(5) Que puedas creer lo increíble

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El tiempo pasa demasiado rápido, dicen por ahí.  Para mí?  Bueno, tal vez no me daba cuenta para este entonces porque aun era una menor y mis únicas responsabilidades eran estudiar y ayudar en los quehaceres de la casa.  Además de respetar a mis padres y los demás; eso era importante. 

Hoy cumplía doce años y me sentía muy feliz porque tendría una fiesta con mis amigos.  Estaba en una edad que aun no era grande, pero creía serlo.  Una edad donde muchas curiosidades despierta, y por primera vez, me gustaba un chico de mi salón.

Su nombre era Alejandro, y pensaba que era el chico de mis sueños, mi príncipe azul.  Sus ojos grises y su cabello negro, junto a esa hermosa sonrisa, hacían que no me cansara de mirarlo.

                                                                                                                            

Ariel y yo continuábamos siendo los mejores amigos.  Éramos cómplices en todo, y guardábamos bien los secretos.  Sabía de las niñas que le gustaban a Ariel e incluso de su primer beso con Mariela.  Por mi parte, Alejandro era el primer niño que me gustaba y en el tablero de besos, mi puntuación era cero. 

“Daniela, llegó Ariana con Génesis” comentó mi papá desde la puerta de mi habitación.

Esa simple oración, me llenó de alegría.  Génesis era mi princesita, la hija de mi hermana, y a quien consentía cada vez que venía a visitar.  Ariana vivía lejos de nosotros y a penas nos veíamos dos fines de semanas al mes. 

“Voy enseguida” le respondí, levantándome de la cama y bajando las escaleras lo más rápido posible.

“Muñeca!” dijo Ariana al verme, inmediatamente envolviéndome en sus brazos.

“Ya soy grande, Ariana…” le susurré al oído.  Por qué para todos continuaba siendo una niña?

“De acuerdo” dijo mi hermana, mientras saludaba a mi papá.

Inmediatamente, fui y le arrebaté a la pequeña Génesis de los brazos a mi mamá.  Todos nos peleábamos por ella, aunque pronto esto no sucedería.  Kiel llevaba alrededor de un año casado, y nos habían dado la noticia de que estaban esperando un bebé.   Aun faltaban casi siete meses, pero no podíamos controlar la emoción.

“A donde llevas a Génesis?” preguntó mi mamá al ver que me dirigía hacia la sala.

“Voy a llevarla donde Ariel…”

“A penas y llegó.  Si quieres llama, para que vengan.”

“De todas formas, los veremos luego.  Papá y Lisa vienen para tu fiesta, cierto?” preguntó Ariana.

“Sí. Mamá los invitó” le dije con mis labios de lado.

“Mamá los invitó?” continuó Ariana preguntando, algo extrañada.

“Yo quería una fiesta con solamente mis amigos.  Pero mamá insistió en invitarlos a ellos, a mis abuelos y a los tuyos.”

Si tú me lo pidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora