redención / 005

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Mientras los pasillos de Hogwarts retomaban su habitual bullicio con el inicio de un nuevo día, Draco Malfoy se encontraba más contemplativo que de costumbre. Desde la ventana del aula de pociones, observaba cómo Ruby y Susan Bones compartían risas, sumergidas en una conversación que parecía excluir al mundo entero. La familiaridad y la calidez entre ellas eran evidentes, y algo dentro de Malfoy se retorcía ligeramente al verlo.

Desde la aventura nocturna en la caverna, sus sentimientos hacia Ruby habían comenzado a cambiar, tornándose más complejos. Al principio, creyó que su reciente colaboración simplemente había fomentado un respeto mutuo, pero ahora, observándola con Susan, un atisbo de celos se asomaba, revelando una faceta de sus emociones que no estaba preparado para enfrentar.

Susan, con su carácter enérgico y decisivo, siempre había sido cercana a Ruby. Juntas, formaban un equipo formidable en Duelos Mágicos y se apoyaban mutuamente en clases. La manera en que Susan se inclinaba hacia Ruby, su risa fácil y su evidente admiración, todo ello dibujaba un cuadro de amistad y complicidad que a Malfoy le parecía casi envidiable.

—Malfoy, ¿vas a participar hoy o simplemente te quedarás mirando por la ventana? —La voz de Blaise Zabini lo sacó de sus pensamientos con un tono ligeramente burlón.

Malfoy se giró, su expresión endureciéndose momentáneamente antes de responder con su típica frialdad. —Solo estaba pensando en la próxima prueba de pociones. Slughorn probablemente querrá algo complicado, considerando que estamos cerca de los exámenes.

Blaise observó la dirección de su mirada anterior y sonrió con astucia. —¿Pensando en la prueba o en cierta compañera de clase?

—No digas tonterías, Blaise —replicó Malfoy, aunque el calor en sus mejillas podría haber delatado sus verdaderas preocupaciones.

A medida que la clase de pociones se desarrollaba, Malfoy no podía evitar lanzar miradas furtivas hacia Ruby. La forma en que ella manejaba su caldero, su concentración al añadir ingredientes, incluso su fruncir ocasional del ceño, todo parecía captar su atención de manera inexplicable. No obstante, cada vez que sus ojos se cruzaban, Malfoy desviaba la mirada, temeroso de que sus propios ojos revelaran más de lo que quería admitir.

Después de la clase, mientras los estudiantes salían en un torbellino de conversaciones y risas, Malfoy se acercó a Ruby con una excusa débil sobre discutir una nota de la clase. Ruby, con su habitual disposición abierta, asintió y se apartaron a un lado del bullicioso pasillo.

—He estado pensando en nuestra... colaboración en la caverna —comenzó Malfoy, buscando las palabras correctas—. Fue... efectiva. Quizás deberíamos considerar trabajar juntos en futuros proyectos o asignaciones.

Ruby lo miró con una mezcla de sorpresa y consideración. —Eso suena... sorprendentemente razonable, Malfoy. Estoy de acuerdo en que trabajamos bien juntos. ¿Estás seguro de que esto no tiene que ver solo con obtener una buena nota?

—No todo es sobre notas, Ruby —dijo Malfoy, su tono más suave de lo habitual—. Pero, sí, sería beneficioso para ambos.

Ruby sonrió, su escepticismo inicial desvaneciéndose un poco. —Bien, entonces. Vamos a ver cómo nos va.

Mientras se separaban, Malfoy sintió un leve alivio, pero también una curiosa sensación de anticipación. Admitir que quería pasar más tiempo con ella bajo el pretexto de estudios era una cosa; enfrentar la verdadera naturaleza de su interés era otra completamente distinta.

Más tarde ese día, al ver a Ruby y Susan juntas de nuevo, Malfoy no pudo evitar reflexionar sobre sus propias relaciones. Comparadas con la relación abierta y sincera entre Ruby y Susan, las suyas siempre habían sido calculadas y, a menudo, frías. La amistad parecía algo tan fácil para Ruby, mientras que para él, siempre había sido un juego de poder y alianzas.

El reconocimiento de sus sentimientos emergentes por Ruby era desconcertante. ¿Era posible que Draco Malfoy, criado en la frialdad y el cálculo, estuviera realmente empezando a caer bajo el hechizo del genuino afecto, quizás incluso del amor? Aún no estaba listo para responder a esa pregunta, pero sabía que, sin importar la respuesta, su mundo estaba cambiando, impulsado por una bruja que desafiaba todas sus expectativas.

Ruby, siempre perceptiva y aguda en su comprensión de los demás, había empezado a notar un cambio en Malfoy que la desconcertaba. Desde su inusual propuesta de trabajar juntos en futuros proyectos escolares hasta la forma en que sus ojos a veces la seguían en clase, había un cambio en su comportamiento que no podía atribuir simplemente a la casualidad.

En el comedor, mientras compartía la mesa con Susan, Ruby observaba de reojo a Malfoy. Lo veía interactuar con su círculo usual de Slytherins, pero sus ojos a menudo se desviaban hacia donde ella estaba. Al principio, pensó que se trataba de su habitual vigilancia, tal vez esperando algún paso en falso de su parte para tener algo con que cargar contra ella. Pero poco a poco, esos momentos de observación parecían menos críticos y más... curiosos, casi como si tratara de descifrar un acertijo.

—Ruby, ¿has notado algo raro en Malfoy últimamente? —preguntó Susan, siguiendo la mirada de Ruby.

—No estoy segura —respondió Ruby, algo pensativa—. Parece, no sé, diferente. No es tan cortante como antes. Y ha estado... bueno, casi amable.

Susan rio entre dientes. —Amable y Malfoy no son palabras que suelo usar en la misma oración. Pero sí, algo pasa. Vi cómo te hablaba hoy después de la clase de pociones. Parecía casi... ¿Nervioso?

Ruby asintió, aun tratando de juntar las piezas. —Me propuso trabajar juntos en futuros proyectos. Dijo que sería beneficioso para ambos. Me tomó completamente por sorpresa.

—Eso es extraño, incluso para Malfoy —comentó Susan, frunciendo el ceño—. Pero, ¿sabes? Tal vez la noche en la caverna lo cambió. A veces, enfrentarse a boggarts revela más sobre nosotros mismos de lo que quisiéramos.

Ruby consideró esa posibilidad. La caverna había sido un desafío no solo físico sino emocional. Habían tenido que confiar el uno en el otro de maneras que nunca habrían considerado antes, y eso había dejado una impresión en ambos, aparentemente.

—Puede ser —concedió Ruby—. Quizás vio algo en esa caverna, o quizás solo está tratando de ser estratégico como siempre. No puedo decidir si debería estar en guardia o darle el beneficio de la duda.

—Sé cautelosa, Ruby. Pero también, observa. La gente puede cambiar, a veces para mejor —aconsejó Susan, siempre la voz de la razón.

En los días siguientes, Ruby se tomó el consejo de Susan en serio. Observó, analizó y trató de entender la nueva faceta de Malfoy. Lo vio durante las clases, notando cómo sus intervenciones ya no buscaban solo destacar, sino también, ocasionalmente, apoyar puntos hechos por otros, incluso por ella. En el campo de Quidditch, donde las rivalidades solían ser más intensas, notó cómo su agresividad habitual había disminuido, como si estuviera menos interesado en los enfrentamientos y más en el juego mismo.

Esta nueva perspectiva la dejó confundida pero intrigada. A medida que pasaban los días, la idea de trabajar más estrechamente con Malfoy se volvía menos alarmante y más interesante. Quizás, solo quizás, podrían aprender algo el uno del otro.

—¿Crees en la redención, Susan? —preguntó Ruby una tarde mientras caminaban por los terrenos del castillo.

—Creo que todos tienen la capacidad de cambiar, Ruby. La pregunta es si eligen hacerlo o no —respondió Susan, mirando hacia el lago reflectante.

Ruby asintió, pensando en Malfoy. Tal vez, en este caso, estar dispuesta a ver ese cambio era el primer paso no solo para un proyecto académico exitoso, sino para algo mucho más profundo y significativo. Con Malfoy cambiando, quizás había más en juego que simples calificaciones. Quizás se trataba de entender y aceptar que incluso las rivalidades más arraigadas podrían transformarse en respeto mutuo... o incluso en algo más.

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¡Maratón! 

Nunca había hecho uno, pero quise retarme para ver si puedo llegar a lograrlo. 

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- soo

MOON ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora