9. Un peinado de púas

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—¿Con quien hablas?– preguntó con una ceja alzada el cobalto. Había entrado en el último segundo, logrando escuchar algo pero no mucho. Shadow dió un respingo y se giró a verlo.

¿Habrá escuchado demasiado?

—Con nadie, te lo estás inventando– contestó con simpleza manteniendo su compostura. Miró las cosas que traía el azulado.—Bien, pon el cubo encima de ese baúl y pásame el trapo y el limpia cristales– Sonic asintió, puso el cubo encima de su baúl y le pasó lo pedido.

Shadow agarró el trapo y le puso limpiacristales, para luego empezar a limpiar el cristal de la ventana circular que tenían ahí.

—Bien, ahora moja el trapo en el cubo y limpia la superficie de los muebles para quitar el polvo.– le lanzó el trapo y este lo atrapó para que no cayese al suelo.

Fué hacia el cubo y mojó el trapo ahí mientras que Shadow lo observaba por si hacía algo mal. Fue pasando ligeramente el trapo por las superficies de los muebles, lo hacía tan lento que el azabache comenzaba a desesperarse. Como se notaba que Sonic no había limpiado en su vida.

—Anda trae– le quitó el trapo y empezó a frotar él por las superficies, quitando el polvo al instante y tardando menos tiempo.—¿Ves? Lo tienes que hacer con más brío. Que es para hoy– le dijo en un tono pasivo agresivo. Sonic rodó los ojos.

Shadow le pasó el trapo y siguió limpiando superficies.

Al cabo de un rato, Sonic ya le iba cogiendo el tranquillo. Shadow también empezaba a entender un poco mejor a Sonic, haciendo que cuando él cometía un error, Shadow no le reñía ni nada parecido. Si no que le decía lo que había echo mal, y le ayudaba a corregirlo.

Estuvieron un rato así, hasta que se escuchó ruidos de camiones afuera.

Intrigados, los dos erizos se asomaron por la ventana para ver.

Había dos camiones de mudanza en la casa de al lado, al parecer tendrían nuevos vecinos.

—¡Chicos! ¿Os habéis enterado?– dijo el zorro de dos colas haciéndose presente en la habitación.—¡Tenemos nuevos vecinos!– anunció emocionado, Sonic se giró a verlo con una sonrisa emocionada

—¡Ya lo sé, acabamos de ver los camiones de mudanza!– contestó dando saltitos de emoción. Shadow rodó los ojos por lo infantil que se estaba mostrando Sonic ahora mismo.

—¡Vamos a conocerlos!– cerró la trampilla del ático y saltando de dos en dos los escalones el zorrito bajó del ático.

—¡Sí!– contestó el cobalto y siguió a Tails

—Pero, ¡Aún no terminamos de limpiar!– exclamó el azabache tratando de que volviera al Interior.

—¡Ya lo terminaremos luego!– contestó este. Shadow rodó los ojos, cuando él quería hacer algo, lo hacía en ese mismo instante. Y hasta que no terminara, no hacía otra cosa.

Pero Sonic era distinto, y eso era algo a lo que él se tenía que acostumbrar.

—¡Espérame!– exclamó el moreno resignado. Encendió sus airshoes y en un destello bajó del ático.

—Chicos por favor, calma.– pedía Maddie. En la puerta de la entrada se encontraban Sonic, Knuckles y Tails apelotonados. Esperando impacientemente a que la puerta se abriera, y en cuanto lo hiciera, salir disparados a conocer a los nuevos vecinos.—Uf, esto es imposible.– abrió la puerta dejando que Sonic y los otros dos salieran disparados.

Shadow observó todo esto con una poker face en la cara. ¿De verdad tenían que ser tan infantiles?

Salió de la casa y vió a los tres apelotonados alrededor del nuevo vecino que justo había salido de su coche. Pero, en el otro asiento de detrás del coche donde había salido el nuevo vecino, había otro sujeto. Aunque no se podía ver con claridad.

Amor de contrabandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora