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Los dos se quedaron viéndose uno al otro, al darse cuenta, la chica rápidamente apartó la mirada de él y volvió su mirada hacía las olas del mar.
El chico siguió mirándola, creía que era realmente preciosa, sin embargo, la chica trataba de mantener esos pensamientos lejos, no quería admitirlo ni si estuviera a pocos segundos de morir.

— ¿Quieres meterte al agua? —Habló la chica, para calmar un poco la tensión que se encontraba entre los dos.

El chico de rastas asintió y finalmente dejó de mirarla, la chica sonrió y corrió hacía el mar azul que se encontraba frente a ellos. La chica llegó a la orilla y se sacó el pantalón pijama que tenía, así dejándose ver unos shorts cortos.

Al ver esta situación, el de rastas dirigió su mirada a su trasero. Sintió como sus mejillas se calentaron y se golpeó a él mismo.

— No, ahora no puedes despertarte. — Se dijo a sí mismo, o a su amiguito de abajo.

Se acercó a la chica, la cual ya se encontraba en la orilla, casi dentro del mar.

— Ten cuidado por favor. —Le gritó desde lejos el de rastras. La chica asintió y se sumergió en el agua.

— ¡Ven! —Le dijo la chica a el de rastas, el suspiró, sin querer sacarse su pantalón, entró solo en la orilla del agua, sin dejar que su cuerpo entre por completo.

— Bien, aquí me tienes. —Dijo él chico, la castaña suspiró.

— Entra completo, ¿O le tienes miedo al agua? —La chica se rió y el de rastas puso sus ojos en blanco. Ella metió su cuerpo completo en el agua y comenzó a nadar, las luces azules brillaban a medida que la chica se movía en el agua.

Tom's pov.

No quería mojarme por completo, ya que había comprado mis pantalones hace unos días, eran prácticamente nuevos.

De repente no escuché a Sarah moverse en el agua, la busqué con la mirada y no la encontré. El pánico comenzó a llenar mi cuerpo, mientras caminaba de un lado a otro, tratando de ver a Sarah.

— ¿Sarah? — Hablé, nadie respondió. — ¡Sarah! — Volví a hablar, nadie respondió. En ese momento sentí una preocupación que no había sentido nunca, no tuve cerebro para nada, me tiré en el agua. Vi como unos cabellos se apreciaban por afuera del mar, pero el cuerpo se encontraba abajo.

Rápidamente nadé hasta él, estaba demasiado preocupado, miles de pensamientos se abordaron a mí cabeza, imaginándome la muerte de esta.
Agarré el cuerpo entre mis manos, nadé de nuevo hacía la orilla y dejé el cuerpo en la arena, bajé la mirada y pude notar un piercing en su ombligo, su cuerpo estaba perfectamente alineado, sus caderas eran como curvas, daría todo por tocar estas, pero mi única preocupación era como se encontraba ella.

— ¿Sarah? ¡Responde por favor! — Comencé a mover el cuerpo frenéticamente, no sabía qué hacer en estos casos, me agarré la cabeza y comencé a negar con ella, no, no se podía ir así.

En cuanto me acerqué a su boca para hacerle reanimación, escuché una risas, abrí los ojos y esta mocosa se encontraba riéndose en mí cara, alejé mi cuerpo de ella y la miré con fastidio.

— ¡Te la creíste! —Ella estalló en risas, esa risa dulce que tanto me atraía, pero en estos momentos estaba realmente enojado.

— ¡Mocosa, con eso no se juega! —Grité mientras me cruzaba de brazos, el frío del viento abrazaba mi cuerpo.

—No seas amargado, es solo una broma. —Ella se levantó del suelo y comenzó a sacudirse la arena con sus manos, yo solo podía mirarla fijamente, ¿Cómo pude bromear con algo así? Estúpida mocosa. Ella alzó su mirada, haciendo contacto visual conmigo, esa sonrisa apareció en su rostro, mostrando sus perfectos dientes. Me entraron unas ganasde agarrar y besarmela ahí mismo.

MoneyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora