El día siguiente, nos encontrábamos todos en la playa. Jugaba en la arena con Ariana y mis sobrinas, mientras los hombres se encontraban nadando, Itzel leía un libro y mi mamá, Lisa y Silvia tomaban el sol.
“Les molesta si las acompaño” nos dijo una voz; inmediatamente levanté mi mirada para encontrarme con Tomás.
“Cómo estás, Tomás? Seguro, no hay problema. Te presento a mi hermana Ariana y a mis sobrinas Génesis y Angelí” le respondí amablemente, mientras este se sentaba a mi lado.
“Mucho gusto, mi nombre es Tomás” contestó este extendiendo su mano a mi hermana.
“Un placer” fueron las palabras de esta mientras lo miraba bien.
“Pasaba por aquí y no pude evitar detenerme para invitarte a una fogata que tenemos esta noche…” comenzó a decir Tomás mientras yo lo miraba algo extraño; apenas y lo ataqué ayer.
“Fogata? Quienes?” no resistí en preguntar.
“Un grupo de chicos y chicas que nos encontramos durante esta semana. Te va a gustar.”
“Tomás, cómo estás?” preguntó Ariel llegando a nosotras, aun con el agua corriendo por su cuerpo.
“Cómo estás Ariel?”
“Bien.”
“Tomás vino a invitarnos a una fogata esta noche. Vamos?”
“Seguro, por qué no?”
“Bueno, entonces nos vemos como a las ocho. Estaremos cerca de las primeras cabañas. Los espero…” dijo Tomás levantándose del suelo y diciéndonos adiós con la mano.
Ariana se volteó a mirarme, “Estoy bajo la impresión de que a quien vino a invitar fue a ti. Pienso que Ariel no estaba en los planes de este. No es para que te sientas mal, hermano.”
“No te preocupes, Ariana” respondió este.
“Bueno, Ariana, apenas lo conocí ayer, y fue por un accidente. No me sentiré cómoda asistiendo a una fiesta donde no conozco a nadie” le dije mientras miraba a Ariel. De veras que sería difícil en situaciones como esta, donde nuestra familia quiera que nos fijemos en otras personas.
“Daniela tiene razón. De todas formas, no creo que Damián le vaya a permitir ir sola. Para eso estoy yo, para defenderla.”
“De verdad que ustedes dos son un caso. Tendrán que buscarse una pareja de mejores amigos, igual que ustedes…”
“Ya veremos Ari. Dany, quieres nadar un rato?”
“Seguro. Vamos” contesté tomándolo de la mano y caminando al agua.
Nadamos lo más adentro que podíamos. Normalmente esta era nuestra rutina de cuando niños. Luego comenzábamos las competencias de quien podía aguantar más la respiración debajo del agua.
Esta vez fue algo…parecido. Nadamos y una vez llegamos lo más lejos posible, nos hundimos en el agua, Ariel acercándome hacia su cuerpo y besándome. De veras era una experiencia nueva y única.
“No me agradó para nada que el Tomás ese viniera a invitarte a una fogata…” fueron las palabras de Ariel una vez salimos a tomar aire.
“Lo sé, Ariel. Recuerda que mientras estemos en secreto, cosas así sucederán. Solo queda de nosotros disimular y respetarnos el uno al otro.”
“Tienes razón…Tendré que controlar mis celos…”
“No te preocupes, yo también. O acaso piensas que no he notado la manera en que varias mujeres te miran?”
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Si tú me lo pides
Romance"Puedo, puedo llenarte de besos. Puedo llevarte hasta el cielo, si tú me lo pides..." Secuela de Estigma de Amor.