CAPÍTULO 6: BAJO LA LUZ DE LA LUNA.

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Mar, estaba sentada en un banco de madera , arriba, en la entrada de la bolera, cuyo nombre, el cual aún no había mencionado era Royalti.

Elena y Laura trataban de tranquilizarla, pero era imposible, Mar era un paño de lágrimas.

- Está noche Raúl se va a lamentar, - dijo Elena, -vas a ir a la disco donde va él, te pondremos irresistible, para que vea y compruebe todo lo que pierde. Y si hace falta que te vea besando a cualquier papanatas de allí, bajo la luz de la luna. La cuestión es que sufra.

- Además, iremos todas. -Añadió Laura. - Cuando llegue a casa cogeré el teléfono y localizaré a todas nuestras amigas y conocidas, va a hacer una gran noche, de esas que hacen afición.

- Pero si han dicho en el telediario que está noche lloverá. -Dijo entre sollozos Mar , y añadió - y, ¿ quien nos dice que con la noche que va a hacer vaya a salir Raúl?.

Laura se acercó a Mar, le agarró la cabeza con una mano y con la otra mano con un kleenex le limpiaba las lágrimas que resbalaban sobre su cara; y en su oído le dijo:

- Recuerda que Raúl es un tío, y todos los tíos piensan y actúan de la misma manera, y está noche va a celebrar su soltería con sus amigos bajo la luz de la luna:  va a beber como un cosaco , engañar a alguna boba y liarse delante de sus amigos, pero, lo que no sabe, es que estaremos allí para que sufra y si es posible joderle la noche, para que vea todo lo que pierde.

Laura era todo puro carácter, impulsiva y tenía mucho genio. A veces, no tenía filtro y todo lo que le pasaba por su cabeza lo soltaba por su boca. Más de una vez está peculiaridad, le había traído algún quebradero de cabeza.

Al escuchar esto, Mar se tranquilizó un poco y frotándose la mano derecha con los ojos, dijo balbuceando:

- Pero yo no quiero que sufra, quiero que vuelva...Estoy llorando, "lloro", las lagrimas caen de mis ojos. ¿Hay alguna forma o algún consejo que me puedan aportar que no sea verle disfrutar o pasárselo bien, con otra persona que no sea yo?.

Los ojos de Mar estaban rojos e hinchados. Las mangas de su camisa estaban cubiertas con manchas de rímel húmedas. Elena miraba a Laura sin saber bien que decir.

- Elena, pide un taxi, - ordenó Laura, - nos vamos a mi casa, no te vamos a dejar sola Mar, y una vez allí ya veremos mejor como lo planteamos.

- Por mí vale,- dijo Elena, el problema es que no llevo ni un duro encima.

- No os preocupéis, - dijo Mar mientras buscaba su bolso,- mi padre me dio está mañana un billete de mil pesetas, un momento,- y con tono de preocupación pregunto:- ¿Y mi bolso?, ¿lo tenéis alguna de vosotras?.

Ambas negaron con la cabeza mirándose , sabiendo en qué lugar entró ella con el y salió sin el.

- ¡Mierda!, - ¡ya sé dónde está ! ,joder, - afirmó con tristeza y pesadumbre,- en una silla debajo de un montón de chaquetas, al lado del billar donde están Raúl y sus amigos. Y no quiero bajar allí y verle de nuevo la cara, prefiero perder mi bolso para siempre. - Sentenció Mar.

- Del bolso me encargo yo, - dijo Laura, y Elena, ve tú a la cabina que está allí al fondo ,toma cinco duros y llama un taxi ,-ordenó Laura, y Elena, cogiendo los cinco duros partió-.

Laura echó un vistazo a su alrededor, sabía que el plan de ir a su casa, no funcionaría y que posiblemente lo de salir por la noche, también.

- ¡No te muevas de aquí!, permanece sentada, vengo en menos de tres minutos, cuenta del uno al ciento ochenta, - dijo bromeando Laura, empieza si quieres ya, uno, dos, tres ...

Y cuando iba llegando a la escalera que tenía que bajar, Mar le gritó:

- ¡Laura!, ¡prométeme que te comportarás y que no le dirás, ni reprocharás nada a Raúl!.

Laura se giró y afirmó con su cabeza, obviamente tenía pensado si veía la oportunidad de armarle la grande, pero ahora, se tenía que controlar. Una promesa es una promesa, y las promesas hay que cumplirlas.

Empezó a bajar las escaleras, estaban húmedas por las pisadas de la gente y algunos escalones completamente encharcados. Cuando llegó abajo, giró a la izquierda y se dirigió a la mesa de billar en cuestión.

Aunque habían transcurrido, no más de veinte minutos, la sala seguía llena de gente, al fondo, Raúl seguía allí con sus amigos, entre bromas y empujones entre ellos , como cavernícolas.

Ella se dirigió hacia ellos y Raúl, cuando se percató, la miró y le volvió la cara, pero ella la miró con su típica mirada asesina y de mala ostia.

Encontró la silla, rebuscó y ahondó entre chaquetas y chaquetones, ante la mirada desconfiada de algunos, reconoció el bolso y lo cogió ,y esta vez buscó la manera de pasar por delante de él, que se escondía sutilmente detrás de dos amigos, para mirarle con desprecio.

Salió de la bolera , giró a la derecha y empezó a subir las escaleras, pero no se encontraba bien del todo consigo misma, sabía que se lo había prometido a Mar, pero ese canalla no podía salirse de rositas.

Así que decidió, ser ella misma, algo le tenía que decir, insultar o reprochar, si no, no se quedaría tranquila , y casi al quinto escalón, se giró bruscamente, resbalando, perdiendo el equilibrio y tropezando con el chaval que iba detrás de ella, rodando hasta el primer escalón, quedando ella encima de él, cara con cara, pecho con pecho, boca con boca...

Era una situación incómoda, la postura de ellos, uno encima de otro ,tan juntos, no sabría cómo describirlos, parecía contar todo lo contrario de lo que realmente había sucedido, se miraron fijamente, se sonrojaron los dos, mientras ella cayó en la cuenta de quién estaba abajo suya, era él, el chico que se parecía a aquel cantante... el chico del paraguas rosa.

Ella se levantó  rápidamente, sonrojada y esperó a que el muchacho se levantara para pedirle disculpa. Gorka se levantó y se anticipó no dejando que ella hablase. Le preguntó si estaba bien, que si se había hecho daño , continuó diciendo que había sido un accidente y era culpa suya por no haber estado atento. Laura negó con la cabeza , afirmando con mucho sofoco de que  ella  era la responsable.

Luego, se quedaron los dos unos segundos mirándose ruborizados a los ojos, y Laura que era una chica impulsiva, que no tenía filtro, pues soltaba por la boca todo lo que pasaba por su mente, justamente en ese momento no sabía como actuar ni que decir. Por el contrario,  Gorka que era el tímido de los dos , aún le salían palabras aunque fueran sin sentido.

- Bueno,  me ha encanta de que te hayas caído, digo , quería decir, que menos mal que yo.... que me gustas que ,que me gusta no,  quiero decir que me alegro de que no te hayas hecho nada.

Y levantando el dedo pulgar hacia arriba , con  signo de bienestar , se despidió de ella andando hacia atrás, temblando y  sonriendo  y obviamente  tropezando con la escalera mecánica y cayendo de culo.

Laura rio a carcajadas, al verlo de nuevo en el suelo, despojándose de los nervios. Le tendió la mano , él se la agarró y lo ayudó a incorporarse . Asintió con la cabeza , como dando las gracias, volvió a levantar el dedo pulgar , como diciendo que estaba bien y se giró y subió las escaleras como alma que lleva el diablo.

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