Me encontraba en mi segundo año; el anterior no fue precisamente armonioso, pero lo comprendo: incluso Harry Potter enfrentó sus propias tribulaciones. Las hojas otoñales de principios de octubre capturaban mi energía, vibrando con los cálidos tonos de rojo y naranja, canalizándolas como si fuesen una bomba a punto de estallar. Presiento que este mes será tranquilo, aunque mis intuiciones suelen desviarse de la realidad. El tiempo lo dirá, al final del curso.
No disfruto de la soledad, pero se ha convertido en mi constante compañera: libros y pergaminos, resúmenes y relatos, tareas sobre tareas que debo completar antes del próximo lunes. Es viernes por la tarde, una jornada que debería ser relajante, pero para mí está lejos de serlo. Me descubro más erudita de lo que había imaginado.
Mientras camino, mis pasos crujen sobre el suelo de tierra de los patios del colegio. Considero dirigirme hacia los jardines o acercarme al lago negro, aunque no tengo suficiente valor para estar demasiado cerca de sus oscuras aguas. El aire fresco juega con un mechón suelto de mi cabello y los últimos rayos del sol tiñen el cielo de un suave púrpura.
—¿Qué lindo día, verdad? —me digo a mí misma. Hoy todo parece ir bien: he terminado la mitad de mis tareas pendientes, mi cabello rojo está perfectamente arreglado y la señorita Prince no ha hecho ningún comentario amargo sobre mis zapatos de tacón.
Contemplo el suelo con una sonrisa, esperanzada de que la tranquilidad se prolongue.
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Ruby caminaba con una expresión cautivadora, una amplia sonrisa adornaba su rostro mientras sus manos descansaban entrelazadas sobre su regazo. Sus tacones resonaban en las paredes algo desoladas de aquel pasillo, sola pero satisfecha. Sin esperar más, giró en la siguiente esquina, sin importarle el destino final.
Su corazón se sobresaltó cuando, inesperadamente, chocó contra alguien mucho más alto que ella. Soltó una risa torpe antes de darse cuenta de que se trataba de Draco Malfoy, un estudiante de su mismo curso, pero perteneciente a la casa de Slytherin.
Era un alumno que le desagradaba profundamente. La forma despectiva con la que trataba a los demás le causaba repulsión, provocándole náuseas instantáneas.
Se miraron con aversión, cada uno aborreciendo al otro. Malfoy, especialmente hostil hacia aquellos que llamaba "sangre sucia", intensificaba el aire de confrontación. Desde el momento en que sus miradas se cruzaron, la tensión se palpaba como si una tormenta eléctrica estuviera a punto de estallar.
—Cuida por dónde caminas —amenazó Ruby, ajustando el moño que adornaba su cabello.
—No mandas a nadie, sangre sucia —replicó él, con una mirada intensa en sus ojos verdes.
Ruby contuvo un grito. Ambos se separaron con miradas despectivas. No había razón para más conflictos.
La pelirroja continuó su camino, molesta, sintiendo cómo su día perfecto se desvanecía.
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—¿¡Cómo se atreve!? —exclamó Susan Bones al enterarse. —¡Deberían expulsarlo, de verdad! ¡No tiene ningún tipo de control!
La bibliotecaria frunció el ceño con un gesto de molestia, y Ruby no pudo evitar reír. Ambas estudiaban en la biblioteca, y el ambiente se prestaba para una charla entre amigas.
Susan y Ruby eran inseparables, una relación natural para ellas, pero curiosa para los demás, quienes se preguntaban cómo podían tolerarse tanto. Mientras Ruby leía, Susan escribía, y el sol descendía lentamente, cerrando otro día en el campus.
A la mañana siguiente, entre cantares de gallos, una entusiasmada y muy atareada Ruby se desperezaba para comenzar el día.
La biblioteca volvía a ser su destino principal, aunque no por elección propia, entre estanterías repletas y el olor característico de los libros antiguos, se sumergió en la sección de hechizos menores, un tema que necesitaba reforzar para la próxima prueba.
Mientras hojeaba un voluminoso tomo, escuchó unos susurros que provenían del final del pasillo.
Con cautela, se acercó y descubrió a un grupo de estudiantes más jóvenes, claramente primerizos, que parecían perdidos entre tanta información. Con una sonrisa, decidió ofrecer su ayuda.
—¿Buscan algo en particular? —preguntó con amabilidad, recordando sus propios días de confusión.
Los jóvenes se giraron hacia ella, sus rostros iluminándose al reconocerla como una alumna mayor.
Después de algunos minutos de conversación, Ruby les explicó cómo organizar su búsqueda y les recomendó algunos libros que les serían de gran ayuda.
Agradecidos, los novatos la miraron con una mezcla de respeto y alivio. Ruby se alejó, sintiéndose útil y un poco más ligera de espíritu.
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Al salir de la biblioteca, la tarde ya había caído y un viento fresco anunciaba la cercanía del invierno.
Ruby se abrazó a sí misma mientras caminaba hacia el Gran Comedor para cenar. El cielo estrellado sobre ella parecía un tapiz de oscuros azules y brillantes destellos.
Al entrar, el bullicio de las conversaciones y el cálido resplandor de las velas flotantes la envolvieron.
Se dirigió a su mesa habitual y notó que un grupo de compañeros de casa discutía animadamente sobre el torneo de Quidditch que se aproximaba. Sus compañeros la recibieron con entusiasmo, compartiendo teorías y predicciones sobre los próximos partidos.
La risa y la camaradería de la cena mitigaron los pensamientos pertinentes sobre Malfoy.
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Hola! Nueva historia, como pueden ver. Seguramente actualizaré cada semana, así que esperen los caps, porque esta vez (si no me olvido) si los publicare. Los tqm! <3
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MOON ✔
FanfictionRuby brillaba como la luna, aunque Draco no quisiera admitirlo. . A Ruby Rosewood nunca le cayó bien Draco Malfoy, siempre lo vió como un desgraciado hijo de personas corruptas y horribles, pero una misión inesperada los hará trabajar juntos y forj...