontró tratando pasar por una puerta que desgraciadamente ser la entrada al pasillo prohibido del tercer piso, no les creyó cuando les dijeron que estaban perdidos, estaba convencido de que querían entrar a apropósito y los amenazó con encerrarlos en el calabozo, hasta que el profesor Quirrel que pasaba por ahí, los rescato.
Filch tenia una gata llamada señora Norris, una criatura flacucha y de color polvoriento, con ojos saltones como linternas, iguales a los de Filch, patrullaba sola por los pasillos, si uno infligngio una regla delante de ella o ponia un pie fuera de la linea permitida, se escabuillia para buscar a Ficlh el cual paparecia dos segundos mas tarde.
Filch conocía todos los pasillos secretos del colegio mejor que nadie, excepto tal vez los gemelos Weasley, y podía aparecer tan súbitamente como cualquier fantasma, todos los estudiantes lo detestaban, y la mas soñada ambición de muchos era darle una buena patada a la señora Norris.
Y después, cuando por fin habían encontrado las aulas, estaban las clases, había mucho más que magia, como Naruto descubrió muy pronto, mucho más que agitar la varita y decir unas palabras graciosas, tenían que estudiar los cielos nocturnos con sus telescopio cada miércoles a media noche, y aprender los nombres de las diferentes estrellas y los movimientos de los planetas.
Tres veces por semana iban a los invernaderos detrás del castillo a estudiar herbología, con una bruja pequeña y regordeta llamada profesora Sprout, y aprendieron a cuidar de todas las plantas extrañas y hongos y a descubrir para que debían utilizarlas.
Pero la asignatura más aburrida era historia de la magia, la única clase dictada por un fantasma, el profesor Vins ya era muy viejo cuando se quedó dormido frente a la chimenea del cuarto de profesores, y se levantó a la mañana siguiente para dar clase dejando atrás su cuerpo.
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El Legado De Grindelwald (Naruto en Harry Potter)
Hayran KurguCriado como muggle, Naruto se introduce al mundo mágico y casi al instante se hace cargo de unos pecados que no le corresponden. Asi, poco a poco intentara limpiar el apellido de su familia... Aunque un percance ocurrido a una muy temprana edad, le...