•°•°•°•°•°capitulo 9°•°•°•°•°•

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Leo termino de preparar la cena, la sirvió y se sentó a esperar a Teodora. No tardaron ni 5 minutos y Teodora bajo por las escaleras.

Narra Leo
Que hermosa se veía, traía el pelo suelto y aún algo húmedo, se puso una camisa que la verdad le quedaba enorme pero se le veía bien, traía unos shorts color rosa que gracias a su larga camisa no se apreciaba bien y en sus pies llevaba unas sandalias color blanco y como siempre en sus manos llevaba su caja mágica.
La observé un momento hasta que…

-Ey!! ¿Que te pasa?- *chasqueando los dedos frente a Leo*

-¿Eh? Ah!! No nada es solo… que nunca te había visto con el pelo suelto-

-Si es que solo me lo suelto para dormir-

-Pues te queda muy bien-

-Gracias- *algo sonrojada*

Ambos jóvenes se sentaron a comer, Teodora comenzó a ver su celular mientras Leo la veía.
Al sentir la mirada de Leo sobre ella Teodora habló.

-Ey!! Oye estás más raro que de costumbre-

-Perdon es sólo que me distraigo fácilmente-

-Bueno pues está bien entonces-

Teodora y Leo terminaron de comer y Teodora se levantó de la mesa.

-Pásame tu plato iré a lavarlo-

-¿Quieres que te ayude?-

-No gracias Tú y yo cocinaste lo mínimo que podía hacer es lavar los platos-

Teodora se fue a la cocina, abrió la llave del fregadero y comenzó a lavar los platos.Mientras tanto Leo iba llegando a la barra de la cocina y se sentó a observar a Teodora, era hermosa en verdad muy hermosa, ¿Qué tenía Teodora que llamaba tanto la atención de Leo?.

Teo por su parte continuaba tallando los platos ya que además tendría que lavar las ollas que Leo utilizó para hacer de comer. Ya casi había terminado cuando sintió que alguien le agarraba de la cintura, era Leo, quién la estaba abrazando fuertemente recostando su cabeza sobre su hombro.

-¿Qué haces?-

-Quiero estar así un momento-

Teodora ya no respondió nada, secó sus manos y soltó los brazos de Leo de su cintura para voltearse.
Leo estaba algo apenado por lo que acababa de pasar, al ser ligeramente más alto que Teodora agachó la cabeza y la veía a los ojos, se veía más pequeña ahora que no traía esas botas tan altas.

Ambos se veían a los ojos sin decir una sola palabra, sin darse cuenta ambos comenzaron a acercarse uno al otro estaba tan cerca que sus frentes chocaron, sus cuerpos estaban completamente pegados y ambos podían sentir la respiración del otro sobre su boca.

Estuvieron así por un momento hasta que sonó el timbre de la casa, Teodora  reaccionó, dejó a Leo ahí y fue a abrir. Leo se quedó parado un momento hasta que también reaccionó y acompañó a Teodora, ambos abrieron la puerta y había ahí una señora, estaba llorando y traía en sus brazos una bebé, era la vecina de Teo, doña alma, ella y su familia se llevaban muy bien.

-Buenas noches Teo, disculpa la molestia, mi hijo mayor comenzó a sentirse muy mal y lo tengo que llevar al hospital pero no tengo a nadie que cuide a mi otra hija, ¿será que me puedes hacer el enorme favor de cuidarla esta noche? por favor si quieres te pagaré un poco cuando regrese-

-Sí claro No se preocupe yo le cuido a la niña pero ¿su hijo mayor está bien?-

-No lo sé comenzó a tener mucha fiebre y sentía dolor de cabeza pero ya llamé a un taxi y pasará por mí en cualquier momento solamente te quería dejar a mi niña porque no pensaba dejarla sola y sabía que no me dejarían entrar con ella al hospital-

Teodora cargó a la niña en sus brazos y Leo cargó la pañalera que traía doña Alma con las cosas de la bebé, Teo se despidió de la señora deseándole lo mejor a ella y a su otro hijo y junto con Leo entraron a la casa de nuevo.

Tiempo de amar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora