Cruzo la puerta principal de casa de Irene y subo la escalera como una zombi.
Irene no hace el menor intento por sonsacarme información. Me deja tirarme en el sofá hecha un mar de lágrimas y me trae una taza de té.
Abro los ojos del susto cuando oigo que la puerta principal se cierra de un portazo. Irene corre a la barandilla.
—Es Daniel —me tranquiliza al volver al salón.
—¿Tiene llave? —pregunto.
Irene se encoge de hombros, pero esta pequeña noticia me hace sonreír para mis adentros. ¿Se la quitará en vista de los últimos acontecimientos? Suena mi móvil y rechazo la llamada... otra vez.
Daniel aparece en el salón, tan nervioso como lo estaba antes. Las dos observamos su interpretación ya que su mirada salta de Irene a mí unas cuantas veces.
Se acerca a mi amiga y la saca del salón casi a rastras agarrándola por el codo.
—Tenemos que hablar —la apremia. Estiro el cuello y veo que prácticamente la arroja al interior de su dormitorio y cierra de un portazo.
Yo estoy tumbada en el sofá, con la taza de té apoyada en el estómago y los ojos cerrados, pero vuelvo a abrirlos muy pronto. Tengo las imágenes de Dylan grabadas en mi mente y, con los ojos cerrados, sin ninguna otra distracción visual, las veo aún con más claridad. No voy a ser capaz de volver a dormir nunca más. Todo iba estar bien porque siento que todo se ha ido a la mierda.
El móvil vuelve a sonar. Lo cojo y le doy con fuerza al botón de rechazar, sin dejar de mirar al techo del salón.
Nunca he sentido un dolor así. Es insoportable y no tiene alivio. ¿Es el dueño de un maldito putero pijo ? ¿Por qué? ¿Por qué no podía ser un club de riquillos o un club de golf? O... el dueño de un hotel. Algo normal! Sabía que algo no cuadraba, que había algo peligroso algo. ¿Por qué no me paré a pensar en ello? Sé exactamente por qué: porque no se me permitió, porque no se me dio la oportunidad. Por que soy una idiota!
Me incorporo cuando oigo los gritos agudos de Irene en el descansillo, seguidos de los tonos apaciguadores de Daniel, que está intentando calmarla.
Mi amiga sale zumbando de su habitación con Daniel detrás. Intenta detenerla.
—Quítame las manos de encima, Daniel. Tiene que saberlo es mi amiga.
—Espera... Irene...¡Aaaaayyyy! ¿Por qué coño has hecho eso?
Irene aparta la rodilla de la entrepierna de él y lo deja hecho un ovillo en el suelo. Entra en el salón y se me queda mirando con sus ojos lleno de conmoción.
—¿Qué? —pregunto con recelo. ¿Qué tengo que saber?
Lanza una mirada de odio a Dan cuando éste entra agarrándose la entrepierna. Me pregunto por qué Dan parece tan arrepentido cuando es Irene la que acaba de pegarle un rodillazo en los huevos. Ella señala una silla con muy malas maneras para ordenarle en silencio que se siente. Daniel cojea hasta llegar al asiento y se acomoda con un silbido de dolor.
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Maravilloso Secreto.
RandomEste libro te poseerá hasta incluso será una pasión más arrolladora. Una historia perversamente romántica. "¿Pero será un amor por el que merece la pena apostarlo todo?" Emma Morgan una joven española que vive en Holloway, Londres donde ha intent...