cap 6

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Los pocos pagos de Tom solo fueron de ayuda para acomodarse en alquilar un pequeño cuarto de mala muerte. Sola cuatro paredes destrozadas a casi caerse, un colchón masticado por ratas y basura por doquier.
No era lo que esperaba, pero eso era mejor que dormir en las bancas de los parques. Justo, ese día era su día de descanso, no asistiría al bar en donde trabajaba. Así que tomaría ese día para visitar a Bill. Cuando estaba listo para irse, la puerta sonó. Fue sorpresa de primeras, nunca nadie venía, aparte que no tenía a nadie.

–¿Si?– Tom frunció el ceño al ver a una muchacha de unos treinta años parada en la puerta, con folders sujetados en su pecho.

– Buenos días. ¿Está es la vivienda del joven Kaulitz?

– Si, soy yo. Buenas.

– Disculpe. Mi nombre es Hanna.– extendió la mano. El mayor la estrecho y la invito a ingresar. La señorita fue amable al ingresar, pero cuando sus ojos percibieron el lugar fue de sorpresa y desagrado.–¿Este es su hogar?

– Bueno... fue para lo que me alcanzó.– el rastado rasco su brazo un poco avergonzado al ver como la señorita escaneaba cada lado del cuarto.– Disculpe ¿Quien es?

La muchacha volvió el cuerpo, sujeto la pequeña tarjeta que traía colgada en su cuello y se lo mostró a Tom.– Soy Hanna Müller, encargada del orfanato nacional del país. Vengo a asesorarme que el menor, Bill kaulitz sea llevado a un lugar estable, de buen vivir y acogedor después de su recuperación.

– Creo que este es un buen lugar.– habló el mayor.

–¿Realmente lo cree?– ambos giraron los ojos por todo el lugar. Tom trago saliva.

– Bill quiere estar conmigo, yo soy su hermano y soy mayor de edad.

– Estamos esperando que el menor sea operado. Requerimos del donador y del dinero.– Tom bajo la mirada. Recostó su cuerpo en una de las paredes y pasos una mano por sus ratas.

Tom no contaba con el dinero, había estado dividiéndose para los gastos de Bill, su alimentación de el mismo y su nuevo "hogar"

– Se que el hospital te esta apoyando con el donador, pero el dinero. ¿Cuentas con ello?

– No tengo un buen trabajo. Trabajo horas extras para apoyarme un poco más, aunque no es suficiente.– la mujer asintió.

–¿Y tus padres?– como explicarlo.

Para Tom no era fácil recordar su vida. Cuando su padre estaba con ellos, sus vidas eran muy alegres y cuando murió, fue como si esa alegría había sido arrebatada. Y cuando Simone murió, dejó aún más el vacío abierto, no había manera de no llorar al recordarlo.

– Ellos murieron...– dijo sin aliento.

– Lo siento mucho.– Tom negó con la cabeza.–¿Y no cuentas con otro familiar?– volvió a negar.– Esta bien. Creo que no tengo nada más que hacer acá.

La mujer dio paso hacia la puerta, pasando al lado de Tom. Y ahí fue cuando noto algo en él.

– Tom...– llamo la mujer. El mayor la miro confundió y con algunas lágrimas.–¿Te alimentas bien?

Últimamente Tom no estaba comiendo nada, se la pasaba bebiendo agua y algunos tragos, era para lo que le alcanzaba. Su cuerpo estaba dando señales que la alimentación faltaba en él.

– Si.– mintió. La mujer sacó un bolígrafo de su cartera y apunto algo en su cuaderno. Tom estaba más confundido, era como si todo lo que decía era malo.

– Espero sea verdad. Adiós.

Tom bajo la mirada y cerró la puerta. Grito por lo bajo algo frustrado, camino hacia un cajón, tirando toda la basura del suelo a cada paso. Rebusco en el cajón en busca de algo hasta que sus dedos lo sintieron. Sacó aquella bolsa de droga, que ya sabía usar. Aquella cosa rara era algo que le daba fuerzas, que lo refortaba demasiado como Sam se lo había comentado. Era la fuerza que necesitaba, aparte de Bill claro.

Solo los dos [Toll] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora