Después de llegar a casa tropezando por todo el camino hasta llegar al cuarto. Lo hicimos varias veces hasta llegar ambos a unos fantásticos orgasmos diría yo demasiados intensos.
Lo miro y no me lo creo, estar aquí junto a él y tanto lo negué y aquí estoy a su merced y amándolo cada día sin saber si el a mí. Me saca de mis entre sueños cuando aprieta sus labios suaves contra los míos sin dejar de mirarme. Le pongo los brazos sobre los hombros y acepto su peso cuando entierra la cara en mi cuello y suspira. Su excitación es tremenda y palpita contra mi muslo. Muevo la cadera para que quede justo en mi abertura.
—Me cabreas hasta la locura, señorita —susurra en mi cuello. Levanta las caderas introduciéndose despacio en mí otra vez, con un gemido ahogado. Yo también gimo y aprieto todos y cada uno de mis músculos a su alrededor—. Por favor, no vuelvas a hacerlo.
Me busca la pierna y desliza el brazo bajo mi rodilla. Tira de ella para colocársela encima del hombro y luego apoya la parte superior del torso en los antebrazos. Lentamente, se retira y vuelve a entrar mientras me mira fijamente.
—Lo siento —susurro con los dedos enredados en su pelo. Vuelve a salir y a continuación empuja con un gemido.
—Emma, todo lo que hago, lo hago para protegerte y mantenerme cuerdo. Por favor, hazme caso.
Gimo al recibir otra embestida deliciosa y profunda.
—Lo haré —confirmo, pero soy consciente de que estoy desbordada de placer, cansada sin casi fuerza de discutirle y de que, una vez más, puede hacerme decir lo que quiera. No necesito que me protejan, excepto de él, tal vez.
Me mira.
—Te necesito. —Parece abatido, y eso me deja fuera de juego—. Te necesito de verdad, nena.
Estoy atontada de placer, me ha engullido por completo, pero no puede seguir diciendo esas cosas así como así, al menos no sin aclarármelas. Me tiene hecha un lío con tanto mensaje en clave. ¿Es que confunde necesitar con desear? Yo he ido más allá del deseo y me da un poco de miedo haberme adentrado en el territorio de necesitar de verdad a este hombre.
—¿Por qué me necesitas? —Tengo la voz ronca y áspera.
—Te necesito y ya está. No me dejes, por favor. —Vuelve a sumergirse en mí, lo que provoca un gemido mutuo.
—Dímelo —gruño, y aprieto sus hombros con fuerza, aunque me aseguro de sostenerle la mirada. Quiero algo más que sus acertijos liosos. Las aguas superficiales se están enturbiando.
—Acéptalo y besa me. —Lo miro, dividida entre mi cuerpo, que lo necesita, y mi mente, que lo que necesita es información. Entra y sale de mí sin prisa, a un ritmo de ensueño que hace que la exquisita presión vuelva a acumularse gradualmente. No puedo controlarlo—. Besa me.
Mi cuerpo gana, acerco su cara a la mía y lo beso, venero su maravillosa boca mientras él se hunde en mí y vuelve a salir rotando las caderas. La tensión mecánica de mi cuerpo entra en acción cuando alcanzo el punto álgido del placer y empiezo a temblar al borde de la liberación. Se me escapa el aire en jadeos cortos y punzantes, pero intento controlar mi inminente orgasmo.
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Maravilloso Secreto.
RandomEste libro te poseerá hasta incluso será una pasión más arrolladora. Una historia perversamente romántica. "¿Pero será un amor por el que merece la pena apostarlo todo?" Emma Morgan una joven española que vive en Holloway, Londres donde ha intent...