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No imaginas el dolor que hay que tener en el pecho como para tener que escribir un diario como este, de esta manera.

No sé cómo decirle al mundo con palabras que no estoy bien, que llevo mucho tiempo sin estarlo.

Que quiero gritar pero ya me he quedado sin cuerdas vocales.

Que quiero huir y, sin embargo, me ancla la familia, los amigos... Me ancla la vida.

Quiero correr y no mirar atrás. Parar cuando me canse y seguir corriendo y corriendo hasta ver donde me lleva todo esto.

Hasta ver si existe el destino de verdad y que me lleve a algún lugar donde pueda empezar de cero y no como la millones de veces que me dije que todo empezaría de nuevo y mejor y fue todo lo contrario.

Ya no se cómo sentirme.

Porque doy y no recibo.

Doy pasos hacia adelante, tratando de avanzar para ser una mejor versión de mi misma porque la gente que me rodea se lo merece y, sin embargo, parece que lo único que hago es retroceder hacia atrás y hacerme más pequeña.

Porque me hundo en mi misma ya que no puedo hundirme en nadie.

Nunca obligaría a nadie a aguantarme hundida, ni yo misma me aguanto.

Creo que el problema que siempre he tenido es que confío en las personas incorrectas.

Amo a la persona incorrecta y, sin embargo, no puedo decir nada malo de él porque ya le quiero demasiado.

¿Dónde me deja eso a mi?

¿Dónde quedo yo?

¿Dónde se quedan todos esos sentimientos que juré no sentir hasta que estuviese preparada de verdad?

Supongo que no lo pude controlar.

Que cuando me di cuenta ya estaba cayendo en picado al vacío, esperando que él me cogiese en brazos y me dijese que siempre estaría para mi.

Pero siempre que lo imagino, abro los ojos y me sobresalto en la cama, porque todo es un sueño.

Porque él no me sujetará en sus brazos.

Él no me dirá que siempre estará para cuidarme.

Él no hará nada.

Porque no sabe nada.

Y no entiende que yo ya sé demasiado sobre lo que siento, y si sigo sintiendo de esta forma acabaré ahogandome en mi propio vaso de agua.

Aquel vaso que me encargué de vaciar hacia demasiado tiempo.

Y, de repente, llegaba un chaval cualquiera y lo llenaba en menos del tiempo que me costó vaciarlo.

¿Qué tienes B?

¿Qué tienes que me hace quererte tanto y de tantas formas?

DIARIO DE UNA CICATRIZ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora