•°•°•°•°•°capitulo 12°•°•°•°•°•

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Teodora abrió la puerta y ahí estaba su vecina, doña alma.

-Buenos días Teo-

-Buenos días doña alma, ¿Ya está mejor su hijo?-

-Si ya está mucho mejor, de echo venía por mi bebé-

-Si claro, voy por ella-

Teodora subió para llevarle la bebé a su mamá, en cuanto entró al cuarto vió a Leo, estaba acostado en la cama, extendido como una estrella.

-¿Qué te pasa rarito?- *cargando la a la bebé*

-Estoy pensando-

-Milagro-

-¿Y tu?-

-Mi vecina volvió por la bebé, se la llevaré-

Tras decir esto Teodora bajó con la niña en brazos para entregarla a su mamá.

-Aqui está la niña-

-Muchas gracias- Teodora, ¿Cuánto te debo?-

-No se preocupe, estamos para ayudarnos-

-Bueno pues muchas gracias-

Doña alma se despidió y se fue, al cerrar la puerta Teodora se dirigió a la cocina para preparar el desayuno y ahí encontró a Leo, estaba sentado, recostando su cabeza en la barra de la cocina.

-¿Aún tienes sueño?-

-Tengo sueños, pero no de esos-

-Oye me querías decir algo antes de que fuera abrir la puerta ¿qué era?- *abriendo la puerta del refri*

Leo se levantó, se acercó a Teodora quién estaba en la puerta del refri sacando un poco de leche para el desayuno.

Leo acorraló a Teo en la puerta del refri y la miro a los ojos, ella no sabía cómo reaccionar, estaba paralizada, ella y Leo deseaban lo mismo, más no se atrevían a pedirlo.

Leo decidió darle el primer paso, mientras con una mano empezaba a abrazar de la cintura a Teodora, con la otra agarraba su mentón y levantaba su cara.

Se fue acercando a ella lentamente y lo hizo, la besó, le dio un tierno beso al cuál ella correspondió.

No duraron mucho pues no estaban preparados, además no tenían experiencia en eso.

Leo se despegó de Teodora y agachó la cabeza, estaban muy apenado por lo que había echo.

-Leo…-

-No digas nada- *susurrando con todo entre cortado*

Teodora no dijo nada más y solo se limito a abrazar a Leo enredado sus brazos en su cuello.

Duraron un rato así hasta que Teodora se cansó de de elevarse de puntas ya que aún seguía en sandalias lo que le impedía alcanzar a Leo con facilidad.

Ya que se separaron Leo se alejó de Teodora, la tomó de las manos y viéndola a los ojos le dijo…

-Teodora, tu me gustas, y me gustas mucho, desde hace tiempo he empezado a sentir esto por ti y ahora se me dió la oportunidad de decírtelo y me gustaría que podamos… estar juntos-

La cara de Teodora comenzaba a enrojecerse, no sabía que decir.

-Leo yo…- *algo temblorosa*

-Disculpame si no era lo que esperabas, no estaba preparado para esto y talvez no fue lo que tú mereces pero es todo lo que puedo hacer de momento-

Teodora no dijo nada más, tomó a Leo de las manos, se acercó a el y le regresó el beso, esta vez estaba lista y le dio tiempo a Leo de tomar aire así que duraron un poco más.

Tiempo de amar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora