Señor Ministro

CAPÍTULO 14

Hombre casado

Antonella

Observó cómo los soldados de la tropa a la cual pertenecía Harry entran cargando el ataúd del que en algún momento de mi vida fue mi mejor amigo y mi único apoyo cuando sentía que no pertenecía al hogar de los James-Mitchels.

Brenda se encuentra destrozada y no puede controlar su llanto pero Luisa es quien la acompaña en su silla, debido a que las demás nos encontramos en formación militar para brindar respeto al teniente caído.

Por más que trato de ser fuerte, me es imposible evitar las lágrimas que brotan por mis ojos.

Los soldados doblan la bandera que se encontraba sobre el ataúd y se la entregan a Christopher para que él se la entregue a Brenda. Siento que voy a romper en llanto ante tal imagen pero siento una mano sobre mi hombro la cual me brinda apoyo.

–Tiene que ser fuerte, soldado. –Dominick me susurra mientras mantiene su agarre en mi hombro.

Cierro mis ojos para contener mi ataque de llanto cuando el ataúd empieza a descender para ocultarse en la tierra y las trompetas entonando la marcha militar empiezan a sonar hasta que el ataúd desaparece completamente y el coronel nos ordena romper filas.

Observo como varios soldados van a brindar sus condolencias a Brenda.

–Gracias. –decido dejar de observar la desgarradora imagen. 

Me dirijo a Dominick por su ayuda minutos atrás.

–Siempre estaré para ti Anto, aunque no estemos juntos.

Rodeo su cuello con mis brazos para brindarle un cálido abrazo el cual es correspondido.

Nos mantenemos en esa posición un par de minutos hasta que mi mirada choca con unos ojos color caos.

Alex está en medio de mis dos progenitores que se encuentran acompañados por todas mis hermanas. Sin embargo, parece no prestar atención a lo que sea que Rick James le esté diciendo pues tiene su mirada fija en mí, la mandíbula apretada, las manos hechas puños y parece enojado.

Por alguna clase de instinto me separo de Parker, le agradezco nuevamente y me retiro.

–¿No vas a saludar a mami y papi? –pregunta Christopher a mi espalda con un tono sarcástico.

–Vete a la mierda Christopher, no estoy de humor.

Su sonrisa desaparece.

–Lamento lo de tu amigo, al parecer también era importante para ti. –tuerce los ojos.

–No seas un maldito imbécil hoy.

Levanta ambas manos en señal de paz.

–Acompañame. –le ordenó.

No refuta lo que le ordenó debido a que a él también le interesa el lugar así el cual me dirijo.

Cuando ambos nos acercamos al lugar donde se encuentra mi familia, unos ojos azules se iluminan entre lágrimas cuando me ven.

–¡Anto! –grita Emma y viene corriendo en mi dirección, logrando captar la atención de mis progenitores.

La recibo con los brazos abiertos y ambas nos fundimos en un largo abrazo en compañía de algunas lágrimas, realmente, ellos no merecen a Emma, ella es una estrella y ellos la quieren opacar.

En cuanto Rachel ve al coronel huye del lugar con la excusa de que se siente muy mal y quiere estar en su habitación, no la culpo conociendo a Christopher estoy segura que ha sido un imbécil con ella.