•°•°•°•°•°capitulo 4°•°•°•°•°•

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Después de un rato de caminar llegaron a dónde según Xochitl se encontraba el reloj.

-¿Segura que es aquí?-

-Claro que si-

-Bueno y… ¿ahora que?-

-Pues entras pides el reloj y te lo dan-

-¿De verdad?-

-Ay obvio no- dándole un leve golpe a Leo

-¿Entonces?-

Xochitl jaló a Leo hacia algo que parecía una pequeña casa, en realidad era una tumba pero era de una persona tan rica que era enorme.

-¿Ahora que?-

-Pues tienes que entrar ahí tomar el reloj y por lo que e escuchado una especie de espectro te hará no se que prueba para ver si eres "digno del reloj".

Tras decir esto Xochitl se sentó en una piedra la cual estaba a un lado de la entrada de la tumba y comenzó a hacer señas a Leo para que entre.
Leo solo la observó un momento y entró a la tumba.

Ya dentro de la tumba Leo camino por un rato hasta llegar a algo que parecía ser el ataúd reposando en medio del cuarto.

Leo lo examinó un momento y vio que justo en la cabecera del ataúd se encontraba un reloj, -¿Será ese?- se preguntaba Leo.

Sin nada que perder Leo tomo el reloj y se alejo un poco del ataúd cuando empezó a ver qué este se abría.

Leo quedó paralizado un momento, maldito miedo, pensó, mientras veía que un hombre de aspecto pálido con un traje completamente negro acompañado de una capa con el fondo morado y algo que parecían ser dientes muy filosos se levantaba del ataúd.

-¿Qué crees que haces con mi reloj- preguntó aquel hombre.

-L-o siento mucho, e-n verdad necesito este reloj- contestó Leo casi sin poder hablar.

-¿Y por qué habrías de llevártelo?-

-Lo necesito en verdad-

-¿Y que ofreces a cambio?-

-Lo siento, no tengo nada-

-¿Encerio pretendes que te dé mi reloj sin que me des nada?-

Leo solo agachó la cabeza mientras abrazaba el reloj.

-Solo hay una forma de que te lleves mi preciado reloj-

-¿Cuál es?-

-Tu debes ser juzgado para probar que seas de corazón puro-

-¿Qué yo qué?- dicho esto un montón de flechas comenzaron a salir disparadas en dirección a Leo quien solo pudo aferrarse al reloj y esperar a ver qué pasaba, -Por ti mi Teo-.

Dicho esto las flechas las cuales estaban solo a unos centímetros de Leo se detuvieron y cayeron al piso.

-Tu… has logrado sobrevivir a las flechas-

-¿Qué?-

-Eres el elegido - dijo el hombre para después arrodillarse ante Leo.

-¿Soy el elegido?-

-Solo nace una persona digna del reloj cada mil años y hace exactamente mil años yo fui el elegido y parece que ahora te toca a ti-

-¿De verdad?-

-Si, solo toma el reloj y úsalo con mucha sabiduría, ahora por fin puedo descansar en paz- dicho esto el hombre se levantó, regresó a su ataúd y este se cerró.

Leo se encontraba en un estado de shock, no comprendía lo que había pasado, ¿En verdad había sido tan fácil?, se sentó un momento en el piso de la tumba para meditar lo ocurrido y después salió a reencontrarse con Xochitl.

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