CAPÍTULO 9: ES POR TÍ.

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El aforo de la discoteca Generador era de unas 300 personas. Al menos , faltando una hora para terminar, no llegaría a 250. Sin duda, como había transcurrido temporalmente la noche, había sido todo un éxito.

La hora joven empezaba a las 20:30 y terminaba a la hora bruja, a las 0:00. La edad comprendida para poder entrar, rondaba desde los 14 años a los 17.
A partir de la medianoche, hasta las 4:00 a.m. sólo podían entrar los que tenían mayoría de edad.

Muchos grupos de jóvenes se encontraban allí, era curioso, porque todos se reunían en círculos, como en perfecta sinfonía, siempre alrededor de la pista.

Luego, estaban los atrevidos, que bailaban y lo daban todo en la pista, sin pudor ninguno, la mayoría eran chicas, a los pocos chicos que estaban allí , no se les puede decir que los movimientos extraños que hacían se llamaba baile.

Por último estaban los tímidos y cortados, que bien, estaban en la barra sin moverse o bien pegados con la espalda a la pared, en ambos casos, llevaban una bebida que les duraba toda la noche.

La mayoría de ellos, eran estudiantes, posiblemente de los cinco institutos de la ciudad, mezclados con amigos y vecinos.

Pues entre tanta gente, un grupo destacaba sobre los demás. Era un grupo, de unas diez chicas, eran elegantes, vestían provocativas...eran la élite entre las demás chicas esa noche, y el deseo oculto para la mayoría de los chicos.

En ese grupo se encontraba Mar y sus mejores cuatro amigas: Elena, Laura, Cristina y Rocío. Estaban dos compañeras del instituto de Cristina, Andrea y María. Y por último se encontraban allí : Miryam, Ana y Belén, que compartieron E.G.B con Mar, pero ahora, aunque se encontraban en el mismo instituto, estaban en diferentes clases, aunque a veces coincidían en el patio, durante el recreo.

- ¿Cómo te lo estás pasando?, - le preguntó al oído Rocío a Mar, mientras bailaba lentamente.

Mar con cara de circunstancias, cerrando los ojos y moviendo la cabeza afirmó.

Las demás chicas si se lo estaban pasando bien: a Belén , a principios de la noche, un chaval se le había presentado y ahora su grupo de amigos se encontraban al lado de ellas, todas le animaban que ella diera el primer paso y no esperase, porque el muchacho, aunque a veces se acercaba y le decía cosas insignificantes, parecía que no se atrevía a dar el paso.

Luego estaba Cristina, que era un alma libre, y baila provocativamente con todos los desconocidos que se la acercaban.

Ana llevaba tres Ron Cola y parecía que poco a poco, no vocalizaba, había abofeteado un chaval y no se acordaba por qué, también  le habían besado y no entendía el por qué.

Miryam y Andrea se habían apostado a que un joven con camiseta blanca que todas las semanas se situaba cerca de ellas se les acercaría para pedirle a alguna de ellas "rollo" antes de que terminase la hora joven.

Lamentablemente el plan inicial se había ido al garete.
Raúl no había aparecido. Y Mar no estaba a gusto.
En ese momento, Ana miró su reloj y les gritó que se tenía que ir afuera a recoger a su hermana, que si alguien la acompañaba y Mar levantó el dedo índice.

- Yo también voy ,- sentenció Laura, necesito tomar un poco el aire.

Y Elena que estaba a su lado, le sonrió diciéndole que si iba a buscar a su príncipe azul.

Laura se había pasado toda la noche, recorriendo la discoteca para ir al servicio, se había acercado tres veces a la barra para no pedir nada, e incluso fue a buscar a Sandra, que dijo que esa noche, sus padres no la dejaban salir, un par de veces, en la zona oscura y chunga de la disco, donde la gente se daban el lote.

Ella casi nunca se movía del lado de Mar, y Elena, y esta se había dado cuenta.

Las tres se dirigieron al guarda-ropa, mientras comentaban la noche de Belén y lo que harían cada una si se encontrarán en su situación, a continuación, dieron su número a la joven y a cambio les devolvió sus chaquetas y abrigos.

Se acercaron a la puerta, y vieron que apenas llovía . El portero hizo un ademán si iban a salir o no, para ponerles un sello en sus muñecas por si querían regresar, y las tres estiraron el brazo.

Una vez en el exterior, las tres se agarraron y caminaron lentamente hacia la parada de bus.

- ¿A qué hora llega el autobús?, preguntó Laura.
- Sobre las 23:10 más o menos, igual con la lluvia se retrasa un poco más. - Respondió Ana.

Entonces Mar habló.

- Sé que está noche he sido un trasto, y no he sido del todo yo misma, por eso nesecito pediros un favor.

Entonces, se le empezó a humedecer los ojos, mientras hablaba.

- Laura, tú que eres su prima, ¿por qué no llamas a su casa, como quien no quiere la cosa y preguntas o averiguas si ha salido,o no? ,- preguntó mientras se seca los ojos con su mano,y añadió-, nesecito saber si está ahí en su casa, porque si no está, tendré que pensar que está noche estará con otra.

- Yo te acompañaría, dijo Ana, pero mi hermanita melliza, es capaz de no bajarse del autobús si no me ve. Su hermana, pensó, de qué conocería a aquél chaval que no salía de su cabeza.

- Está bien, respondió de aquella manera típica de Laura, a ver que me invento o se me ocurre para llamar a mis tíos un sábado a estas horas. Siempre y cuando, esa cabina de enfrente funcione y no sé la hayan cargado los kinkis.

Entonces Mar la abrazó y le dió dos besos, y le dijo que la quería.

Mar, quería o más bien necesitaba llorar, así que a sabiendas que no la creerían , dijo que las esperaría allí, que necesitaba fumar un cigarro. Y ambas lo consintieron, porque sabían, que ella necesitaba estar sola.

Acto después, Ana y Laura, caminaron un trecho juntas, hasta que Laura giró hacia la derecha , camino a la cabina y Ana, que andaba un poco raro, por las copas, direccion parada de autobús, mientras notaba que una chica subida en una moto la miraba fijamente.

Cuando las vió alejarse lo suficiente, Mar rompió a llorar.

El autobús paró, iba casi vacío y la primera persona que bajó, era una chica con una boina negra y un collar de Ying Yang, igualito al que también llevaba Ana.

Obviamente ese detalle y el parecido de ambas, denotaban que eran hermanas.

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