Buenas tardes! Aquí os dejo un nuevo capítulo.
Antes que nada he de decir que ninguno de los personajes de esta historia me pertenecen, sino que son de OUAT ABC, así como alguna de las historias.
Podéis dejar vuestra opinión en los comentarios, estaré encantada de responderos las dudas.
Sin más dilación, podéis empezar a leer.
El Sr. Gold llamó a la puerta del apartamento de Mary Margaret.
-Señorita Blanchard, ¿está la señorita Swan?
Emma salió de detrás de la encimera y se aproximó con paso inseguro hacia la puerta.
-Hola, soy el señor Gold –le tendió la mano a modo de saludo- Nos conocimos a su llegada.
-Ya me acuerdo –respondió la rubia sin saber cuál era el motivo de su visita.
-Quisiera proponerle algo –miró a Mary Margaret con intención de que se fuera. Esto debía ser personal. Mary Margaret se excusó y subió a la buhardilla- Tiene que ayudarme a encontrar a alguien.
-¿Y por qué no llama a la policía? –preguntó Emma tras un rato de conversación.
-Verá, esta chica está confundida, está embarazada. No quiero arruinarla la vida, solo quiero que me devuelva lo mío. Lo bueno de que no sea policía es la discreción. No quiero que su bebé nazca en la cárcel.
-No, claro que no.
-¿Lo hará entonces? –preguntó Gold ansioso.
-Lo haré por ella.
Justo en ese momento en el que sellaron el pacto, Henry apareció en el piso. Se quedó sorprendido al ver al señor Gold con su madre. Este, simplemente se fue, cerrando la puerta tras de sí.
-Henry, ¿qué haces aquí? –preguntó Emma, cansada de que el niño se saltase los deberes para estar con ella.
-Mi madre no vuelve hasta las 5, tiene una reunión municipal.
Emma se extrañó al oír eso. Era sábado extraño día para poner una reunión. Quizá podía ser un motivo para poder hablar con ella. Desde que esa mañana había aparecido en el bar, notaba que su relación no iba muy bien.
-¿Sabes quién va a esas reuniones? –preguntó Emma interesaba, quizá se podría colar.
-Sé que va el sheriff Graham, pero no sé quién más.
Emma no necesitó más. Aceptaría el puesto de ayudante del sheriff de manera que podría ver a Regina en las reuniones y arreglarlo todo. Pero antes tenía una chica que encontrar para el señor Gold, y debía ser cuidadosa.
-¿Tú no crees que su novio tiene algo que ver con la desaparición? –preguntó Emma a Ruby. De momento no conocía a mucha gente del pueblo, así que decidió buscar a Ruby. Además es camarera del único bar de la ciudad, tiene que saber todos los cotilleos.
-Eso significaría que siguen juntos –dijo dulcemente. Sus ojos seguían recorriendo el cuerpo de Emma mientras se movía de manera insinuante- Lo cual no creo, porque la dejó tirada cuando se enteró que estaba embarazada, y no han hablado desde entonces –Emma tampoco podía apartar sus ojos de su camisa excesivamente desabotonada- Todos creen que no está lista para tener un hijo, pero se esfuerza, yendo a clases, procurando ser mejor y ordenando su vida, ¿no lo entiendes?
-Creo que sí –ese lado sentimental de Ruby la gustaba.
-Mejor mantente al margen.
-Puedo ayudarla, Ruby. He pasado por eso.
-Habla con su ex, entonces.
Emma fue donde le indicó Ruby, pero al parecer su ex no sabía nada. Al final todo resultó ser una trampa para que la chica escapara con el bebé, lejos de la ciudad.
-Me has tendido una trampa –culpó a Ruby cuando volvió al Granny's.
-Yo solo la quería ayudar.
-Has hecho justo lo contrario –Emma se quejó. Ruby resopló. En el fondo sabía que Emma la podía ayudar.
-Se ha ido a Boston.
-¿Hace cuánto que salió?
-Una media hora.
Emma condujo lo más rápido que pudo. A la salida de Storybrooke se encontró con un coche fuera de la carretera. Llamó en seguida a una ambulancia. En el interior del coche estaba la chica.
Ya en el hospital se encontró con el señor Gold. Dedujo el plan del hombre en cuanto le vio. Él se quería quedar con el bebé de la chica.
-Ningún jurado en el mundo condenaría a una mujer por querer quedarse con su bebé.
-Bien, pues, si quiere que se quede con el bebé, hará usted un trato conmigo.
-¿Qué quiere? –preguntó Emma sin miedo.
-Ah, no lo sé, pero me deberá un favor.
El señor Gold se fue con aires de grandeza. Parecía como si lo supiese todo, como si supiese todo de cada persona y su futuro. Daba bastante miedo.
Emma miró la hora. Eran casi las cinco. Tenía que llevar a Henry con su madre antes de que esta se diera cuenta de que no estaba.
-Tengo que irme –dijo Regina mientras se subía la cremallera de su ajustado vestido negro. Se retocó el pelo en el espejo y se miró. Amaba sus curvas, y llevar la ropa ajustada le hacía sentirse segura de sí misma- Le dije a Henry que estaría en casa a las cinco. ¿Nos vemos en la siguiente reunión? –dijo mientras se ponía los zapatos- Recuerda que tienes los calcetines bajo la cama.
El coche de la alcaldesa apareció justo después de que Emma dejara a Henry en casa. Mientras Emma, aparcada tras los altos matorrales que rodeaban la casa de la alcaldesa, la observaba. Regina bajó del coche, llevaba un vestido negro ajustado que insinuaba sus curvas. Se agachó para peinarse en el espejo retrovisor de su coche, dejando a Emma con unas vistas de su trasero perfectas. Era excitante observarla. Cada movimiento era sensual, con un toque elegante. La alcaldesa era sexy y no temía en admitirlo.
Sacó su móvil. Tenía que llamar a Graham y aceptar el puesto, así estaría más cerca de Regina.
-¿Su oferta aún sigue en pie?
-Naturalmente –contestó el sheriff.
-Acepto, ¿Regina no se enfadará? –se preocupó la rubia mientras observaba a la morena caminar hacia su casa.
-Me da igual, la espero mañana por la mañana.
-De acuerdo –dijo la nueva ayudante de sheriff mientras observaba a la alcaldesa. Eres terriblemente sexy.
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La Verdad De Nuestra Historia
Fanfiction"La sonrió tentándola. -¿Quiere una copa de la mejor sidra que jamás ha probado?" Todo aquello que no fue contado sobre Emma y Regina. #Swanqueen #Temporada1