Prólogo

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Estaba empezando a amanecer en Green Hills. Sonic y sus dos amigos seguían durmiendo mientras que Tom y Maddie, más conocidos como Lord Dona y Lady Yoga, estaban preparando el desayuno. Era un desayuno saludable, no iban a consentir a Sonic con chilidogs todo el día.

 —¡Sonic, Tails, Knuckles! ¡A desayunar!– gritaba la mujer poniendo el desayuno en platos mientras que su marido freía los huevos en una sartén.

 Tails, que ya se había levantado hace ya tiempo, dejo la creación de su nuevo artefacto a un lado para despertar a sus amigos. Miró a Knuckles, pero pensó que sería difícil despertarlo y aunque lo hiciera se iba a enfadar, así que soltó un suspiro cansado. Por otra parte, Sonic dormía plácidamente en su cama, a él si que podía despertarlo, así que cogió un vaso de agua de su mesita y se lo echó en la cara haciendo que este abriera los ojos, y se enderezara de golpe para luego mirar con una cara enfadada al remitente de la acción cometida.

 —¡Tails! ¿¡Porqué!?– se quejó levantándose de la cama para después acercarse al zorro de dos colas 

—Para despertarte. Maddie anunció que el desayuno estaba listo, yo solo hice mi trabajo de despertaros– contestó con simpleza, Sonic soltó un gruñido pesado en respuesta y seguido despertó al rojizo

 —Knucks despierta– lo sacudió un poco y este abrió lentamente los ojos 

—Déjame dormir, erizo– se volvió a tapar con las sábanas que el cobalto le había arrebatado 

—Pero ya es de día, y el desayuno está puesto– insistió, el equidna lo fulminó con la mirada para luego apartar las sábanas y enderezarse y después levantarse de la cama

 —Bien, pues bajemos– sentenció, y aún algo somnoliento el rojizo bajó del ático donde estaban

—¿Bajamos nosotros también?– le preguntó el azulado a su amigo de dos colas con una sonrisa, ignorando el hecho de que hace apenas unos minutos le había echado en la cara un vaso con agua

 —Claro– contestó devolviéndole la sonrisa, lo siguió y juntos bajaron del ático para luego dirigirse hacía el comedor 

—Buenos días dormilones– saludó Maddie con una sonrisa—Aquí tenéis el desayuno, espero que os guste. Tom casi se quema la mano al tratar de darle la vuelta al bacon– soltó una ligera risa y después sirvió el contenido de la sartén en tres platos y se los puso en la mesa—Que aproveche– se dio media vuelta para darle atención médica a su esposo, ya que tenía una pequeña quemadura en el dedo índice 

—Oye– ese "oye" llamó la atención del rojizo y el azulado—¿Creéis que Eggman vuelva?

 —Es probable– contestó el azulado mordiendo un pedazo de bacon—Quiero decir, una vez lo mandé a otro mundo y un tiempo después apareció en mi casa 

—Si, eso es cierto, ahí fue cuando te conocí– miró al rojizo—Bueno, y a ti también Knuckles 

—Ya, lo recuerdo– partió con el cuchillo un trozo de huevo frito y se lo metió en la boca para empezar a masticarlo

 —Y cuando vuelva...¿Qué creéis que traerá está vez?– comentó el zorrito mientras trataba de imaginarse que ideas de bombero se le ocurrirían al loco del bigote 

—No lo sé, pero seguro que algo que podamos derrotar– contestó el azulado seguro de si mismo. El amarillo lo miró con una sonrisa en respuesta, pero se le borró en seguida al surgir algo en su mente.

 —Y si...¿Y si está vez es más fuerte? Es decir, que no podamos con ello– tenía un mal presentimiento, algo le decía que estos días de paz que estaban teniendo no durarían mucho 

Amor de contrabandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora