La Verdad De Nuestra Historia

Capítulo 4

Aquí os dejo con un nuevo capítulo.

Antes que nada decir que, estos personajes no me pertenecen, sino que son de OUAT ABC, así como algunas de las escenas.

Podéis dejar vuestra opinión en los comentarios.

Ahora, sin más dilación, comenzad a leer.

Emma Swan había quedado esa mañana con su hijo para desayunar. Su otra madre, la madre adoptiva, Regina Mills, no tenía ni idea de eso pues Henry le había dicho que estaba con sus amigos.

Fueron a desayunar al Granny's, la cafetería/restaurante de la ciudad. Pidieron dos chocolates con nata y canela, al parecer tenían los mismos gustos.

Emma quería conocer más a su hijo, quería saber todo lo que le había pasado y lo que ella hubiera podido vivir a su lado.

Ruby, la camarera del Granny's los sirvió el chocolate, con tan mala suerte que se lo derramó en la camisa de Emma. La camisa manchada se le había pegado al cuerpo y dejaba insinuar sus curvas. Ruby inconscientemente se mordió el labio.

Insistió con Henry en que no fuera a por una camisa de su madre, pero el niño no entró en razón y fue a la casa de la alcaldesa a por la ropa. Mientras tanto, Emma fue al baño de la cafetería y se quitó la camiseta para lavar la mancha.

-Pareces muy en forma –Ruby entró en el baño y cerró la puerta con pestillo. Emma sabía lo que aquello significaba, pero no estaba muy segura de querer hacerlo.

-Es de perseguir a estafadores en Nueva York, corría todos los días –dijo sin dejar de frotar la camisa y no dándole importancia al hecho de que ella estuviera en sujetador.

Ruby se relamió al ver sus brazos fornidos y su vientre marcado. Se desabrochó un botón de la camisa dejando aún más en descubierto su pecho. Emma no pudo evitar no mirar.

-Tú tampoco estás nada mal –reconoció la rubia.

De pronto, la idea de tener sexo con ella no le pareció tan mala.

Ruby se apoyó contra la pared y siguió desabrochando su camisa. Emma, en un arrebato, tiró la camisa al lavabo y se acercó a la morena para besarla. Besos furiosos, como si la morena la fuera a comer.

Ruby giró y estampó a la rubia contra la pared. A esta se le escapó un gemido que la morena acalló con un beso. Luego mordió su cuello, dejando una ligera marca, para después bajar a la entrepierna de la rubia, ya mojada.

Bajó con furia sus pantalones y mordió por encima de su tanga. Este gemido fue más fuerte y Ruby le puso una mano en la boca para evitar que alguien las oyera.

Siguió con su trabajo en la entrepierna de la rubia mientras esta gemía de placer. Cuando terminó, Emma la cogió y la llevó a un retrete, la sentó y la abrió de piernas.

-Tienes un tatuaje de un lobo –susurró la rubia al verla desnuda la parte inferior.

-No hables –dijo la morena empujando la cabeza de la rubia contra su entrepierna.

"Menuda loba" pensó Emma.

Salió primero Ruby del baño y Emma siguió lavando su camisa. A los dos minutos volvió a entrar Ruby.

-No me digas que quieres repetir –dijo Emma.

-No, cariño, me duele la espalda del retrete. Es tu hijo, que ha venido con la camisa. Toma –le entregó una camisa azul oscura. Demasiado elegante para ella, pero no tenía nada mejor.

Se la puso y se miró en el espejo. En realidad, le quedaba bien... y olía a Regina. Amaba su olor. El corazón le empezó al latir más rápido.

Se sentó para tomarse otro chocolate, pero Mary Margaret apareció con noticias del hospital. Al parecer el John Doe, que estaba en coma, a quien Mary Margaret leía cuentos, había desaparecido.