cap 7

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El día de hoy, Tom se sentía más que feliz, contento al mil. Sentía que la alegría era más de lo normal en su vida. Los doctores del hospital que atendía de Bill, habían dado la noticia de que el donador ya había sido encontrando, y que en poco tiempo, Bill podría ser operado.

La sonrisa no se iba del rostro de Tom para nada, era tanta la alegría que sentía que ni siquiera le importo ser regañado por su jefe por la tardanza.

– Vaya. ¿Y tu? ¿Que te ocurre?– habló Sam al lado del rastudo que solo seguía limpiando la mesa.

–¿No se ve? Estoy más que feliz.

– Si, si lo veo. ¿Pero por que?

– Mi hermano ya tiene un donador.– Sam doblo los ojos y bufó. Tom lo noto y se sintió incómodo por su reacción ante lo dicho.

– Pensé que era por los polvos que te había dado. Pug...

– Idiota. Esa mierda es una mierda, no me atudo en nada, solo me jode más.– el rastudo recibió un golpe en el pecho por el contrario, quejándose.

–¡Valora! Esa mierda como dices cuesta, así que valorada.

– No tiene ni un poco de valor.

Siguip limpiando, con la mente perdida en tan solo pensar en la sonrisa que pondría su hermanito al saber de esta noticia.

Idea que se daba Tom:

Esa sonrisa tan pura que solo Bill podía mostrarle a sus ojos

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Esa sonrisa tan pura que solo Bill podía mostrarle a sus ojos.

***

Luego del acoso sufrido por parte de los viejos verdes que llegaban al bar, Tom pudo salir del lugar y correr hasta el hospital. Entró de lo más emocionado, la luna brillaba y eso era perfecto por que daba señal de que todo saldría perfectamente bien.
Suspiro, cuando tuvo el pomo de la puerta en su mano, ya había practicado el como le daría la noticia a Bill, ya estaba listo, ya...

–¡No quiero, no!

Aquel grito, proveniente del otro lado, hizo sacar a Tom de sus pensamientos. Era el grito de su pequeño. Abrí la puerta de un tirón, casi rompiendo la cerradura. Cuando la puerta de abrí, las personas que se encontraban dentro voltearon a verlo. Todos se vieron.

Había una señora con su pareja al lado, Hanna, la encargada del orfanato de la ciudad y el doctor Robles. Tom estaba más que confundido ¿Pasaba algo?

–¡Tom!– se quejo el menor. Tom fue a él, abrazandole y recargando un beso en su frente.

–¿Que ocurre? ¿Por qué estás tan agitado.– pasó los cabellitos sueltos del menor detrás de sus orejas.

– Ellos me quieren llevar... y no quiero.

Tom giro la cabeza a las cuatro personas que lo miraban. Estaba más confundido aún, no sabía lo que pasaba. ¿Se querían llevar a Bill?

– Tom, creo que esto se debe hablar en privado, no delante del menor.– habló Hanna.

–¿Él es su hermano? Guau...– soplo la señora. Tom la miró, y también a su marido quien la sujetaba de un hombro.

– Perdón. ¿Pero quienes son ustedes?

– Ellos son los nuevos padres de Bill.

Solo los dos [Toll] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora