–¿Umm?_ siguió los ojos de Alastor, ahora se dió cuenta porque lo veía tan incómodo. Estaba prácticamente encima de el restregandose sin parar en esa zona tan sensible, su rostro enrojeció por la vergüenza pero no se quitó, no sentía que fuese incorrecto estar ahí y menos al sentir que el cuerpo del ciervo estaba reaccionando a el de muy buena forma.
Sentía su rostro arder pero sabía que no era por pena, el calor que sentía iba viajando por todo su cuerpo hasta concentrarse en su zona baja, ahora no había duda su celo había comenzado. Se golpeó mentalmente se le había olvidado que no estaban ahí para hacer turismo o cumplir sus fantasías tan infantiles.
–Al, mírame_ pidió en voz baja aún si sabía que estaban solos, el otro obedeció.
–Tus fermonas..._ murmuró Alastor tragando saliva y apretando los costados de su pantalón.
–Lo se querido_ respondió guiando las manos de este a su cuerpo, primero las pasó por sus piernas y luego a su espalda esperando que captará que podía tocarlo.
El demonio radio con una sonrisa y manos temblorosas se dejó guiar por ese instinto que amenazaba con salir a flote, podía escuchar al otro suspirar así que se lleno de valor para pegarlo más a su cuerpo.
Lucifer dejo salir de golpe sus fermonas mientras sentía que iba a comenzar a mojarse, tomó el rostro del demonio beso su frente, sus mejillas y luego se dirigió a los labios ajenos, un beso diferente a los que antes se habían dado, este estaba cargado de deseo, sus salivas se juntaron. Aunque Alastor había dicho que era inexperto en todo ese asunto el sentía que sabía besar bien, dejarlo queriendo más, las manos traviesas del de rojo bajaron a su trasero, amasandolo por sobre el pantalón.
–Que atrevido_ río separándose del beso, el rostro del otro era un poema, tenía un sonrojo muy evidente y toda la pulcritud de como lo conocían los demás se había esfumado.
–Tu tienes la culpa, todo tu ser me seduce como no tienes idea_ su voz contenía un poco de estática, Lucifer sonrió y se levantó a duras penas.
–Vamos a la habitación... Hacerlo aquí será incómodo_ tomó la mano del otro que lo siguió como un pequeño ciervo y que trataba de ocultar con sus manos que su miembro se había emocionado un poco.
En unos minutos se encontraban en la habitación tenuemente iluminada con velas, la cama era sin duda enorme.
–Y bien pequeño Bambi dime ¿Quieres continuar?_ pregunto el soberano deshaciéndose de su sacó y su sombrero, no quería que se arruinaran.
Alastor trago saliva_ Si, es lo que más deseo_ respondió acercándose a él por la espalda y abrazándolo_ si me sobrepaso o mi sombra lo hace tienes derecho a castigarnos.
–Oh, ho ho tengo muy buenos castigos_ río Lucifer librándose de su agarre y guiándolo a la cama para que se recostara_ ¿Confías en mí?
–Confio como no tienes idea_ respondió mostrándole una sonrisa que hizo que el cuerpo del Omega se estremeciera.
Lucifer le dijo que se acostará mientras el desabrochaba un par de botones de su camisa para luego subirse al más alto que ahogo un sonido de asombro al sentir como comenzaba a moverse sobre el, incitandolo a hacer pero sin realmente dejarlo.
–Puedes tocar todo lo que quieras_ hablo Lucifer acercándose a su boca y dejando un beso húmedo en ella para después seguir en lo suyo, se sentía caliente y febril pero aún no estaban listos para el siguiente paso.
Alastor lo acercó nuevamente para un beso, un beso cargado de todo el deseo que llevaba ocultando desde que lo conoció. Mientras una de sus manos lo mantenía unido a él la otra se encargaba de tocar su pecho y sus tentáculos de su espalda o sus piernas. Podía oler como esas fermonas lo llamaban a hacer un completo desastre de el.
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Cuando el deseo es más fuerte // RadioApple //
ContoAunque nadie nunca lo llegó a creer sin comprobarlo por su cuenta Lucifer el gran rey del infierno era un Omega lo cual explicaría porque no lo habían visto desde que Lilith desapareció . 7 largos años habían pasado encerrado pues no se sentía segur...